Luis Manuel Aguana: Cómplices necesarios

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Sería imposible para cualquiera que haya tocado el tema del fraude electoral en Venezuela, dejar pasar las recientes declaraciones del Comisario Iván Simonovis en sus redes sociales, donde señala con nombres y apellidos, los cómplices necesarios del fraude técnico ejecutado en sucesivos procesos electorales, para darle la victoria al régimen.

Simonovis apunta específicamente a técnicos de PDVSA y CANTV como responsables de la “construcción de una plataforma integrada que manipula la información que se transmite desde los centros de votación hasta el CNE. Y para eso se apoyan en tres instituciones, en PDVSA, en CANTV y CNE. Durante todos estos años la dictadura ha fortalecido un equipo multidisciplinario, de alto desempeño, con la finalidad de tomar el control informático que maneja toda la megadata electoral. Se utilizó el proyecto de fibra óptica CANTV-PDVSA, que integraba las zonas pobladas con las zonas interurbanas para así controlar toda la información que viajaba desde los centros de votación hasta el CNE. Todos con una red homologada. Adicionalmente a todo lo que les acabo de comentar, estos criminales, porque realmente no tienen otro nombre, han tenido la responsabilidad de crear salas situacionales, que no son más que laboratorios donde se manipula información que luego se postea en las redes sociales. Estas mismas salas situacionales también se encargan en cada elección de procesar información que luego es utilizada para alterar resultados electorales a favor del régimen” (ver Tengan presentes estos nombres y estos rostros, @Simonovis.

Después de tantos años de escribir con relación a este tema y denunciar los peligros que conlleva la automatización del voto para el Derecho Humano de Elecciones Auténticas en Venezuela, consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales, esta es la primera vez que son señaladas directamente a personas responsables de esa manipulación técnica fraudulenta de la cual solamente hemos visto sus indicios en los estudios estadísticos e instrumentos de detección matemática, como la Ley de Newcomb-Benford, ver: La naturaleza delató al CNE.

Vistos estos indicios claros de fraude sobre los resultados en varias elecciones, arrojados en estudios realizados por técnicos independientes, muchos pedíamos que se investigara a fondo la situación, cosa imposible de realizar, existiendo una tiranía en funciones. Al margen de los nombres y sus posiciones en las empresas señaladas, la declaración del Comisario Simonovis exponiendo que ya se conocen quienes, cómo y dónde han realizado la trampa, corrobora años de denuncias sobre el sistema automatizado de votación venezolano, y asesta un golpe certero sobre uno de los pilares fundamentales sobre los que el régimen se sostiene.

Y no es que minimice de manera alguna la responsabilidad directa de las personas señaladas como cómplices necesarios en este grave delito, y que son mencionadas por el Comisario Simonovis, que suponemos sale como producto de una impecable  investigación policial, que sin duda sabe realizar muy bien este exfuncionario reconocido por su larga y exitosa trayectoria de servicio, dedicada a la seguridad del país.

Mi exposición se centra en que la modificación de los resultados técnicos en puntos intermedios de la red informática del CNE para unas elecciones, coincide con nuestra denuncia del cambio del concepto de escrutinio impuesto por el régimen desde que se estableció el voto electrónico en Venezuela. En otras palabras, que solo escrutan las máquinas y no los testigos y solo son “verificadas” manualmente una parte de las urnas electorales, que de acuerdo a lo estipulado por el  régimen es del 54%, en el mejor de los casos, dejando el 46% restante cerrado por ley, permitiendo de esta manera que las máquinas dictaminen el resultado total sin que se cuente o “verifique” ese importante porcentaje, porque se cambió legalmente el sistema de votar en Venezuela y el voto pasó a ser electrónico.

