Sin capacidad de mostrar una obra de envergadura, el jefe del PSUV vuelve a inaugurar lo que ya fue inaugurado, echa mano otra vez de la fórmula de las misiones y expone al escarnio público a sus más cercanos colaboradores.
Nadie lo sabía pero, al parecer, buena parte de la infraestructura del país había caído en drogas. Seguramente por eso en el marco de su campaña por la reelección, el chavismo repite una y otra vez la misma palabra: rehabilitación.
“El presidente Nicolás Maduro Moros instruyó la rehabilitación y culminación de obras en el estado Falcón”. “Maduro anunció la rehabilitación y reactivación de un conjunto de obras importantes en el estado Bolívar”. “Maduro aprobó recursos para la rehabilitación del Centro Diagnóstico Integral (CDI) de Paraguaipoa”. “Maduro entregó rehabilitado el Teatro Niños Cantores del Zulia”. “Maduro realizó un pase junto a la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, para suscitar (sic) la reciente rehabilitación de la Escuela Técnica Robinsoniana Gregorio Mac Gregor en Coche, Caracas”. Y sigue.
Son las verdaderas 3R del oficialismo: rehabilitar, relanzar y reactivar. Con una R adicional: reciclar. El Diccionario de la Real Academia Española señala que el prefijo “Re” significa repetición. Esto es, “volver a hacer lo que se había hecho, o decir lo que se había dicho”. En fin, 25 años de re-volución.
Mientras busca extender su estadía en Miraflores por seis años más, para completar la bicoca de 18 años al frente del Estado venezolano, Maduro no tiene ni una sola obra de envergadura que entregar. Absolutamente nada.
“Maduro reactivó la construcción del tercer puente sobre el río Orinoco”, informaron los medios chavistas el 17 de junio. La primera piedra de esa obra se colocó en 2006 y estaba previsto que estuviera operativa en 2011. Sin embargo, en 2014 el Ministerio del Transporte precisó que ocho años después el avance de los trabajos apenas llegaba al 65%.
El titular de Transporte, Ramón Velásquez Araguayán, celebró que en 2024 “ya se tiene un avance del 70%”. Poco a poco. “Estamos preparados para ver este sueño del comandante Chávez hecho realidad”, aseveró el líder del PSUV, que ciertamente ha gozado de 18 años para estar enteramente listo.
Circo y pan
En su eterna lucha contra el burocratismo, Maduro ordenó “la creación del Ministerio del Poder Popular para los Adultos Mayores”. En esa oportunidad, ofreció “restaurar” las casas de atención, volvió a inaugurar algo que ya había sido inaugurado -Centro de Servicio Social Dr. Joaquín Quintero Quintero en Caricuao- y les dio esta buena noticia: “que me dejen los abuelos a mí, soy el jefe directo de la Gran Misión Abuelos y Abuelas de la Patria y no delego esta función”. Santo remedio.
En lo que ya puede calificarse como todo un clásico chavista, el candidato a la reelección ha puesto a circular la misma promesa que viene planteando de forma ininterrumpida desde 2019: mejorar los combos Clap, incluyendo carne, pollo y pescado, y entregarlos quincenalmente. “Vamos por el Clap Soberano, que llegue cada quincena, y con el 100% de producción nacional”, juró en 2022. Hoy mantiene su palabra.
Las encuestas coinciden en que Maduro está caminando por la cuerda floja. Para no caerse, el funambulista muestra que está dispuesto a hacer todos los malabares posibles. “Soy el presidente de los motopiruetas (…) declaro y firmo a los motopiruetas como deporte nacional”, expresó quien también ha incursionado recientemente como saltimbanqui al lanzarse a los brazos de la muchedumbre que lo aclama.
También tiene un látigo. Calcando el ejemplo de su padre político, quien hacía delirar a su público cada vez que humillaba a sus más estrechos colaboradores, el hijo de Chávez se ha dedicado recientemente a exponer al escarnio a sus ministros.
“Ministro Tellechea, usted se me viene mañana mismo a Barinas y me resuelve ese peo acá en Barinas. Me lo resuelve”, tronó al enterarse de que ese estado -como casi todos- sufre por la escasez de combustible.
“Ministro Márquez, mañana aquí, 8:00 de la mañana. Igual ministro Marcos Torres se me viene, porque tenemos que terminar esa planta que yo le compré a Los Taques, me la pone al 100%. Le doy 30 días para que la ponga al 100%”, bramó en Falcón, donde desde 2006 construyen un parque eólico que aún no ve luz.
La misión del jefe del PSUV es garantizar el continuismo. Y para cumplir esa misión se está inventando otras. Así se sacó de la chistera la Gran Misión Venezuela Joven y la Gran Misión Mujer Venezuela. Para no perder la costumbre y aprovechando un feliz accidente de la primera combatiente, también relanzó la Misión Sonrisa. Nunca falta un “Re”. Para re-írse.
La Gran Aldea