Discurso en la celebración de los 60 años de unión matrimonial
Connotados esposos Bello Pereira
Apreciado Presbítero Juan Carlos Díaz
Estimados hijos, hermanos, sobrinos y demás familiares
Queridos amigos de El Consejo compartidores de alegrías y tristezas
Amigos todos
Con la gentil anuencia de todos ustedes deseo comenzar mi intervención agradeciendo a Dios la oportunidad de estar hoy de pie frente a ustedes para pronunciar este breve discurso sobre las bodas de diamante de dos buenos amigos Armando y Carmen, quienes comparte con nosotros un sí de sesenta años, que decirlo es fácil, pero mantenerse es complejo. Pero ustedes en estos 60 años de vida matrimonial nos han demostrado que es posible recorrer toda una hermosa vida en pareja. Una vida llena de mil recuerdos de alegría y también de logros. Ustedes representan para nosotros un ejemplo a seguir. Hoy nos reunimos para enaltecer algo más grande que el paso del tiempo, celebremos el amor, la perseverancia y la magia de estar juntos. Para mi hablar hoy aquí en este aniversario de matrimonio es un honor tan grande como el amor que estamos festejando.
Esta pareja de consejeños notables, es una institución de moral y respeto, quienes arriban a sus sesenta aniversario de vida matrimonial, donde han sido forjadores de valores en la sociedad venezolana, cada uno desde la ventana de donde les tocó ser luz para la humanidad, su familia la han construido con humildad sembrado en sus descendientes un dechado de virtudes, buenas costumbres y principios formidables.
Los Bello Pereira un apellido construido en el suelo de El Consejo es un templo que ha librado batallas en las alegrías y en las tristezas, sabiendo vencer los obstáculos con la firme y sólida unión matrimonial que hoy a decir sesenta años muchos podrán decir que es toda una vida, ciertamente, pero una vida en la cual han tenido alzas y bajas, pero que solo el amor que se juraron hace sesenta años frente a Dios en un altar ha sido el arma para contar hoy la experiencia que les erige un matrimonio ejemplar, que supera seis décadas y un lustro de armoniosa convivencia, compartiendo cada día de su vida el detalle de saberse útil a todos aquellos que acudimos a ellos para recibir un consejo, una palabra de afecto, un estímulo y la sabiduría que albergan los años vividos, que constituyen la escuela a la cual recurrimos cada vez que la vida nos da lecciones que nos llevan a corregir, allí están los dos robles, como unos libros abiertos para mostrarnos el mejor contenido de sus vidas y hacernos retomar el camino correcto.
Aunque en realidad son sesenta y seis años compartiendo, porque tal como la época lo estipulaba la piden en noviazgo a sus padres, el 08 de septiembre de 1958 (día de la fiesta patronal en honor Nuestra Señora del Buen Consejo) por el entonces joven Armando Bello, evoca Doña Carmen que el día de la petición no hubo fiesta patronal, pues todavía estaban las secuelas de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Tienen un noviazgo de 6 años y luego decidieron contraer nupcias el 2 de mayo de 1964.
Armando Bello nació en El Conejo el 06 de febrero de 1936, hijo de Petra Bello y Anastacio Martínez, descendiente de familia muy antigua de la población de El Consejo, tanto por la rama materna como la paterna, dedicados a la actividad comercial, co- fundadores de pulperías, gente honesta y trabajadora que forjaron sucesiones de bien hoy esparcidas por nuestra geografía consejeña. Es nieto por línea materna del Canario José Andrés Tovar que figura entre los cofundadores de la Sociedad del Carmen Benefactora de sus miembros el 16 de julio de 1865, además de haber instalado la primera tejería en El Consejo, precisamente al lado de la plaza Miranda justamente donde hoy funciona la funeraria. Trabajo que continuó su hijo Félix Tovar Pérez (abuelo de Armando) al instalar la primera alfarería, donde hoy funciona nuestra Escuela Juan Úslar. Nieto por la rama paterna de Don Anastacio Martínez, pionero de la música consejeña y de Doña Lucia Gil de Martínez, la niña a quien le reglaron la imagen de la Virgen Dolorosa que se venera en este pueblo cada semana santa. Es sobrino de Don Mariano Bello, el forjador de la industria manual del tabaco en El Consejo, pulpero y tamborilero del viernes santo.
Carmen Cecilia Pereira nació en El Consejo el 09 de noviembre de 1943, hija de Víctor José Montes de Oca y Marta Genoveva Pereira, pero le debe su crianza a Miguel Flores, noble barbero del pueblo.
Carmen y Armando ambos estudiaron en la escuela federal Juan Úslar donde obtuvieron sus certificados de instrucción primaria superior, Armando abrazó el comercio y Carmen soñaba con ser maestra.
Pues le corría por las venas el magisterio, pues es sobrina por la rama materna del sobresaliente educador Ciro José Maldonado Zerpa, natural de Turmero- estado Aragua, maestro de educación primaria, ejerció en el Consejo Venezolano del Niño, escuela Juan Úslar de El Consejo y escuela de Turiamo, gremialista. Este connotado maestro es integrante de ese grupo de selectos de valores del magisterio asistentes a la XIX convención de ese gremio, quienes perdieron la vida trágicamente en el suceso doloroso acaecido el 23 de agosto de1964, en el salto La Llovizna del Caroní en Ciudad Guayana.
