Los cerrajeros en la ciudad de San Cristóbal presentan una caída en las ventas y del servicio que ofrecen. Por esa razón los profesionales cerrajeros continúan buscando estrategias para superar la dura crisis que los complica durante los últimos años.
Cerrajerías continúan con estrategias para no desaparecer.
Henry Escobar León, cerrajero de la ciudad de San Cristóbal con 50 años en el negocio, señala que ha vivido el impacto económico. Anteriormente, hace más de 20 años, la gente hacía la cola para poder ser atendida, incluso se trabajó en la modalidad de cita. Pero ahora, si llegan una o dos personas al día, es bueno.
Menciona que ha trabajado toda la vida en este sector, pues es un negocio familiar. Nos mantenemos aún en el negocio por la trayectoria, ya que se ofrece un servicio de calidad, a través de la garantía por un año, le damos la confianza a nuestros clientes, del buen servicio.
Indica que ante la ausencia de trabajos de cerrajería, no flaquea y continua, los negocios son de constancia, continuar y no flaquear, aquí abrimos de 8 hasta las 6 pm, y a pesar de la falta de trabajo, aquí salimos todos los días.
William Peña, comenta que actualmente, aunque no sea visibles, hay una gran competencia en el mercado. En la ciudad anteriormente solo se encontraban dos cerrajerías, por hoy hay más de 15 cerrajerías, pero la verdad es que el servicio es muy flojo. Las copias de llaves y la cerrajería automotriz son las que mueven el negocio, pero la cerrajería de seguridad y residencial es escasa en el trabajo.
El precio de un servicio de cerrajería automotriz, residencial o de seguridad ronda entre los 50.000 y los 100.000 pesos, las copias de llaves están entre los 5.000 pesos una sencilla.
Xiomara Contreras, indica que hay una competencia en el sector de la cerrajería, por lo que solo presentan el servicio las 24 horas, por la falta de trabajos, tuvimos que emplear el servicio las 24 horas durante los 7 días de la semana, y a domicilio, no podemos pararnos y esperar que los clientes lleguen a nosotros, hay que ingeniarse para sobrevivir.
Marlyn Pernia – La Prensa del Táchira