Fallecido el 14-VII-1816
Cuando observamos la famosa obra “Miranda en La Carraca” del eximio pintor valenciano Arturo Michelena (1863-1898), pintado en 1896, la cual se encuentra en la Galería de Arte Nacional, evocamos los días finales del “más universal de los venezolanos” en la prisión de las Cuatro Torres del Arsenal de La Carraca en Cádiz.
Por cierto quien posó para tomar la cara de nuestro “Siempre Precursor”, fue el preclaro historiador Eduardo Blanco, autor de “Venezuela Heroica”.
Regresando las páginas de nuestra incomparable historia estudiamos que, autorizado por el Poder Ejecutivo para capitular en San Mateo, representado por José de Satta y Bussy ante Monteverde el 25 de julio de 1812, Miranda desde La Victoria, llegó a Caracas el 30 en horas de la mañana.
Continuó a La Guaira, donde pernoctaría para embarcarse en el “Saphire” hacia Curazao, con la idea de seguir a Cartagena, plan que conocía Pedro Gual.
Intento impedido a las tres de la mañana del 31, al ser despertado y apresado por el comandante militar, el coronel Manuel María de la Casas, ( cargo designado por Miranda), acompañado de los oficiales Carlos Soublette, (ayudante del generalísimo), Simón Bolívar, Tomás Montilla y el Dr. Miguel Peña (Gobernador civil también designado por Miranda); ellos consideraron inoportuna la capitulación.
En las bóvedas del castillo San Carlos de La Guaira permaneció encadenado dos meses y medio, antes de ser enviado al castillo San Felipe de Puerto Cabello.
Nuestro “Siempre Precursor “, llegó a exteriorizar: Me pesan más, las traiciones de mis compañeros, que las cadenas que llevo puestas.
Debido al avance exitoso de Bolívar en la Campaña Admirable, Monteverde ordenó el traslado a Puerto Rico, realizado el 3 de junio de 1813 en el navío “Alerta”.
El trato recibido por parte del gobernador y capitán general Meléndez, fue más humano; le quitaron las cadenas y le permitieron enviar comunicaciones a las autoridades españolas explicando su situación en procura de su libertad.
Las respuestas nunca llegaron; actitud que lo obligó a solicitar su traslado a España, para asumir la defensa ante el incumplimiento de la capitulación de Monteverde.
El bergantín “Alerta”, zarpó de Puerto Rico en diciembre de 1813; desembarcado en Cádiz el 5 de enero de 1814 y trasladado por órdenes del capitán general Cayetano Valdés al castillo de las Cuatro Torres en calidad de “Reo de Estado”,
El recordado sacerdote e historiador francés Hermano Nectario María (H.N.M), (1888-1986), cuyo verdadero nombre es Luís Alfredo Pratlong Bonicel, luego de sus profundos estudios y recopilaciones tomadas del Archivo General de Indias de Sevilla, Archivo General del Departamento Marítimo de Cádiz, del Archivo del Arsenal de La Carraca y del Archivo Eclesiástico de la Iglesia del Arsenal, y visita al penal, publicó en 1964 su valiosa obra “La Verdad sobre Miranda en La Carraca”, patrocinado por el Instituto Venezolano de Cultura Hispánica de Caracas, del cual hemos tomado importantes datos.
La Carraca es una construcción de dos pisos de forma cuadrada de cincuenta metros por lado, data de 1763; sobre cada una de las esquinas de la amplia azotea se encuentran cuatro grandes salas con una extensión cada una de 9 x 7 metros, destinadas a: zapatería, depósito de ropa, barbería y depósito de camas; a Miranda por su condición especial, le asignaron la sala de guardar ropa.
Disponía de dos ventanales de un metro por treinta centímetros cada una, lo que le permitían iluminación, ventilación y visibilidad.
En la planta baja se encontraban la totalidad de los internos, la mayoría militares.
A nuestro ilustre paisano, el capitán general Valdés le asignó diez reales diarios y dos sirvientes, uno de ellos el peruano Pedro José Morán, quien actuó con dedicación y lealtad hasta el último momento.
Miranda pudo escribir veintidós cartas, la primera de ellas dirigida a su amigo Nicolás Vansittar el 21 de mayo de 1814.
El 30 de junio le escribió al rey Fernando VII, pidiendo la excarcelación para dirigirse a Rusia; le escribió igualmente a varias autoridades españolas, sin respuesta alguna.
Su viejo amigo el inglés John Turnbull le enviaba recursos financieros y libros para minimizarle su difícil estada carcelaria.
En su idea por escaparse escribía en clave con el seudónimo de “José Amindra”.
Nunca le abrieron juicio por no tener las autoridades los documentos probatorios.
El 25 de mayo tuvo un Accidente Cerebro Vascular, siendo remitido a la enfermería del penal, donde permaneció hasta su muerte, acaecida a la una y cinco de la mañana del 14 de julio de 1816.
Había recibido el sacramento de la extremaunción por parte del presbítero Juan Francisco de Paula Vergara, Capellán del penal.
Se dice que Miranda se negó, o no recibió el sacramento argumentando: “Déjenme morir en paz”; esta falsedad fue transmitida por el marino peruano Manuel Saurio a Ricardo Becerra.
El deceso de Miranda el 14 de julio de 1816, fue registrado en el Libro 5 de difuntos correspondiente a los años 1802 a 1819, Folio 4, Nros.159 y 160.
En vista de que sus restos no fueron reclamados, y con la intención de construir un nuevo cementerio en un área seca, se procedió a clausurar el existente en 1870, colocando las cenizas en una fosa común donde actualmente se encuentra una cruz monumental de hierro con la inscripción “Osario 1875”.
La Academia Nacional de la Historia y la Real Academia Hispano Americana de España, colocaron el 14 de julio de 1963, placas conmemorativas en la Casa de las Cuatro Torres en Cádiz, frente a la Plaza Arguelles, residencia que tuvo Miranda en 1771.
En el Panteón Nacional un cenotafio, espera algún día la llegada de las cenizas del “Caballero andante de la Historia universal”.
