Ya nadie cae en aquella aberración común de confundir a Fidel castro con un reformador social, y “Revolución” es ya una palabra sobrevaluada. Exceptuando a las científicas y tecnológicas, las de orden político han terminado en un desastre económico y peor aún, con una mortandad que supera al holocausto.
Es insólito que haya todavía irresponsables capaces de defender estas “revoluciones populares” salvo, para ocultar intereses como en el caso nuestro aquí en Venezuela. El movimiento comunista mundial es ya una muestra arqueológica en el museo de la historia, lo demás es dictadura y control social.
Difícil será ver de nuevo en las calles de Beijín, a un chino con un kimono y en una bicicleta que les suministraba el partido, y a los rusos comiendo básicamente los 4 productos de su dieta básica, de la deficiente producción estatal. El “heroico Vietnam“, con la inversión privada pasó de la colectivización precaria del arroz a ser actualmente el segundo exportador mundial… Sobran los ejemplos.
Recientemente, el grupo de las economías occidentales más exitosas (G7) acaba de aprobar una estrategia de inversión para el África, como una política para detener la emigración masiva a Europa, además de los beneficios de una relación económica de Ganar-Ganar. Existe una confusión de que cada país o contrincante es un amigo o un enemigo, debe ser entendido como es en el mundo real, una combinación de ambas cosas, y una negociación entre países es un intercambio de concesiones, libre de prejuicios históricos y culturales.
Es quizás uno de los históricos problemas del África, de la dificultad de acuerdos estables en donde existen países pequeños, habitados por comunidades que pertenecen a 60 etnias diferentes y hablan igual cantidad de dialectos, y no por la tontería de “la explotación del capitalismo al pueblo africano”. Los chinos incursionaron en el Congo y ocasionaron severos inconvenientes por sus abusivas prácticas laborales, y en el pasado los rusos habían realizado incursiones por el área, pero sus objetivos eran más políticos y militares, casi que ninguno en el orden económico.
Actualmente algunos países del África del norte asumieron el reto, y ya Argelia es el tercer exportador de gas licuado a España y del resto de Europa, desplazando a USA y a Rusia. Ante la decisión formal del occidente industrial de invertir en el África, los rusos han emprendido una apurada estrategia de establecer acuerdos comerciales. Sin embargo, por sus malas experiencias pasadas, son en las tradicionales dictaduras étnicas africanas donde China y Rusia han encontrado alguna posibilidad de acuerdo, siempre agitando la bandera del nacionalismo, pero en esas regiones los tiempos de Lenin, Mao y Fidel, pasaron para siempre.
En Europa una mezcla de activistas de moda como los ambientalistas, anarquistas, indigenistas y anticapitalistas conforman una izquierda radical sin ninguna base doctrinaria, tratando de sobrevivir su discurso se reduce al simple cuestionamiento del sistema, sin ninguna propuesta concreta salvo las vaguedades que son consustanciales a estos grupos. Esta inconsistencia doctrinaria y el fracaso de sus gestiones en las instancias políticas, han dado como resultado el que los partidos de izquierda hayan sido barridos en toda Europa, inmersos, además, en graves casos de blanqueo de capitales y de corrupción.
Muy por el contrario, en Latinoamérica, con contramarchas y la constante inestabilidad política y social de nuestras deprimidas sociedades, los iconos revolucionarios de los 60, han ido siendo sustituidos por los capos de la droga, de los grupos violentos y mafias delictivas ligadas al lavado de dólares, donde fungen como los nuevos valores de todos los niveles de la sociedad a quien tratan de emular. El caso de Venezuela es característico, porque no solo son los sectores marginales de la sociedad quienes se han organizado en peligrosos grupos criminales de orden internacional, sino de sectores de las clases pudientes, donde se observan a numerosos jóvenes con fortunas inmensas y una grotesca ostentación de lujo, que ponen en duda que hayan sido producto de una herencia o del esfuerzo del trabajo honesto.
Los países industrialmente desarrollados, ponen delante de los países menos desarrollados el espejo de su propio porvenir… Carlos Marx.