María Cabrera Armas: Restauración, reinstauración y reequilibramiento de la democracia después de un gobierno totalitario

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Los sucesos electorales para escoger el nuevo presidente de Venezuela el 28 de julio, se van a estudiar sobre la base de las vivencias en el país de lo que ha sido un régimen totalitario y otras acepciones de la Ciencia política para la restauración, reinstauración o reequilibramiento de la democracia como instituciones sociales. Hay que plantearse la siguiente interrogante:

¿Hacia qué pasos se dirige la sociedad civil venezolana en este proceso electoral donde hay una nueva complejidad de nuevos actores en la vida política nacional, conjugado con un conjunto de actores políticos que fueron dirigentes de partidos políticos del proceso democrático que se vivió en Venezuela durante el periodo de 1958-1998 que dieron las bases de origen en el totalitarismo como fue la crisis del liberalismo sociopolítico, surgimiento de las sociedad de masas y desarrollo de la sociedad industrial, fecha en la que se escogió un nuevo presidente que viene del militarismo, primero con rebeliones insurrectas  militaristas en 1992 y en 1999, construyó y sentó las bases constitucionales y legales, mediante una Asamblea Nacional Constituyente, para establecer un autoritarismo de corte totalitario en el país que  ha desestabilizado los cimientos de un Estado republicano de derecho, democrático liberal con la destrucción del Estado de bienestar en toda su esencia?

El totalitarismo en el poder

Los gobiernos autocráticos o totalitarios con períodos de muchos años de gobierno como es el caso del Chavismo que ya tiene más de 25 años en el poder y, con este nuevo proceso electoral, el gobernante y jefe del  partido PSUV se postula, en el proceso para la perpetuidad, a través de instituciones electorales propias de la burguesía, con la advertencia permanente en sus disertaciones que: no entregarán el poder del Estado ni por las buenas ni por las malas o; ni con los votos ni con los plomos, van a reconocer el triunfo de la oposición o disidencia política.

Para muchos estudiosos del fenómeno, al advertir la existencia de partidos políticos, ya dibujan el gobierno como cuasidemocrático, siendo que realmente no es así, porque ejerce los mecanismos propios de los gobiernos totalitarios, para deshacerse tanto de los dirigentes nacionales y regionales, líderes, como de los partidos, ya que no ha podido en sí, mantener la figura del partido único con una sola ideología hacia la sociedad de masas que sí pudo establecerla por un período largo.

Ha habido una deslealtad y semilealtad social porque hay individuos que han prestado su voluntad para mantener unas agrupaciones políticas a pesar de que están conscientes que desde las represiones ejercidas por el jefe totalitarista, ha ocasionado crímenes de lesa humanidad y genocidio sin la menor advertencia o pudor contra el crimen.

Los gobiernos totalitarios, tienen una ideología muy difusa manejada por el jefe o el líder máximo y  se sustenta, en el uso del terror a través de policías secretas o conocidas, sustentadas en acciones no cónsonas con el tratamiento humano hasta el asesinato y el uso de la propaganda como mecanismo de control social y la construcción de un verdadero Estado paralelo que permite la identificación del partido totalitario con la estructura del Estado, por eso su vinculación con el crimen organizado para extenderse hacia otras latitudes.

Es decir: se puede asegurar que en Venezuela hay tres formas de gobierno que coexisten simultáneamente bajo la jefatura de un líder: el gobierno ostensible o fantasmal, el gobierno auténtico, éste es un gobierno que tiene apariencia exterior y visible; pero la verdadera autoridad en el Estado se halla al margen y por encima de la ley que descansa en el cuerpo directivo del partido, de las policías, de los parapolicías y de los militares a quienes han doblegado con el adoctrinamiento de lavado cerebral y, con la incorporación de milicias como un componente más en la fuerza militar que, no son más que individuos que vienen de periferias sociales.

Éste grupo está constituido por cuatro (4) millones de milicianos y 400 mil militares activos, más cinco (5) millones quinientos mil empleados públicos que viven directamente del Estado sin contar con los contratistas y cooperantes.

Todo ese grupo, sobre todo los milicianos vienen a ser personas de los millones de desclasados que antes del chavismo existían, así como una gran parte de los pensionados; que tenían la sensación de no tener vinculaciones a grupos sociales, eran individuos que no se hallaban o se sentían ser, como parte de la nación, de la política, estaban solos, aislados del andamiaje político y organizacional de la sociedad.

Fue en éstos escenarios donde los partidos tradicionales de corte liberal habían fracasado como movimientos, y al surgir el militarismo como fantasma totalitario que, después de la constituyente encontraron ese movimiento fértil, no sólo como masa amorfa sino que, lo utilizaron, alimentaron y la nutrieron con el uso de su propio lenguaje soez y procaz en los mítines y cada disertación pública, para atraer más a ese grupo de desorientados, desclasados y desadaptados sociales que sentían que su realidad, era culpa de la dirigencia tradicional que no los había tomado en cuenta.

