Con el acto de reafirmación del comunismo en el último foro de Sao Paulo acaecido en Managua y la reciente y desesperada cumbre del ALBA, aquí en Caracas, se identificó claramente la ambigüedad y la inconsistencia de la doctrina mal llamada Castro-comunismo, o peor aún del bodrio denominado el socialismo del siglo 21. Petro y Lula por decir los menos, son un ejemplo de las contradicciones que en materia internacional este grupo refleja, creando actualmente desconfianza por su ambigüedad política.
A Venezuela, el socialismo llego al seno de una sociedad deformada por el paternalismo del estado y de la malversación del dinero público por las castas económicas y políticas del periodo socialdemócrata. Marx nunca dijo que el comunismo era un paraíso, hábilmente se negó a formular predicciones “El comunismo dijo, implicara un género o estilo de vida acerca del cual no tenemos todavía ninguna idea”. Fidel castro aprovecho el estilo leninista con una mezcla de caudillo latinoamericano, para perpetuarse en el poder.
El chavismo, surgido del militarismo nacionalista, con los retazos de la izquierda Marxista leninista, es un gobierno mesiánico y autoritario, con base al modelo político “fidelista” que encontró eco en las clases depauperadas, y que se apoya en el mito “bolivariano” y del racismo histórico. Venezuela practicó una política exterior asumiendo el liderazgo anti imperialista sin que nadie se lo pidiera y solidarizándose sin prudencia con el islam radical, a quienes la historia ya condeno por genocidas.
Utilizó sin control los recursos petroleros a fin de comprar un delirante liderazgo regional de reivindicación de toda la América latina con un lenguaje lleno de frases altisonantes y contradictorias. El socialismo bolivariano, repite el fracaso de los modelos comunistas ya extintos, no produjo el cambio social alternativo y profundizó la corrupción y los groseros privilegios. Los programas sociales (Misiones, claps, etc.) la mayoría de ellos sin consistencia en el tiempo, no pudieron modificar las causas estructurales de la pobreza. La constante manipulación del resentimiento social, el patrioterismo, la extorsión a la sociedad productiva, y la segregación política de sus opositores, cuestionan la viabilidad del proyecto de transformación social.
Con una estrategia de condenarlo todo, sin saber cómo resolverlo ni como sustituirlo y la descalificación sin ninguna propuesta, el discurso “bolivariano” ha sido solo un planteamiento vago de redención social. Simón Rodríguez, tan utilizado por el socialismo bolivariano, es un hijo de la ilustración y asumió las ideas de la burguesía liberal productiva:” Enseñen y tendrán quien sepa, eduquen y tendrán quien haga”.
Los líderes comunistas latinoamericanos son falsificadores de la revolución por su grotesca interpretación doctrinaria, todos ellos hoy aparecen como viudos de la URSS y emisarios de Cuba. Corrupta, grotesca y degenerada, los últimos vestigios de la izquierda radical latinoamericana avanzan a su encuentro con el fracaso histórico que le estaba predestinado. Recordando a Carlos Marx: “El socialismo sólo podrá instaurarse, cuando la sociedad capitalista haya agotado todas sus posibilidades creadoras”.
Por lo visto, la revolución comunista no tendrá jamás su cita con la historia, y menos aquí en nuestra región. La Unión Soviética y la China comunista, invirtieron 70 años de sacrificios sin límites en contra de su mismo pueblo y sin embargo nunca alcanzaron los niveles mínimos de vida del occidente industrializado. Actualmente esos dos países no tienen la capacidad de enfrentar sus respectivas crisis, sino es apelando a la única estructura que conocen y que no han podido superar: El militarismo, la manipulación política y las amenazas. Son las estrategias que utilizan en el caso de Ucrania, Taiwán y en la ONU, saboteando las reuniones y acuerdos de los países democráticos, que son la mayoría.
Un sistema que acude a un capo policial como Putin, tiene el alma podrida. Domingo A. Rangel.