Simón García: Una falta de costumbre

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Todas las encuestas registran que Edmundo González supera al candidato del continuismo por unos 20 puntos. Ventaja muy difícil de remontar en 30 días, además, en medio de una tendencia al incremento de la disposición a votar.

En realidad, el gobierno no está compitiendo con un partido de oposición, sino contra toda una sociedad”. El país, no solo los partidos, es la oposición con la que se encuentra el gobierno.

Y eso se expresa en una voluntad de cambio que concentra sus preferencias de voto en el candidato que aparece como ganador.

Es lo que se observa hoy y para que deje de existir se requiere más de un cisne negro.

Pero, el peso de un cuarto de siglo soportando una hegemonía autoritaria, ha convertido en dominante la idea, en sectores del gobierno y en algunos de la oposición, que es imposible que éste pierda El triunfo está allí y alguna, gente duda por una falta de costumbre.

Por eso, no conviene atenuar la sensación de victoria, porque ella es un mecanismo de construcción de viabilidad para el cambio institucional, pacífico y democrático, que va a ocurrir el 28 de julio.

Un elemento nuevo es que los altos mandos del gobierno y del PSUV lo saben: han captado la nueva realidad por su baja capacidad de convocatoria, la falta de alegría de sus movilizaciones y la aparición, en las bases chavistas, de una conducta democrática hacia la inevitabilidad de un cambio de gobierno. Y aunque en las bases del chavismo popular y del madurismo ya hay una conducta de adaptación a esa nueva situación; arriba, la reacción es aún de negación y de reacciones desesperadas condicionadas por la costumbre de ganar.

Sin embargo, el testeo con el cambio es tan impresionante que la posibilidad de una derrota electoral comienza a ser vista por ellos con una precaución que tiende a considerarla posible.

La imagen serena que proyecta Edmundo González genera tranquilidad. Un perfil positivo que debe hacer suyo la política alternativa. El discurso sosegado de Edmundo necesita ser reforzado, en la curva final hacia el 28, para reducir las disonancias que producen otros opositores apegados a la vieja confrontación puramente conflictiva.

Habría que añadir una explicación del candidato sobre su visión sobre la transición hacia la democracia y la paulatina prosperidad.

La palabra de María Corina tiene especial relevancia para colocar la confrontación necesaria con el alto gobierno en un plano constructivo y para transmitir que el triunfo del 28 de julio es el comienzo de una victoria de todo el país y un cambio en sus costumbres cívicas y políticas.

El diálogo y los acuerdos, antes y después del 28 de julio, no obedecen a una postura ingenua, sino a anticipar el fin de una concepción de la política como hegemonía para excluir y convertir la rivalidad por el poder en una lucha fratricida donde no hay adversarios sino enemigos”. Los adversarios conviven, los enemigos se aniquilan.

En términos del discurso electoral hay un  electorado estable ya conquistado, por lo que hay que dirigirse a quienes expresan dudas sobre temas como la convocatoria a una Constituyente, la privatización de PDVSA, la existencia de un poder tras el trono o la disposición  a impulsar la relación institucional con la Fuerza Armada.

En cuanto a las actividades políticas hay que defender los derechos del elector a votar sin coacciones y hay que formular, de cara al país, un pacto de gobernabilidad sea cual sea el ganador.

Y para la dura y difícil jornada del 28, hay que tener muy claro que sin Actas la victoria puede desaparecer. Tener el acta de cada mesa es la misión del año.

 

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