Carlos Casanova: La democracia es alternabilidad

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La revolución gobernante lleva en el poder 25 años y ha contado con dos presidentes, Chávez y Maduro; en tanto en los mismos primeros 25 años de cuarenta que duró la democracia, Venezuela contó con 5 presidentes electos: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés, Luis Herrera, Jaime Lusinchi, Carlos Andrés, Rafael Caldera. Con la crisis fomentada por el intento de golpe, son presidentes también: Octavio Lepage, por un tiempo de un mes, por ser el presidente del Congreso de La República; Ramón Velázquez por un año, y nuevamente Rafael Caldera.

Cualquier periodo de 5 años de la democracia tiene en su haber una gestión que supera los 25 años de la revolución, considerando que en revolución se ha manejado más dinero que todos los presupuestos sumados desde el primer gobierno del General Páez hasta el último de Caldera. Lo cual indica que los años de revolución significan dinero y tiempo perdido, más un deterioro de la calidad de vida, fractura familiar, éxodo, corrupción y un país que no funciona.

Acaban de pasar las elecciones de Francia y de Inglaterra. Los resultados determinan un cambio en la conducción de esos gobiernos por imperio de la voluntad ciudadana que votando castigaron lo que consideran un mal gobierno. Así mismo en la Unión Europea los ciudadanos en sus países al votar decidieron un cambio en la composición política; los que han perdido, resueltamente aceptan, y los ganadores sin arrogancia felicitan a los ciudadanos con respeto por los que pensaron distinto.

En ninguna de estas elecciones se vio la judicialización de los partidos para que el Gobierno nombrara sus directivos afectos a su propio interés, así como tampoco se han registrado confiscaciones de equipos de sonido y las unidades donde funcionan, menos cerrar locales comerciales por haber recibido a los candidatos, como tampoco botar personas de sus cargos; no se reporta la existencia de listas 1×10, así como tampoco la obligatoriedad para asistir a los actos en apoyo a candidato alguno.

Estudiado está en la ciencia política qué sucede cuando se bloquea la alternabilidad. Surgen aquí entonces elementos personalistas y autocráticos que afectan directamente a la democracia; esto va dando lugar a la concentración de poder y la erosión de los controles y contrapesos.

Perpetuarse en el poder liquida la posibilidad de las nuevas generaciones, limitando la participación y representación política, reduce hasta desaparecer la rendición de cuentas, y con ello la obligación de presentarlas incumpliendo, echando por tierra el derecho ciudadano de estar informado sobre el manejo de los presupuestos en la gestión; es entonces la falta de alternancia una de las razones por las cuales aparece la impunidad.

La decisión de la Asamblea Constituyente de no permitir elecciones sindicales y gremiales, providencia que se ha mantenido, y luego el CNE de impedir las elecciones de los directivos de los partidos apunta en dirección a socavar los principios fundamentales de la democracia con la participación política restando legitimidad del poder y la representación política.

La permanencia en el poder de forma ilimitada evidencia la falta de límites institucionales para la reelección y nos trae de regreso a la discusión de lo importante que es ese límite de la reelección inmediata.

No es casual que los países con reelección indefinida sean Nicaragua y Venezuela, que presentan un contexto de erosión democrática.

La reelección indefinida conduce al liderazgo personalista, caudillista y hegemónico; de ahí devienen las conductas de obligar a los funcionarios públicos a asistir a las concentraciones de forma obligada, de querer controlar y supervisar su voto con el control social del voto asistido.

Su oportunidad es el 28 de julio, que no le manipulen su conciencia; si se deja manipular, encontrará en esa persona al carcelero de su conciencia, por tanto a su jefe de vida.

Dios existe.

 

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