Rafael Fauquié: Frente a la realidad…

Compartir

 

Podemos ver nuestras palabras como una manera de intervenir en lo real. De nuestra personal experiencia, con sus aprendizajes y emociones, con sus aciertos y desaciertos, surgen las palabras. Ellas señalan nuestra manera de vivir, de elegir cómo vivir.

Recorremos el tiempo junto a voces que nos permitan bautizar las cosas con nombres propios;  testimoniar vislumbres, comprensiones, juicios… Nuestras voces: suponen una posible reconciliación con el mundo y con nosotros mismos a partir de una expresión que, por encima de todo, exigirá siempre la  autenticidad.

Podemos pensar en las palabras en un plano real e inmediato, o ir un poco más allá y convertirlas en una metáfora de algo que pudiéramos proponemos construir a lo largo de nuestra vida.

Ante una realidad tan a menudo inhóspita como la que nos rodea, frecuentemente amenazadora y siempre del todo indiferente, podemos utilizar nuestras palabras como aliciente de un espejismo que pudiese hacernos creer que el mundo existe un poco en sintonía con nuestros sueños; que, junto a nuestras voces, podemos convertir la realidad en nuestra aliada.

Reconozco en las palabras su condición de formas vivas, nunca estáticas, necesariamente distantes de rituales, códigos o formalismos; testimonios de nuestra existencia, expresiones plurales, cambiantes en sus intenciones pero, a la vez, cuerpos de muchos modos semejantes siempre a sí mismos.

Con nuestras voces somos actores y receptores. Somos actores al comunicarlas desde el sentido más exacto de nuestras experiencias. Somos sus receptores al distinguir en las voces de otros la oportunidad y elocuencia que toda expresión debería poseer.

Las palabras: existen para permitirnos expresar lo que sentimos necesario, justo, oportuno. Precisamos defender nuestra relación con ellas. Entender su importancia y atender esa importancia. Sin ellas -sentimos- es el vacío, el silencio que nos aleja de eso que, esencialmente, somos.

Saber que las palabras forman un nexo indisoluble con nuestros pensamientos, emociones y propósitos nos llevará a entender su importancia en nuestra vida, su potestad de relacionarse con aquello que nos define, con nuestra intención de vincularlas con ese afuera que nos concierne.

 

Traducción »