Su inquietud por ser maestra desde muy niña tal vez la hereda de su tío y ya con su certificado de primaria logra ingresar a la escuela de normal del Colegio Inmaculada Concepción de La Victoria, pero tan solo logra estudiar un año, retirándose por razones económicas existente en su seno familiar. Tal situación la va alejando de su sueño de ser educadora, pero no se amilana y comienza a dar suplencias cortas y largas en el Grupo Escolar Juan Úslar y Jacob Pérez Carvallo (Las Tejerías), además de hacer suplencias en comedores que eran dirigidos por la Ecónoma María Bello. Posteriormente trabaja en la embotelladora de la Hacienda Santa Teresa (durante nueve meses).
En su afán de proseguir estudios logra una beca y se inscribe en el colegio de normal José Alejandro Al varado (Cagua), previa conversación con su familia, pero la beca nunca se la llegaron a pagar, por lo que después de un año de estudio tuvo que abandonar de nuevo, ya que su prole no contaba con los recursos para sufragar sus estudios hacia dicha localidad. De nuevo la tenaz Carmen emprende otro destino, va a trabajar en ciertas casas de familias de la población, de peluquería, de torcedora de tabaco (industria manual de nuestro pueblo), costurera, repartidora de granjerías, hallacas y otros oficios dignos con los que ayudó a su madre a levantar el cuadro familiar. Sin duda alguna la tenacidad de esta respetable señora es digna de admiración y emulación.
Es Carmen Cecilia una cartilla abierta de valores en cuyo remanso ciudadano se halla en esencia y presencia para todos. Pero un domingo de febrero de 1961, en horas de la tarde, toca a su puerta la sempiterna operadora de la central de teléfonos de manillas de El Consejo Carmen Antonia Padrón Madero, quien le avisa para que asista el día lunes a presentar el examen como operadora a la oficina central de Maracay, aquella noticia era una nueva oportunidad para ella superarse, por lo que no dudó en aceptarla y aún cuando no contaba con recursos económicos para trasladarse a la capital del estado, recurrió a sus buenos vecinos Tomasina Ramírez de López y Fernando Borges Medina, quienes como buenos Consejeños y apostando a su superación no dudaron en darle 5, 00 bs cada uno, para que fuese a presentar su prueba. Regreso varios días a la inducción y en marzo de 1961 ingresa como avance de operadora en la central de teléfonos de El Consejo cuya encargada era la señorita Vicentica Ramos y la operadora Carmen Antonia Padrón Madero. (esta central estaba ubicada en la casa de la señorita Vicentica, hoy sede de Provive). En 1963 ingresa como personal de nómina fijo a la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (CANTV) y labora en El Consejo hasta 1978 cuando es trasladada a Caracas a la avenida Libertador CANTV, principal edificio de equipo hasta el año 1986 que recibe su jubilación.
Armando y Carmen son dos consejeños que constituyen caminos y siembran ideas en los hombres para que aprendan a ser originales y logren arraigar sus principios en la opinión pública, únicos si se quiere, rectores de los valores éticos y morales de los hombres nacidos para hacer el bien.
La pareja Bello Pereira, quienes en el transitar de unas horas amargas y otras impregnadas de satisfacción, han acumulado años de entrega así mismo para levantar una familia con orgullo del deber cumplido y la complacencia de tener como respuesta unos hijos que le brindan ternura, cariño y amor en la edad madura, cuando los años se van acercando al ocaso de la vida.
Cabe destacar que supieron procrear en los estamentos de la rectitud personal, un legado de verdadera formación hogareña en los parámetros de la honradez profesional, supieron que la pulcritud de los valores éticos son fundamentales para alimentar el bien común de la humanidad.
Fruto de su matrimonio nacieron Armando José (ingeniero eléctrico), Carmen Melanía (profesora de Educación Física y con estudios avanzados en idiomas), Ana Gertrudis (Licenciada en Administración y Contaduría) y Leivic del Carmen (odontólogo) Bello Pereira.
Esta boda de boda de diamante nos hace evocar que en el camino de la vida hay hombres que dejan huellas en la sociedad donde les toca vivir, seres que con la mayor humildad y gentileza hacen de sus personalidades un modo de vida, su entrega, su afán por dejar una historia a sus congéneres les hace transcender más allá del tiempo.
Armando y Carmen Cecilia es sin duda un ejemplo claro de esta noble descripción. Este matrimonio es una postal que alberga a los postreros románticos del vivir y el pensar de aquella época donde el matrimonio era para toda la vida y solo lo separa la voluntad de Dios.
Quienes le apreciamos, estimamos, valoramos y admiramos, nos sentimos orgullosos del gran edificio matrimonial construido por Armando y Carmen, obra que cotidianamente sale de sus pensamientos, de sus espíritus, y de sus manos- constructores- en común esfuerzo de una escuela de vida que se escribe en el frontispicio de una prole que exhibe con orgullo a éstos dos máximos exponentes de la familia de Nazaret. Armando y Carmen binomio perfecto de amor y unión.
Qué la vida les siga regalando motivos para sonreír y razones para seguir juntos.
Un abrazo Armando y Carmen.
Para ustedes este soneto:
Ella como su nombre lo indica, es un jardín de Dios
y un símbolo de fuerza hay en el nombre de él
así cada uno junta en su vida armonioso amor
a la gracia la fuerza y al jardín su dulce verdor.
Armando: has hecho bien en elegir la flor
entre todas las flores del galante vergel.
Es ella la que triunfa como la más hermosa,
de la roja camelia y el gitano clavel.
Para la fiesta blanca de tus nupcias, espero
a que la noche vuelque su trémulo joyero
sobre la faz del agua, como la tuya, fiel.
Porque el poeta quiere, cual un príncipe asirio.
Ofrendarte una joya, que es la joya de sirio,
y una luna de oro, que es la luna de miel.
¡Felicidades!
El Consejo, 28 de mayo de 2024