El destino le ha deparado a Edmundo González Urrutia una posición inesperada. Así es el destino o la Providencia. Gracias a ello, el país ha tenido la oportunidad de conocer a un hombre bueno y decente. Familiar, en unión de su esposa Mercedes y su familia. Un diplomático de carrera con amplia trayectoria al servicio de la República.
Se considera que Edmundo es una revelación; que no se preveía lo bien que está desempeñando su delicada posición. Me permito disentir.
Edmundo no es un político de activismo y experiencia burocrática. Ciertamente. Pero conoce de política por su vida pública. Fue embajador en Argelia, en medio de las intensas convulsiones políticas en aquel país. Fue embajador en Argentina, es decir en la turbamulta de esa gran nación. Fue diplomático durante varios gobiernos venezolanos, incluido los primeros tiempos de Chávez.