Carlota Salazar Calderón: Derechos políticos y sociales en el Estado Ciudadano (II)

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Como desarrollamos en el artículo anterior los derechos corresponden al ser en su humanidad, individualidad, en su determinación por ser libres e iguales a los otros, sin exclusión, ni discriminación por razones edad, sexo, religión o raza; y que no sólo respetarlos sino honrarlos es lo que le corresponde a un Estado que se apellide Ciudadano.

Sin embargo, estos derechos son vulnerados constantemente por ello la organización Reporteros Sin Fronteras reportaron para este año que las fuerzas políticas, independientemente de su orientación ideológicas, cada vez protegen con menos fuerza la libertad de prensa, que enarbola la libertad de expresión. Muchos gobiernos ejercen control sobre las redes sociales e internet restringiendo accesos y, además, borrando mensajes informativos.

Esta organización evaluó la situación de la libertad de prensa como muy “grave” en 36 países, “difícil” en 49, “problemática” en 50 y como “buena o bastante buena” en 45. Estos últimos liderados por Noruega, seguido por Dinamarca y Suecia. Mientras que los evaluados como más represivos tenemos Afganistán, Siria y Eritrea. Este año Eritrea le arrebató el liderazgo a Corea del Norte a la cabeza de los peores los últimos años.

Lo de Siria es una verdadera tragedia. Un país en guerra por más de una década no sólo veta el acceso a los periodistas a la información en áreas completas del territorio, sino que los medios son una herramienta de difusión ideológica.

En el informe de Freedom House “Libertad en el Mundo 2024” de los países menos libres en cuanto a las libertades políticas y civiles, en el 2023.De los 210 evaluados sólo 84 eran libres, mientras que 59 lo eran parcialmente y 67 sin libertad.  Trajo a colación el caso del Ecuador que pasó de ser libre a parcialmente libre, en razón al aumento de la delincuencia violenta por grupos delictivos organizados.  Los países más libres son: Finlandia, Suecia, Nueva Zelanda y Noruega, al final de la lista se encuentran Corea de Norte, Eritrea, Turkmenistán, Sudan del Sur y Siria.

Pero nuestro interés en Venezuela no se hace esperar donde la comisión de Derechos Humanos (CIDH) de nuevo expresó su preocupación por la violación del orden constitucional. Cuestionando la injerencia del poder ejecutivo en los otros poderes públicos. Además, la persecución contra la disidencia que se materializa con la intervención de partidos políticos para ser controlados por el gobierno, detenciones arbitrarias a líderes opositores, dirigentes sindicales de relevancia nacional… hasta twitteros, lo cual se traduce que en Venezuela exigir derechos es un delito.

En el 2023 Espacio Público contabilizó 384 denuncias de violaciones a los derechos individuales en especial intimidación, amenazas, asalto periodistas mientras cumplen sus funciones.

Un país con una democracia participativa y protagónica, con un abanico de herramientas para que el ciudadano participe en la vida pública, como son: en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa constitucional y constituyente, el cabildo abierto y las asambleas ciudadanas …, decisiones que tendrían carácter vinculante para todos los entes públicos, y en lo social y económico: las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas, las cajas de ahorro… todo eso en el texto porque no existe una ley que los programe y menos la intención política de que el ciudadano las implemente.

El voto es el derecho político por excelencia. Pero su ejercicio se hace nugatorio por la manipulación que practican los entes públicos haciendo campaña abiertamente a favor de los candidatos oficialistas. De esta forma el voto sí está garantizado para todo el mundo, pero con la implementación de prácticas abusivas como es la intimidación, el chantaje, la amenaza… a cambio de beneficios pírricos de una bolsa de comida, dádiva, asistencia médica… el control estalinista del voto con el chequeo en los llamados puntos rojos o el voto asistido.

La lucha de la humanidad es la lucha por el poder político. Parafraseando a Lechner el cambio en las hamacas. Cada revolución encarnó un cambio, sin hacer juicio de valor sobre si fueron beneficiosos o no. En la inglesa la burguesía en asenso se niveló con el poder absoluto de la monarquía; la americana crea un régimen republicano presidencialista; la francesa marca el fin del absolutismo; la suramericana continúa el modelo republicano; la primera y segunda revolución industrial crearon una clase obrera reaccionaria y exigente de derechos y con ellos el socialismo con la tesis de la conspiración de los iguales, el marxismo, leninismo, maoísmo,  trotskismo; la  Perestroik  y el Glasnost liderado por Mijaíl Gorbachov produjo la caída del muro de Berlín, que en el imaginario colectivo derrumbó la división por razones políticas; hasta que llegamos a la segunda guerra mundial que nos dejó un nuevo orden con la democracia liberal representativa.

Pero esa democracia se desgastó con el tiempo y la gente siente que nadie la representa, que los políticos llegan a robar y a imponer su agenda generando con ello insatisfacción ciudadana. De allí que la lucha de estos tiempos responde a la necesidad de inclusión y de reconocimiento ciudadano frente al sistema político de elites, que limita los derechos civiles y políticos. No se trata de eliminar o aniquilar las elites, porque siempre van a existir, se trata de coexistir entre la representación y la participación, entre un liderazgo moderno e inclusivo que fortalezca a la sociedad para que logre expresión institucionalmente. Visto así no hay dicotomía entre las élites y el colectivo siendo más bien complementario y necesario.

De allí la idea de un Estado Ciudadano. Un Estado que tenga como norte el fortalecimiento de la sociedad para que tenga canales institucionales en la exigencia por sus derechos civiles y políticos.

Carlotasc@gmail.com – @carlotasalazar

 

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