Ese detalle trascendental hace que el régimen pueda manipular a su antojo al menos el 46% de los resultados a través de medios electrónicos, y por supuesto a través de especialistas que prestan su avanzado conocimiento para que el régimen modifique los resultados que no son sujetos a “verificación” manual, SIN QUE LA OPOSICIÓN LO DETECTE, porque hacen coincidir en el proceso las actas y los votos de las máquinas con el resultado total en el centro de totalización del CNE.

Sin conocer lo que hoy revela Simonovis, en el año 2013, esgrimí una teoría en un Foro en un El Nacional titulado “¿Habrá Fraude Electoral el 14A?”, con una ponencia que llamé  “Construcción de un Fraude Técnico en 10 Pasos”. Allí expuse una teoría posible de cómo se puede hacer un fraude técnico a los ojos de todos y sin darnos cuenta, y que pasa precisamente porque los técnicos del CNE que manejan las máquinas de los centros pueden cambiar los resultados dentro de ellas sin que nadie lo advierta porque los testigos no tienen idea de lo que estos técnicos pueden hacer.

Pero si efectivamente se interviene la red y técnicamente se toma el control de lo que pasa entre el centro de totalización y las maquinas durante el momento de la transmisión de los resultados, como lo precisa el Comisario Simonovis, es perfectamente posible  que se coloquen en las máquinas de votación resultados diferentes a los que reposan físicamente en las urnas NO AUDITADAS por la oposición, y que los resultados que arrojan las máquinas y el centro de totalización, coincidan perfectamente al final del proceso. Pero el truco fundamental aquí es que la máquina no sea susceptible de “verificación ciudadana” por parte de la oposición.

La manera en que esto pueda ocurrir es que el CNE permita ese acceso a sus servidores y máquinas de votación. Y no es que las máquinas sean “hackeadas” por parte de una entidad exterior, es que la participación del CNE es indispensable para que eso ocurra al darle puerta abierta al sistema y las redes asociadas, de allí que sean cómplices de esa operación. Eso explicaría la razón por la cual en varios procesos electorales se comenzaran a “voltear” los resultados a favor del régimen a partir de las 6pm, hora donde comienzan a cerrarse las máquinas de votación en todo el país, y la razón por la cual maquinas en un mismo centro muestran  históricamente resultados muy diferentes entre ellas a favor del régimen, contrariando las leyes de la estadística.

Esto ya se reflejaba en el año 2012 en  el informe “Elección Presidencial en Venezuela 2012” de María Mercedes Febres-Cordero, Bernardo Márquez y Alfredo Weil de ESDATA de Noviembre de 2012 donde se reveló que La magnitud de las inconsistencias detectadas en votos válidos se estiman en el orden del 12% para los centros con más de una mesa y de 92% para centros con una sola mesa” , ver: Informe Elección Presidencial en Venezuela 2012 – Una evaluación Integral, María Mercedes Febres-Cordero, Bernardo Márquez, y Alfredo Weil.

La única manera de asegurarse que eso no ocurra ante una nueva tentativa de fraude electoral, es que se imponga la soberanía popular, establecida en el Artículo 5 de la Constitución, por encima de toda ley y reglamentación que vulnere los derechos de los ciudadanos. Esto es, que los ciudadanos conscientes y testigos del proceso por derecho, al detectar una irregularidad, procedan en cada centro a la verificación ciudadana de todas las máquinas de votación y no solamente un porcentaje de ellas. Si el régimen no tiene nada que ocultar no debería ser un problema.

Estas modificaciones en el sistema de contar votos en Venezuela a partir del año 2004, lo que en realidad esconde es un fraude técnico masivo, más allá de todas las trampas para impedir la presencia de los testigos de la oposición por una normativa sobrevenida del CNE. Esta apreciación tendría que ser acompañada por el respaldo de las FFAA del Plan República en todo el país, en defensa de la soberanía popular. Si los militares se niegan a que el dueño de la soberanía cuente todos sus votos, entonces ellos si serán los verdaderos cómplices necesarios para que prevalezca la tiranía.

 

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