La frase con la que se titula este texto es frecuente en los mensajes que dejan los usuarios de redes sociales en algunos contenidos. Resulta gracioso que, quizá, yo haya hecho clic con la misma intención. Es decir, ver los comentarios. ¿Lo ha hecho usted en algún momento, estimado lector?
“Solo vine a ver los comentarios” puede carecer de importancia a simple vista, pero nos lleva a reflexionar cómo han cambiado nuestros intereses con el auge de las redes sociales digitales. No solo nos interesa el contenido en sí, sino también los aportes que hacen los otros usuarios.
Es que, inclusive, me atrevería a asegurar que la información no tiene el mismo sentido o impacto sin los comentarios del público. Ello, sin tomar en cuenta que dichos contenidos llegan a nosotros precisamente por esa red de relaciones que se construyen con los “me gusta”, los “reposteos”, los mensajes compartidos, etc.; y claro está, por la influencia de los algoritmos. Ya esas mediaciones implican una resignificación del mensaje, un valor agregado: ¿cuántos likes o me gusta tiene? ¿Cuántos comentarios? ¿quién le dio repost? ¿se hizo viral?
Prosumidores mediáticos
Las plataformas de las redes sociales han abierto paso a nuevas formas de estar, de relacionarnos, de informarnos, de participar, de interesarnos por los contenidos. Así como nuevas maneras de apropiación y resignificación de la información. En este contexto, es evidente un de cambio en la relación de los usuarios con los contenidos, con otros usuarios, con la tecnología misma.
El usuario de las redes sociales es un prosumidor mediático. Prosumidor es un acrónimo formado por productor y consumidor. Fue propuesto por Alvin Toffler en su libro La tercera ola (1979); y en comunicación se refiere a que el público crea o produce información, sin dejar de consumir.
Lo más importante de esta nueva subjetividad, que se construye en la práctica del prosumo (producción y consumo), es que no solo se crea, sino que se comparte. Compartir es lo que le da sentido a la producción de contenidos en la era de las redes sociales. Producir sin compartir no tiene lógica para el prosumidor mediático.
La producción o reproducción de la información pasa a ser entonces una experiencia colectiva. En este sentido, los investigadores Islas y Arribas (2019) resaltan que “las redes sociodigitales han transformado profundamente la ecología cultural de las sociedades. Han redefinido la sociabilidad, el entretenimiento, así como no pocas prácticas culturales en materia de consumo de información”.
Al ejercer el prosumo, el usuario intercambia información y se reconoce igual a otro. Ya no se puede pensar la comunicación bajo el viejo esquema unidireccional, donde el emisor tiene todo el poder y el receptor se limita a un ser pasivo.
Ego y alter, como los llama Martín-Serrano (2006) al nombrar las posiciones que ejercen los actores de la comunicación, intercambian los papeles y consolidan una nueva subjetividad, la del prosumidor mediático. Como afirma F. Frenquelli (2017) “los desarrollos tecnológicos y las nuevas formas de interacción” generan en los sujetos que comunican consecuencias en la manera como se reconocen entre sí, e incluso a sí mismos.
Solo vine a ver los comentarios
En atención a lo anterior, el mensaje de cualquier usuario que dice “Solo vine a ver los comentarios” resignifica o le aporta un nuevo sentido al contenido, a los otros comentarios y a las relaciones que se construyen en el intercambio de información. Las redes sociales se han convertido en el espacio donde habitamos, donde edificamos una nueva subjetividad y donde definimos nuevos tipos de vínculos.
Doctora en Ciencias Humanas. Directora de la Escuela de Comunicación Social, ULA Táchira.