Las redes sociales, nos han venido mostrando e informando, sobre distintos y masivos actos políticos del jefe de campaña del Dr. Edmundo, la ingeniera María Corina Machado, que logra aglutinar mucho entusiasmo y energía en torno a su mensaje y figura, pero en realidad lo que se quiere destacar, con este artículo de opinión, es lo que pide la gente a todo pulmón, y es libertad, libertad, que es un valor superior de nuestro Estado Democrático, Social, de Derecho y de Justicia, que por lo demás tiene estrecha vinculación con los derechos políticos, electorales y económicos, que se les deben garantizar y otorgar a nuestros ciudadanos, en virtud, de que la libertad es una expresión directa de la dignidad humana, pues implica la posibilidad de auto determinarse, para desarrollar sin mayores injerencias estatales, los proyectos de vida, sin que los mismos queden sometidos a ningún superior, pues todos los seres humanos a medida que maduramos, vamos mejorando las potencialidades que tenemos dentro de nosotros.
Debe quedar claro que, cuando se habla de autodeterminación, esa facultad, quedará limitada, por las soberanías individuales de que gozan otras personas; así las cosas, la libertad puede ser entendida que aquello que las personas pueden hacer tranquilamente, porque no les está legalmente prohibido y para ello obviamente deben existir promulgarse leyes que sean concordantes con este valor superior, lo que no es muy frecuente en el actual sistema político imperante, pues las mismas muestran una intervención o bloqueo del Estado a la realización efectiva de este valor, verbigracia, el derecho a la manifestación política pacífica, a la libertad económica y propiedad privada y, a procesos electorales libres y competitivos. Todas estas limitantes al valor superior de la libertad, por supuesto que, han sido captadas y rechazadas por la ciudadanía, que ahora encausan ese descontento con una participación activa en la calle en favor del mismo, por ser un principio fundamental de nuestras vidas.
Indudablemente que, pedir libertad, obedece también al mal gobierno recibido en todos estos años, donde cada persona tiene muchos infortunios que relatar, en donde no ha habido felicidad, prosperidad, ni menos se ha respetado la dignidad de las personas. Estos valores y fines del Estado venezolano, fueron sustituidos por arbitrariedades, poniéndose de lado el postulado de que también debemos ser un Estado de Derecho. En síntesis, como opinaba el Dr. Hernando Grisanti Aveledo, “el individuo no está debidamente protegido frente a los abusos del poder, ni contra las fechorías de quienes viven al margen de la ley”, ello ocurre en la actualidad, pues frente a los excesos del poder, no hay a cuál órgano del Poder Público recurrir, para buscar justicia; por esa y otras razones, la gente se siente oprimida y corea libertad, libertad, cada vez que sale a la calle. En la conciencia y en el sentimiento de la mayoría de los ciudadanos, se tiene la convicción de que estas injustas circunstancias no pueden seguir existiendo, dado que así, se nos irá la vida en medio de la angustia, incertidumbre y pobreza.
Este largo Gobierno, nunca entendió el valor intrínseco de la noción de libertad, no quiso abandonar sus políticas socialistas desalentadoras de la iniciativa personal, no quiso ver que no se puede hablar de un país libre, cuando en la realidad, nuestra gente no puede cubrir sus necesidades más elementales, fundamentales para tener calidad de vida, como bien lo escribió el mismo Dr. Grisanti; “cuando no tiene asegurado su futuro”, lo que ha hecho u originado una millonaria migración, la que sigue latente en caso de continuar el actual gobierno en el ejercicio del poder que, con un discurso engañoso pretende seguir ejerciendo el poder. Cuando ofrece villas y castillos ahora, a pesar de tener el candidato a la tercera reelección más de trece años, al frente de la Presidencia de la República. La gente se siente oprimida al no tener un salario digno y suficiente, y por eso exclama libertad, libertad, sabe que no tienen seguridad social, que muchos enfermos subsisten, gracias a la bondad de mucha gente de bien, pero no, por las políticas del gobierno continuista, en fin, la gente grita libertad, libertad, porque no tiene acceso integro a bienes y servicios.
Libertad para que el gobierno no sea el que centralice los recursos de distintas personas, para que no manipule o influya en el desenvolvimiento de partidos políticos, gremios y otras organizaciones, para que no finja ser bondadoso o amplio, cuando en realidad es todo lo contrario, esto es, al que no acepte sus condiciones sobre la manera de funcionar o cuadrarse con el mismo, le caerá la porra autoritaria, o como dijo el izquierdista Pablo Freire “los opresores, falsamente generosos, tienen necesidad de que la situación de injusticia prevalezca a fin de que su generosidad continúe”, para que la libertad individual de las personas no sea sojuzgada de forma ligera, para que no hayan presos políticos, libertad para que existan medios de comunicación libres y sin amenazas permanentes de cierre, para que se respete la dignidad de las personas, para que, no se diga que Venezuela es libre y tenemos una grandísima subordinación con imperialismos extra hemisféricos y una gran deuda externa.
Libertad para que vuelva el orden y la estabilidad democrática y económica, para que la libertad responsable de opinión, prevalezca y se acabe el radicalismo ideológico en sus diversas manifestaciones, para que la política como instrumento de acción social, permita la conciliación y el encuentro de puntos intermedios, entre extremos opuestos; para que la libertad económica se desenvuelva conforme al régimen socio-económico constitucional vigente, sobre todo para que hayan más acuerdos entre Estado-trabajadores y empresarios y no, imposiciones que dicen interpretar de manera populista el parecer y el sentir de la gente, para que no hayan coerciones ilegítimas contra el comercio y la industria, libertad para que la persona quiera emprender en lo que quiera y no en la que en un momento dado el gobierno quiere que haga, libertad para entrar y salir del país, limitada por el enorme costo de los pasaportes, libertad para que funcione sin mayores contratiempos la libertad de asociación y no se presuma siempre la mala fe de la gente… Libertad, libertad, libertad.