Con gran beneplácito el país recibe la grata noticia de que el cardenal Baltazar Porras ha sido incorporado como Individuo de Número a la Academia Nacional de la Historia. Ocupará el sillón dejado por Guillermo Morón, fallecido historiador venezolano de gran renombre.
La noticia nos complace porque se reconoce el gran aporte de este hombre de la iglesia católica a la historiografía patria, mediante su ardua tarea investigativa y cuantiosas obras que desentrañan los procesos sociales y politicos registrados en el pais.
En los días recientes también nos enteramos que Corina Yoris, fugaz candidata presidencial, había sido incorporada como Individuo de Número a la Academia Nacional de lass Letras. Eso reconforta el alma porque se premia el talento y los aportes de la persona por el desarrollo del país.
En el caso del cardenal Baltazar Porras, más allá de su dilatada carrera en la fé católica, es un reconocido investigador social. Un apasionado e intérprete de la historia venezolana. Ha producido innumerables escritos y textos sobre episodios que han dejado importantes huellas en el acontecer histórico de este convulsionado país.
Además, ha un permanente conferencista y oportuno facilitador para los procesos de diálogo y paz que se han dado en el país, como parte de los hechos políticos que impregnan el devenir histórico de nuestra nación. Ha ocupado cargos importantes en la estructura de la Iglesia Católica y llegó a presidir la Conferencia Episcopal Venezolana.
Este hombre de fé forma parte de la estructura jerárquica del Vaticano, con su rol de Cardenal, y no se ha quedado allí. Sigue investigando y analiza la historia como una disciplina científica que requiere de acuciosidad y rigurosidad metodológica. Por esas razones es bien merecida su incorporación como Individuo de Número a la prestigiosa Academia Nacional de la Historia.
Politólogo y profesor universitario