El 90 por ciento de las mercancías del mundo llegan a su destino por mar. Las rutas de transporte marítimo han demostrado ser un eslabón en la extensa red de cadenas de suministro internacionales. El Canal de Panamá conecta los océanos Pacífico y Atlántico y, con el 5 por ciento del tráfico marítimo mundial de mercancías, es fundamental para la seguridad de abastecimiento de Estados Unidos, China y los países sudamericanos. Como el Canal de Panamá, a diferencia del Canal de Suez, se alimenta de un lago de agua dulce, el lago Gatún, el nivel del agua es fundamental para su funcionamiento. El canal tiene un sistema de esclusas que eleva los barcos hasta el nivel del lago Gatún, de donde procede el agua. Entre 13.000 y 14.000 barcos utilizaban el paso cada año.
Sin embargo, desde noviembre de 2023, la capacidad del canal se ha visto gravemente limitada y el canal, al igual que todo el país, sufre una escasez de agua sin precedentes. Esto se debe al fenómeno meteorológico “El Niño”, que ha dado a Panamá un año excepcionalmente seco, lo que tiene importantes consecuencias para el uso de esta vía marítima central. Las precipitaciones en el lago Gatún en el periodo de mayo a diciembre, cuando normalmente se produce el 90 por ciento de las lluvias, son cruciales. Cada barco que pasa por él necesita millones de litros de agua en las esclusas, dependiendo de cuántos contenedores lleve y de lo pesados que sean. Las precipitaciones del año pasado fueron una cuarta parte inferiores a lo normal.
Restricción del número de tránsitos
Dado que el agua del lago es necesaria para el funcionamiento de las esclusas del canal, se ha restringido considerablemente el número de tránsitos -sólo se ofrecían 18 tránsitos diarios para febrero de 2024, por ejemplo- y los buques también han tenido que reducir su peso de carga. El límite de tránsitos diarios se ha nivelado ahora entre 22 y 30 buques, en lugar de los 36 a 38 que pasaban regularmente por el Canal de Panamá antes de la sequía.
En ocasiones, hasta 134 barcos permanecían en la rada frente a las entradas del canal para poder cruzar la vía navegable. Con las restricciones al tránsito en vigor desde julio de 2023, el tráfico se ha atascado a ambos lados del canal, lo que ha provocado retrasos de hasta 22 días. Esto significa que el tránsito por el Canal de Panamá lleva ahora el mismo tiempo que la circunnavegación del continente sudamericano alrededor del Cabo de Hornos. En agosto de 2022, el tiempo de espera era de unos 3 días.
Para 2050, el consumo de agua del canal se duplicará con respecto a 2015. Además, también se extrae agua del lago Gatún para abastecer a la capital del país. A medida que crezca la población de Panamá y aumente el comercio marítimo, se espera que la demanda de agua represente una proporción mucho mayor del suministro disponible para 2050, según el Gobierno. Esto significa que el fenómeno de El Niño podría causar
aún mayores trastornos en los próximos años, no sólo al transporte marítimo mundial, sino también al suministro de agua para los residentes locales.
En 2016 se realizaron inversiones por un total de casi 5.000 millones de dólares para ensanchar el canal y permitir el paso de buques más grandes de tamaño post-Panamax, ya que las dimensiones de las nuevas esclusas permiten ahora el paso de portacontenedores y petroleros de 366 metros de eslora, 49 metros de manga y 15,2 metros de calado.
Sin embargo, el componente climático ha tomado por sorpresa a las autoridades y ha echado por tierra sus esperanzas de ampliar la capacidad. Esto hace más atractivas otras alternativas, como la optimización de la red ferroviaria y de carreteras dentro de Estados Unidos y la construcción del corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, en México, actualmente en fase de planificación. Los planes para un canal seco interoceánico también están madurando en Costa Rica, donde el tráfico internacional de mercancías se transportará desde la costa atlántica a la pacífica a través de un enlace ferroviario y de autopistas.
Consecuencias económicas para un país en crisis
Para Panamá, la reducción del tráfico de tránsito y del tonelaje supone también una importante pérdida de ingresos, ya que el canal contribuye en un 8 por ciento al PIB panameño en años normales. La autoridad canalera ha calculado que la pérdida de ingresos por la crisis será de entre 500 y 700 millones de dólares en 2024.
Al mismo tiempo, el país tiene que digerir el fin de la minería del cobre a cielo abierto, después de que un referéndum y una sentencia judicial cerraran esta fuente de ingresos. El exitoso candidato conservador José Raúl Mulino, que fue elegido presidente con el 34,4 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales del 5 de mayo de 2024 e iniciará su mandato de cinco años el 1 de julio, se enfrenta a difíciles tareas para impulsar el crecimiento económico del país, evitar la insolvencia del sistema de seguridad social, atender el servicio de la deuda y controlar la ola migratoria a través del Darién.
En realidad, Mulino no quería presentarse a la presidencia, pero la inhabilitación del expresidente Ricardo Martinelli de la votación por orden judicial catapultó a Mulino de una posición de reserva como candidato a la vicepresidencia al frontrunner en la votación. Sin embargo, es probable que sus esfuerzos por formar un gobierno de unidad nacional encuentren poca respuesta por parte de los demás partidos y de un Parlamento fragmentado, donde se teme que podría implementar una política unilateral a favor del sector privado y promover la impunidad. Así pues, la crisis hídrica del canal podría acelerar también la crisis política de Panamá.