César Guillen: Las falsas tradiciones socialistas

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“La comuna de París” es uno de los iconos favoritos de los comunistas. Fue un levantamiento popular en París (1871) después de que Prusia (Ahora Alemania) derrotara a Francia en la guerra iniciada por Napoleón III. Los diputados franceses derrocaron a su imperio y proclamaron la República. Retirado el ejército prusiano, y debido a que París no acataba la nueva situación, la nueva II República se fue a Versalles, para así doblegar a los rebeldes.

El vacío de poder en París provocó que la Guardia Nacional tomara el mando, apoyándose en el descontento popular que exigía una república revolucionaria (Recuerdos de su revolución) y no al nuevo gobierno. Las elecciones de la Comuna (Alcaldía) fueron ganadas por la mayoría radical, instaurando un gobierno “social-autogestionario”. Frases simbólicas que siempre encontraremos a través de la historia.

El nuevo “Consejo Comunal” así llamado, incluía obreros, artesanos, comerciantes y había políticos republicanos, reformistas, socialistas, anarquistas, jacobinos, que añoraban la Revolución Francesa, lo que infiere que las emociones privaron más que las realidades.  Inclusive adoptaron “El color rojo para su bandera”. Casualmente, fue durante la época de este napoleón III, sobrino del primer Napoleón, que Francia se desarrolló industrialmente y se urbanizó tal como la conocemos en la actualidad.

La “Comuna” gobernó durante 60 días promulgando decretos revolucionarios, todos a consecuencia de la guerra. Repartieron todo, hasta acabar con las existencias. Nunca hubo unidad de propósitos y ninguna base doctrinaria. La Comuna fue reprimida con dureza, tras un mes de fieros combates calle por calle.

Hubo 20.000 muertos. Al verse perdidos los comuneros destrozaron e incendiaron más de 200 edificios y monumentos históricos. Su unidad no era ni la económica, ni la ideológica. Era una reacción producto de la derrota en la guerra y sus consecuencias del momento: la hambruna y la carestía.

Un Carlos Marx romántico y como siempre distorsionando la realidad, la describió como “la primera toma del poder del proletariado” El filósofo anarquista Bakunin, más racional, le respondió que, “sin una vanguardia organizada y una consigna clara, la comuna era una simple revuelta en nada diferente a los tradicionales saqueos de las turbas enardecidas, manipuladas por agitadores”.

Así también la tradición comunista ha manipulado en provecho de su propaganda, la famosa revuelta del “Mayo francés del 1968”. La historia, demuestra que sus orígenes en nada tienen que ver con lo atribuido. El mayo francés es una protesta estudiantil universitaria que se inicia por el fútil reclamo de que no se aceptaban jóvenes de diferentes sexos en los dormitorios estudiantiles. Estas protestas van a degenerar en disturbios callejeros, saqueos, y de los sindicatos comunistas exigiendo reivindicaciones.

Luego aparecen elementos subversivos que van a provocar daños materiales. Las consignas van desde: La revolución sexual, la droga, el imperialismo, el feminismo, el ambientalismo, Vietnam, Mao, el Che Guevara y el más insólito: “el trabajo es una maniobra capitalista”. Se le suman obreros pidiendo que se les duplique el salario, se reduzca la jornada laboral y el fin del capitalismo. ¡Una locura colectiva! Sorprende, porque eran trabajadores de la Renault, y Francia poseía para ese momento un excelente crecimiento económico y la más baja tasa de desempleo de Europa.

Fueron enormes disturbios producto más de la agitación de los comunistas y de la irreverencia de la época, que de un sentimiento racional. Estos revoltosos pedían que se instalara un gobierno revolucionario, sin saber cómo y con quiénes. El presidente y héroe de la guerra Gral. Charles de Gaulle, se negó a renunciar y fue apoyado por una manifestación de casi un millón de personas, que opacó las protestas de los pocos miles de revoltosos, que a partir de ese momento quedaron sin el apoyo popular.

El general De Gaulle triunfó en las elecciones con una mayoría aplastante.  Era tanta la confusión de los ideales de la protesta, que el presidente del partido comunista francés (Marcháis) los llamo, “burguesitos sin oficio”… y estos a su vez le respondieron que él era un “burgués comunista”. Con ello, se comprueba lo insustancial y contradictorio de esas protestas reaccionarias y de lo poco significativo que fue en realidad ese “Mayo Francés del 68”.

 

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