José Gerardo Mendoza: Se me fue un gran amigo el Dr. Ivor Ortega Franco

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Lo que acontece en la vida no se planifica simplemente sucede y no precisamente  para  causar alegría, hay noticias que nos entristece, nos frustran o marca para siempre; en mi caso, tome unos cuantos días de vacaciones con el permiso de mis lectores y editores para dar una vuelta por varios  lugares, con el deseo o un llamado de sangre de  varios  familiares como hijos, nietos, bisnietos, sobrinos y primos, que por razones que todos conocemos andan deambulando por el mundo, casi lo logre,  pero como son las sorpresas que no deseamos que nunca lleguen,  justamente  en esos días  que por alguna razón sentía pesar,  angustia,  para mi desconocimiento me sentí descompensado y pensé “ no estoy en el sitio de privilegio que Dios me ha asignado” me

Ivor ortega Franco, con quien me unió una inquebrantable amistad por casi seis décadas, que siempre rallo o sobre paso a una verdadera  hermandad, donde siempre coincidíamos  y terminábamos  con un apretón de manos o un abrazo.

Ivor, amistoso, sonriente, buen conversador de respuestas rápidas y discurso fácil, muy educado en su hablar, en su vida familiar y personal, en lo profesional predomino la ética y la decencia, fue unas de sus cualidades que le admire en grande y por eso era como mi hermano, así lo siento y lo extraño; siento un vacío en el corazón, sobre todo cuando regrese a mi Barquisimeto y en la tertulia de todos los días actualizábamos diferentes temas a todos los acontecimientos y sucesos.

Les cuento que cuando terminábamos las consecuentes conversaciones siempre las despedidas eran “bueno hermano, un abrazo y rica costumbre caroreña hasta pronto hermano” quedamos bajo conversación, ¿ epa y cuando mojamos las palabras ¿ creo que nos merecemos unos guarapazos; así fue mi amigo, consecuente, leal, amigo de verdad de sus amigos, también de vez en cuando alborotaba y decía porque no decirlo si esas eran unas de sus virtudes, por su puesto tuvo muchas cosas buenas que exhibir como buen hijo, buen esposo, buen padre, excelente abuelo, de todo eso doy fe para que su amada esposa Iliana Zallek, el amor y compañera de vida  a quien quiero como una hermana o cuñada, a quien me uno en su dolor y lloro junto a ella y a sus hijos la partida de Ivor.

Digo esto por Iliana porque es como la hermana gemela de mi esposa y compañera de vida La Nena Mendoza, quien también compartió el sufrimiento con su entrañable amiga.

Hace cerca de treinta años fueron publicados mis primeros artículos en el diario el Impulso, me llama mi amigo Ivor  y me dice ¿Epa hermano este que firma este articulo eres tu ¿Sí, soy yo, conteste, basie carajo y desde cuando eres escritor, eso para mí se me hace muy difícil, le conteste, no se preocupe Doctor que a mi también se me hace muy difícil ser abogado, pero acostúmbrese que todos los jueves este gusanito es hasta el final, cuando me imagine yo que haría este escrito a mi amigo y que a la vez iba a mojar las páginas con lágrimas.

Hace muy poco tiempo pasamos los días de carnaval juntos con nuestras esposas Iliana y La Nena en nuestra casa de campo en la hacienda La Fortuna, bajo la lluvia y el crepitar de las hojas de los árboles y el cantar de los pájaros, el vecino de al lado o sea el rio Turbio, haciendo dúo con las aves con ruido motivador de sueños, bajo unos milenarios árboles de Ceiba e Higuerón; Ivor convaleciente de una caída y yo también por una intervención quirúrgica de la columna, pero sin quejidos ni lamentos, hasta altas horas de la madrugada cada quien con una copa en la mano, mojando las palabras y con el rostro feliz, sintiéndonos triunfadores, hicimos todos en jornada por cantar esas viejas canciones de los Panchos, Javier Solís, Armando Manzanero, Los Ángeles Negros,  así como recitábamos poemas de Pablo Neruda, Andrés Eloy Blanco, Amado Nervo y Antonio Machado, cosas de momentos felices que producen  los tragos, cuando se mojan las palabras; así es la vida amigo y seguimos sin entender porque la vida es así; que Dios te tenga en el cielo amigo.

En unión a mi familia, mi condolencia a sus hijos Iliana María, Pedrito, Jesús, Antonio, María Juliana, sus nietos, sus hermanos Joel y Cristina.

Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la

Convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.

volcancito@2gmail.com

 

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