El triunfo o la derrota comienzan en el lenguaje. Mide tus palabras y funda con ellas el mundo que quieres. Francisco Javier Pérez.
En este año electoral, hemos presenciado como espectadores de lujo la regresión léxica que intoxica la lengua de quién nos gobierna. «El insulto se ha institucionalizado como una vía valida de comunicación, manifestando el imperio de la pobreza de la lengua”.
De destemplados calificativos a un lenguaje de pandillero, se han ventilado en cada uno de los mítines de Maduro, insulta con una coprolalia sin paliativos y promete esa tarea pendiente, de estabilizar a la economía absolutamente incompatible con su régimen, pues este asume que el socialismo atávico es una posibilidad cierta de bienestar.
Así pues, vemos, ya sin asombro el empleo de un lenguaje que promueve al odio, la descalificación, la despersonalización, mientras la coprolalia es el común denominador de este drama que vivimos. En cada intervención se amenaza, se condena, se promueve el odio y la irascibilidad es una constante.
Al hablar mal se entiende al mundo mal, se anquilosa el pensamiento en una pereza de difícil reanimación. Es un deterioro que delata la pobreza epistemológica que impide pensar al mundo y repensarlo. El discurso oficial es una clara representación de la pobreza del lenguaje, que deviene pobreza espiritual, en sus ámbitos subjetivos, objetivos y absolutos del alma.
Así pues, acudimos a lo aludido en aquel manifiesto sobre las causas de la pobreza del lenguaje, del espíritu y material en Venezuela, escrito a cuatro manos junto al doctor José Rafael Herrera. En aquel manifiesto se advertía al país sobre este escenario de herrumbre léxica, espiritual y humana, que puede bien decantar en violencia fáctica y real. He allí la preocupación fundamental de quienes vemos a diario el uso de una neolengua, para engañar, dividir, confundir y engañar.
La crisis económica prosigue, en medio del estiércol del habla, la incertidumbre dá paso a la imposibilidad de frenar las brechas cambiarias ubicadas en 12,61%, con una inflación medida por el Observatorio Venezolano de Finanzas en 2.4%, cifra que se acumula hasta el 18% y supera el 80% anual, todo ello en plena eclosión de una singular crisis de consumo, destrucción del salario e incertidumbre.
¿Cuál estabilidad ofrece Maduro?, una estabilidad decretada en maldiciones, que contrastan con rituales de la iglesia protestante en Venezuela, “cuando la religión entra en el terreno político desaparece el debate”. No hay coherencia entre canticos proferidos por pastores evangélicos y toda una gama de maldiciones, groserías y coprolalias, propias de un paciente de Tourette, en verdad un espectáculo desquiciante, que ya cuenta con el apoyo de un animador de Sábado Sensacional, pues eso es el chavismo, un espectáculo bufo de una tragedia innominada.
Finalmente, el compromiso es desterrar esas prácticas de la lengua regresiva, que nos han llevado a este infierno de Dante. Los ciudadanos estamos claros y sabemos que hacer el 28 de julio, mientras Maduro demuestra con los calificativos ofensivos, sobre la edad del Dr. Edmundo González Urrutia, la perversa propensión al odio y la discriminación.
Es un régimen edadista, que arremete contra las personas adultas, es misógino, pues descalifica a una mujer y además aporofóbico porque odian a los pobres, los humillan y viven cual sultanes.
Referencias.
Canova, A., G, L., Graterol Herrera, L., & Marjuli, H. (2020). La Neolengua del poder en Venezuela. Caracas: Episteme.
Hegel, F. (2017). Enciclopedia de las ciencias filosoficas. Madrid: Abada.
Herrera, José R ; Ñáñez Carlos E. (24 de 10 de 2021). Microfilosofía. Obtenido de https://www.microfilosofia.com/2021/10/causas-de-la-pobreza-venezuela.html
Pérez, J. (2005). El insulto en venezuela. Caracas: Bigott.
Pérez.Javier. (1999). Deterioro de una sociedad , decadencia de un lenguaje. Caracas: IESA.
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