Archiconocidas las cualidades trapaceras, así como de falaz compulsivo sobremodo del presidente Nicolás Maduro y su séquito, de resabios autoritarios; veleidosos en extremo, es de estimarse que de forma muy pertinente y oportunamente acertada, Edmundo González Urrutia, candidato por la Unidad o coalición Democrática, ha obviado suscribir un acuerdo electoral con Maduro sobre “reconocimiento (venia en buena lid) de los resultados de las elecciones presidenciales del 28/7 venidero puesto que el acuerdo de Barbados ha quedado en letra muerta”, aun cuando fue suscrito ante países expertos y de autoridad sobre la materia: México, Noruega y Rusia. Nada menos, Delpino acaba de denunciar sobre las violaciones cometidas por Elvis Amoroso en el CNE, quien quizá de órdenes palaciegas adopta decisiones unilaterales; verbigracia, revocatoria de invitación a la UE como observadores.
Evidentemente, ya Maduro prevé una cierta caída eventual ante el triunfo en ciernes de Edmundo González puesto que la nombradía de su penetración o encaje en el ánimo de los votantes; incluso, en el de incontables oficialistas, hartos de NM, quien apela por alguna huida hacia adelante por ganar tiempo con sus maquinaciones electoreras y recurra al subterfugio de referencia, así como otras jugarretas que pudiera ofrecerle a Edmundo y caiga como un ratón Pérez en la olla, el dr González Urrutia, individuo presidenciable que por su semblante pareciera ser vulnerable a cualquier trama oficialista en aras de confundir o encandilar al electorado decido a votarle y dispuesto a la defensa de su voto personal, secreto, directo e incuestionable, sin escatimar esfuerzos ni reserva alguna o Venezuela cae ipso facto, en un abyecto retroceso institucional.