Es así. Hay mucha emoción y optimismo en los rostros de millones de venezolanos deseosos de un gran cambio político. La gente se lo merece. Los números cantan a gritos en los diversos estudios de opinión.
El país es otro. La sonrisa comienza a dibujarse en los labios de todos. Esperan impacientemente el 28 de julio para expresar su voluntad y permitir que Venezuela se levante de sus cenizas como el ave fénix.
En cada rincón la esperanza llama de nuevo. Cada quien se organiza en su espacio para acudir de manera optimista al gran compromiso electoral y defender con ganas los votos en los centros electorales. La algarabía se manifiesta en las barriadas y asambleas que organizan los dirigentes políticos y sociales.
Pero no hay que confiarse. El triunfalismo es mal consejero. Hay que estar alertas. El gobierno intentará valerse de cualquier medio para dar un zarpazo en la mesa. Prepara su artilugio con astucia. Sabe que está perdido y los números adversos le son irreversibles.
La esperanza vuelve a llamar de nuevo. Es una buena oportunidad para jugar con estrategia y realismo político. Hay que seguir organizando los comandos, reforzar el padrón electoral con un ejército confiable. Es importante seguir sumando voluntades y prepararnos para todo escenario. En política nada es descartable.
Decía Eudomar Santos, un popular personaje de la telenovela “Por estás calles”, que “como vaya viniendo, vamos viendo”. Preferimos afirmar “Hay que tener la valentía y fuerza del león y la astucia del zorro”. Músculo social y estrategia van de la mano. Sangre fría para actuar y pasión para motivar. ¡Ya veremos qué hacer ante lo que debe suceder!
Politólogo y profesor universitario
