Cuando haya electricidad las 24h del día, cuando no falte agua, cuando se consiga todo, y ese todo se pueda comprar con mi salario, cuando los hospitales trabajen bien, ¡cuando pueda otra vez ir a la playa todos los años!… ¡Ay! ¿Por qué no? un viaje a Europa o mejor aquí al lado a Colombia, para no ir tan lejos… Ay, cuando mis hijos puedan volver del extranjero, cuando podamos estar juntos de nuevo… Qué bonito será.
Esto es lo que pasa por la mente y el corazón del venezolano cuando se plantea la posibilidad de una nueva Venezuela. Y no está mal pensar en esto, de lo que hemos sido privados desde hace muchos años. No está mal, de hecho, está muy bien. Merecemos una calidad de vida.
Hace mucho tiempo que no escribo líneas como éstas que, más que expresar mi opinión sobre un tema de actualidad, buscan tocar las conciencias para descubrir un poquito lo que hay detrás de todo. Hoy quiero retomar la pluma, bueno, el teclado, para escribir tan solo un poco sobre el evento electoral que se avecina en nuestra patria. Y como antesala, si bien tengo esperanza de que pasará lo mejor para nuestro pueblo, temo que las cosas no salgan tan bien como se espera. Temo que los nuevos luceros que nacerán en el firmamento acaben por colapsar en sí y consuman las pocas estrellas que aún daban algo de luz a Venezuela.
¿Para qué quiere usted ser presidente de Venezuela? Es una pregunta que hago a cada uno de los candidatos que esperan llegar allí. Y antes de que pronuncien la primera palabra, quiero responderles: ¿Para qué quiere usted ser presidente de Venezuela? ¿Para buscar el bien de su pueblo o para implantar sus ideas? ¿Para luchar por el bien de su Patria o para buscar sólo su beneficio y el de las ideologías que defiende? ¿Dígame, para qué quiere usted ser presidente de la República? Comida, dinero, salarios, y estabilidad lo prometen todos, así que, ¿qué ofrece usted? …
Entre los políticos venezolanos ya se ha escuchado alguna vez decir barbaridades y disparates sobre la eutanasia, el aborto y el matrimonio homosexual de manera que, aprovechándose de su posición e influencia, establezcan leyes que condenen generaciones enteras. Muchas veces parece que ser “moderno” implica aceptar y decir que sí a todas las “modernidades” que las grandes naciones tienen.
Necesitamos un cambio en Venezuela, de ello no hay ninguna duda, pero, necesitamos la certeza de que los candidatos que se nos proponen no van a conducir al país a su ruina y destrucción. Necesitamos soluciones justas, dignas y durables. Necesitamos la certeza de que no abrirán las puertas de par en par a ideologías que esclavizan y cobran vidas. Necesitamos la certeza de que las estrellas que definen Venezuela seguirán brillando en el firmamento y que despejarán la atmósfera para que su luz llegue límpida. Necesitamos la certeza de que la luz que irradia la familia cristiana, la justicia, la hermandad, el patriotismo y la Santa Fe Católica guiarán los caminos de nuestra amada tierra. Otra brújula, sin duda, llevaría a nuestra Venezuela a consumar su triste fin.
No es sólo de los candidatos pedirnos el votar por ellos, y nosotros decir que sí … No, así se comportan y manipulan las masas. Debemos a su vez exigirles que no traicionen los valores de la Patria y que den su vida por una causa tan noble. Que busquen el bien de su pueblo y no el propio. Que vayan en contra de todos, aunque eso les cueste la reputación. Que sean capaces de levantar su voz por los más débiles. Que sean conscientes de que la solución a los problemas jamás es quitar la vida de alguien; que en lugar de ello se deben ocupar de las madres solteras y los agonizantes, darles todo para vivir y morir dignamente, de manera que el aborto y la eutanasia no pasen por la mente de ninguno, ni siquiera en juego. Que entiendan que no es nuestro derecho tener hijos, sino que es el derecho de los niños el tener padre y madre.
Está bien querer un cambio en todos los aspectos, pero dejar morir las estrellas que alumbran la noche oscura, no. Eso es traición. Señores políticos de Venezuela: den la talla a la responsabilidad que el pueblo venezolano deposita en sus manos… Al final de la vida, todos daremos cuentas a Dios nuestro Señor del bien y el mal que hayamos hecho, y también del bien que pudiéndolo hacer, no hicimos.
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