Eddie A. Ramírez S.: Los hermanos Rodríguez, vengadores de sangre

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El 25 de este mes se cumplen 48 años del vil asesinato de Jorge Rodríguez, activista político de extrema izquierda, quien murió por las torturas infligidas cuando estaba preso.  Hace algún tiempo, Delcy Rodríguez declaró que la revolución es nuestra venganza por la muerte de nuestro padre. Es la oportunidad de demostrar lo profundamente humano que es el socialismo. No hay odio.  Sin embargo, tanto ella como su hermano Jorge, conocen de los cientos de asesinatos, torturas, encarcelamientos sin juicios y desapariciones forzadas que ha cometido su llamada revolución, así como el exilio al que han tenido que acogerse millones de venezolanos y el odio que siembran los voceros de la misma.

La venganza en contra de alguien que hace un daño de cierta magnitud era casi la regla en las sociedades primitivas.  En el Corán y en el Antiguo Testamento se menciona el ojo por ojo, y en este último también se hace referencia a los vengadores de sangre, especificando que se aplicaba cuando la muerte causada no era intencional y que el responsable podía eludir la venganza refugiándose en ciertas ciudades, algo así como el asilo actual en embajadas. A veces, todavía se practica, pero generalmente cuando el homicidio ha sido intencional y el sistema judicial no actúa.

Desde luego entendemos el trauma de los hermanos que, lamentablemente, conocieron de niños el atroz asesinato de su padre, cuando estaba preso bajo la sospecha de haber participado en el secuestro de William Niehous, estadounidense vicepresidente de la Owen Illinois. Muchos opositores, entre ellos quien esto escribe, han denunciado ese repudiable asesinato. Los perpetradores de ese crimen, al igual que el del profesor Lovera, fueron enjuiciados, aunque desconocemos a cuántos años fueron sentenciados y si cumplieron toda la condena. También hemos denunciado la desaparición de jóvenes guerrilleros en los Teatros de Operaciones de las Fuerzas Armadas, como el caso de Alejandro Tejero y otros que siguen sin castigo.

Los hermanos Rodríguez han podido convertirse en defensores de los derechos humanos, pero optaron por alcahuetear miles de casos de violaciones. Para citar solo uno similar, recordemos el asesinato en el 2019, por torturas, estando preso, de Rafael Acosta Arévalo, quien solo tenía siete años de edad cuando el asesinato de Jorge Rodríguez.

Lo insólito del caso de los hermanos es que están ejerciendo de vengadores en contra de millones de personas inocentes, que no tuvieron ninguna relación con el asesinato de su padre. En ese entonces, María Corina tenía nueve años, Leopoldo López cinco, Capriles cuatro, Edmundo González 27 pero que no tuvo participación en ese gobierno, y la mayoría de quienes huyen a pie a países vecinos no habían nacido.

Los hermanos Rodríguez deben entender que su guerra personal no tiene sentido. Se están vengando de quienes no tuvieron nada que ver con la causa de su resentimiento y venganza. No pueden decir como en las guerras, en las que se intenta justificar la muerte y penurias de inocentes con el argumento de que son daños colaterales. Ojalá se percaten de que el país clama por el cese de persecuciones y odios por motivos políticos. A todos nos conviene que se respete el resultado de la próxima elección y que Edmundo González tenga la oportunidad de unir y recuperar a Venezuela.

Como (había) en botica El Movimiento Ciudadano Venezolanos en el Mundo envió una carta pública a los gobiernos  iberoamericanos, especialmente a los de México, Colombia, Chile, Brasil y España, de orientación socialista democrática, instándolos a que ayuden a que las elecciones en Venezuela sean tan limpias como en sus países. Continúa la persecución política a los activistas electorales de la oposición y la compra de votos por el régimen ¡Bravo por nuestra Vino Tinto! Jugó muy bien y con espíritu deportivo. Los penaltis son una lotería. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados! ¡Con Edmundo ganará Venezuela!

eddiearamirez@hotmail.com

 

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