Los totalitarismos se distinguen cuando han durado muchos años en la persecución de los líderes democráticos hasta llevarlos a las cárceles, torturas asesinatos, desapariciones forzadas, matazones colectivas en periferias populares,  violaciones, violencia contra los familiares, decaimiento total de las libertades públicas y civiles hasta destruir la libertad de expresión y desconocer, libertades como el derecho a la propiedad privada, usufructuando empresas, confiscando propiedades, limitando la accesibilidad a los bienes y servicios para el mantenimiento de actividades industriales y un desequilibrio de igualdad frente a la ley.

Estamos en presencia de un gobierno con signos ideológicos de tendencias marxistas, socialista antiimperialista que es el paso previo para el establecimiento del Estado, Gobierno y líder totalitario[1], que ha direccionado un camino hacia el apoyo de sectores internacionales relacionados con organizaciones políticas terroristas, terrorismo islámico y la asociación delictiva en la comisión de crímenes con la delincuencia organizada para recabar fondos tanto de la venta de los bienes nacionales sin control, que se contrabandean en el ámbito internacional con fines de obtener fondos para la perpetuidad, también con un proyecto, como el de destruir el Imperio de los Estados Unidos que en la mayoría de los desclasados, sus acciones son por envenenamiento de la conciencia porque de paso, en los nueve (9) millones de desplazados sociales hacia otras latitudes de la geografía del Hemisferio; todos –también- quieren llegar hacia el imperio como forma de alcanzar el bienestar perdido y la huida del terror generalizado.

.- Surgimiento en la complejidad de coaliciones políticas con nuevos y viejos líderes políticos.

Instauración de la democracia

La complejidad también radica en que la persecución a los líderes democráticos durante tantos años ha sido de tal disonancia que, puede hacer compleja que muchos líderes retornen a la vida política[2].

Esto implica el surgimiento de nuevas generaciones que no tienen identificación con algunos de los partidos políticos y liderazgos anteriores[3] a la dictadura totalitaria que han entrado en la vida política nacional, bien rescatando partidos por su antigüedad o tratando de crear otros que no han podido legalizar[4]. En esta persecución también están los militares, tanto que hay un grueso de ellos en las mazmorras de las cárceles, otros huyendo con sus carreras destruidas y persecuciones familiares por no admitir el modelo expuesto para el gobierno y otros han sido asesinados en otros países.

Nuevos líderes fundarán un nuevo régimen que podrán reclamar, no ser una continuidad legítima del régimen anterior democrático desplazado[5] por el gobierno totalitario que, por tanto, representaría ser, un caso de instauración de la democracia más bien que, de restauración[6].

En estos casos, la democracia será establecida por los vencedores. Esto significa que las democracias derrocadas que han vuelto a un régimen democrático más o menos estable, como resultados de acontecimientos internos, después de períodos de gobiernos totalitario son instauración de un nuevo sistema democrático. En la mayoría de los casos la vuelta a la democracia está entre la restauración o reinstauración.

¿Qué plantea la restauración?

La restauración plantea tensiones que hay que superar entre los partidos que han contribuido a la caída del régimen, de actos leales o semileales del pasado y, evitar posturas ideológicas que contribuyeron a la crisis. No se podrá evitar la influencia de líderes con una amplia experiencia política. Esto generará conflictos, acusaciones de momentos vividos antes de la caída de la democracia, se desenterraran recriminaciones entre adversarios por sentir cuotas de responsabilidad que llevaron a la caída.

La instauración de un nuevo régimen político a la caída de la dictadura totalitaria por nuevos hombres tendrá muchas ventajas para la consolidación de la democracia. Éso, sin desconocer las experiencias de viejos liderazgos que conocen las razones que llevaron a la caída y exterminio de la democracia libre, porque vivieron las experiencias y conocen los procedimientos políticos democráticos y manejan el sistema de debate parlamentario y procedimiento judicial. Éstos líderes pueden aportar conocimiento y mucho pragmatismo en la consolidación de la instauración de la democracia, evitando problemas que puedan surgir en el proceso de consolidación de régimen democrático nuevo.

El proceso de restablecimiento de la democracia, dependerá de la naturaleza del régimen establecido después de la caída ésta. Un gobierno totalitario, de principio genera muertos, muchos conducidos al exilio voluntario y otros presos, ha creado entre los aplastados -sea presos o en otras latitudes sociales- un régimen de solidaridad, fraternidad y hermandad.

El haber estado juntos en cárceles, centros de concentración, llamando a éstas como cárceles no establecidas con la rigurosidad del sistema legal penitenciario, sino en lugares secretos del régimen totalitario para ejecutar sus acciones de terror hacia la vida de las personas y generar terror hacia la sociedad, permanencias en embajadas casi en situación de presos de líderes nuevos, huidas a otras naciones, caminatas por lugares lúgubres y de peligroso tránsito; crea una disposición  tanto en dirigentes como en ciudadanos para trabajar juntos, incluso entre los enemigos más acérrimos con el fin de restablecer el sistema perdido político democrático.

