Hemos visto a Edmundo González Urrutia recorriendo diversas barriadas de Caracas. El “candidato de todo el mundo” conversa cara a cara con los sectores populares para decirles que está con ellos y gobernará para levantar a Venezuela y sacarla del grave cuadro de miseria en que se encuentra.
Ahora Edmundo sorprende a todos al aparecer fotografiado montado en un Wolkswagen amarillo con señal de victoria. Es una imagen que se proyecta con fuerza y vende en la psiquis colectiva el esfuerzo y tenacidad de una candidatura que luce imbatible, tal como lo representa el famoso vehículo escarabajo.
El candidato de toda Venezuela es diplomático, moderado y experto en geopolítica mundial. No fue electo en primaria, por lo que se considera un outsider tan necesario en un país que ha estado sumergido en una polarización enfermiza. Ha planteado la transición política, como buen negociador de conflictos, para recuperar la institucionalidad democrática, el apalancamiento económico y la convivencia social.
Edmundo González Urrutia está posicionado en las encuestas y se proyecta como el favorito para ganar la contienda presidencial. Pero, sus seguidores no deben confiarse. Maduro, su principal adversario, pudiera llegar al 30% que es su techo y con esa cifra, más otras artimañas electorales, puede dar la pelea.
El propio Edmundo lo ha advertido. Nada de triunfalismo ni revanchismo. Hay que trabajar duramente, como el escarabajo, y organizar a los ciudadanos en la defensa del voto. Sumar y sumar es la consigna. Convencer al contrario es el compromiso. Si se trabaja de esta manera y la gente vota masivamente, como indican las encuestas, no habrá trampa que valga. Ese es el mensaje que transmite el candidato en el Wolkswagen.
Politólogo y profesor universitario
