El mejor momento de entrar es cuando los demás tienen miedo, nunca se ha conocido un solo caso en donde el pánico haya ayudado a resolver cualquiera dificultad del tipo que sea, en competencias deportivas, aspiraciones de triunfo o ser un ganador por ello en tiempos anteriores en la entrega el Presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt dijo que hay que tenerle miedo al miedo, el temor es el peor enemigo de los sueños y proyectos, nunca se ha visto un miedoso que sea triunfador, este mensaje viene como anillo al dedo, porque nuestro país está en estos momento muy alejado de las aspiraciones de todos los que desean triunfar, ser exitosos, demostrar sus habilidades, sus talentos, creatividad, deseo de superación con ética, honestidad, pulcritud y digno trabajo o que las actuaciones de quien desea el bien para todos sea un aporte que ayude a la carga o un valor agregado, donde se construya y no se destruya sobre todo lo que ya está hecho.
Estemos conscientes que los consejos, consultas y asesorías hay que buscarlas en las personas exitosas y no en bates quebrados, buenos para nada y vividores apegados a la Ley del menor esfuerzo, en una permanente cacería con un lenguaje rebuscado de todo caza bobo y viva la pepa, de esos hay que cuidarse a la hora de buscar o elegir un administrador en el que funcione la malicia y poner en practica aquel decir “que las cosas más segura, la más segura es desconfiar o sea un gerente que busque la igualdad, pero hacía arriba, así se acabaría las marcadas diferencias y las ideologías desviadas, ejemplo de fracaso en el planeta.
Es muy importante actuar apegado a la sabiduría y no reaccionar por costumbre, oír más, hablar menos, eso ayuda a lo antes dicho ; hay quien dice “con baquianos difícilmente me pierdo “ y creo que en el momento Dios nos pondrá un chip en nuestra mente y en el justo momento nos dirá “este es el camino, es por tu bien y el de tus hijos y nietos tómalo, será tu salvación y el futuro por venir a tantos jóvenes que no tienen la culpa de los errores cometidos por los demás y no consiguen la salida a sus deseos de ser útil, trabajar y producir, cumplir con sus obligaciones, tener hijos, poderlos alimentar y educar bien, a costa de tener un trabajo digno y no mendigar.
La falta de lucha debilita el alma, eso nos invita a demostrar que existimos y como nos dejó dicho Sócrates “La esperanza es el sueño del hombre despierto”, y por tal todos unidos con inclusión debemos reforzar la esperanza y contribuir hasta el cansancio, aportar hasta donde más nos duela, por un país unido y próspero de primer mundo, que brille la armonía, la convivencia, los inversionistas y a quienes por razones que todos conocemos han migrado a cualquier costo, dolor y sufrimiento, aportando su esfuerzo, talento a países y que nunca les paso por la mente el abandonar sus querencias, estas inquietudes le ruego al Espíritu Santo las bendiga.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
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