La exclusión de la antigua clase política, aunque algunos hubieran estado dispuestos a colaborar con el nuevo régimen, hace fácil, determinar quienes pueden jugar un papel activo en la restauración de la democracia.

El problema está en los nuevos partidos que surgen o nuevos dirigentes y líderes que no estuvieron involucrados en los partidos que dieron origen a la democracia antes del totalitarismo que utilicen  argumentos para descalificaciones de toda participación en la vida política a los dirigentes de la vieja guardia[7].

Si se revisa con rigurosidad la situación venezolana, se observará que las acciones de no permitir el triunfo de la vieja política y de la nueva dirigencia es propia de modelos comunista totalitarios; pero se ha apreciado en el caso nacional que, dentro de la nueva dirigencia ha habido desprecio hacia la vieja dirigencia política por interpretar que las razones que dieron origen al surgimiento de un gobierno militar autoritario fueron desencadenadas para las malas acciones de la democracia y por prácticas no cónsonas con la legalidad. Lo cierto es que, el problema no es demostrar que yo soy mejor líder político porque soy nuevo en la vida política y que, tú eres peor por haber tenido responsabilidades de gobierno en la democracia. El problema es de mayor trascendencia, es la responsabilidad unificada de todos para salir de la atrocidad del totalitarismo. Éste ejemplo no puede ser tomado para aceptar a los totalitarista que se han mantenido en el gobierno, por cuanto son responsables de crímenes como autores y coautores de lesa humanidad y genocidio.

.- Reequilibramiento de la democracia.

Tras una crisis en la democracia en donde se haya puesto en peligro la continuidad y estabilidad de los mecanismos democráticos básicos, el resultado es que esos mecanismos siguen existiendo con la misma legitimidad eficacia y  efectividad[8]. Un ejemplo en los Estados Unidos se apreció con la llegada a la presidencia de Ford después de iniciado el procedimiento contra Nixon en el Senado.

En Venezuela se pudo apreciar con el Juicio ante la Corte Suprema de Justicia contra el Presidente Carlos Andrés Pérez y la admisión del juicio para procesarlo por corrupción. La acción del Congreso de la República de nombrar al sucesor Dr. José Ramón Medina constituyó un reequilibramiento de la democracia que cinco años posteriores, ese esfuerzo hechos por los partidos políticos del momento fue, desconocido al darle un indulto a un personaje que ni siquiera a juicio había sido sometido porque, los golpistas de 1992 nunca se presentaron ante un tribunal de justicia.

Ese proceso de paz iniciado por uno de los fundadores de la democracia fue, el destructor de los mecanismos democráticos que estaban vigentes con la constitución de 1960.

De manera que la indiferencia y pasividad del conjunto de la población en los tiempos de crisis democrática entre 1989-1994, se revirtió para darle paso en 1998 al proceso más escabroso y criminal en la vida política contra la población civil y la modificación de toda la estructura jurídico política nacional.

[1] Hannah Arendt. Los Orígenes del Totaltarismo.3. Totalitarismo. Ciencias Sociales, Alianza Editorial,, 2002,

[2] Juan J. Linz, La quiebra de las democracias, Alianza Editorial, Argentina 1991, p. 157.

[3] Op. Cit, p. 159

[4] Op. Cit., p. 159

[5] Op. Cit., p. 158.

[6] Op. Cit. P. 158.

[7] Juan J. Linz. Asegura en quiebra de las democracias que la exclusión por principio de toda la antigua clase política, aunque alguno de sus miembros hubiera estado dispuesto a colaborar con el nuevo régimen, hace difícil definir quiénes pueden jugar un papel activo en la restauración de la democracia. Quizá ésta haya sido una de las ventajas en el proceso de creación de la democracias en Alemania, Austria e incluso Italia después de la Segunda Guerra Mundial.  La restauración después de un régimen autoritario que atrajo a políticos activos en el régimen anterior, que persiguió algunos adversarios y toleró a otros, plantea problemas más serios, sobre todo cuando algunos de los partidos que surgen, utilizan el pasado de los líderes y partidos políticos como argumentos para descalificarlos de toda participación en la vida política. Los comunistas en Europa Oriental, especialmente en Checoslovaquia fueron muy hábiles utilizando ésta táctica.

[8] Vilfredo Pareto, Forma y Equilibrio Sociales, Revista de Occidente, 1966, Madrid, No. 122-25

Ph.D en Ciencia Política-Abogado, Periodista. Conferencista y Profesora de Derecho y Ciencia Política – Teléfono. 0414 3346014 WhatsApp

 

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