Muchos venezolanos en el extranjero preguntan sobre si es buena idea regresar a Venezuela. Esa respuesta no la tiene nadie, pero tampoco es imposible darla. Vivir en Venezuela, como en cualquier otro país, en estos momentos, es un asunto de riesgos. Todo depende del perfil de la persona, ya que para algunos sería una excelente idea y para otros la peor.
Todos los países tienen riesgos, unos más que otros. Entonces este es el primer factor que debe evaluar alguien que trata de decidir si regresar a su país, o seguir en el que está. Todo esto lejos de los debates absurdos en redes sociales, sesgados por la conflictividad política, de que “Venezuela se arregló, o no se arregló”.
En Venezuela todavía existen muchos problemas derivados de la crisis. Aquel bolívar sobre valuado, apalancado con los extraordinarios ingresos petroleros, ya no existe. Entonces se vive una economía más real o parecida a otros países, debido a que la venezolana está indexada a la fluctuación del dólar. En la enorme mayoría de los municipios los servicios públicos son todavía demasiado ineficientes. Escasez de agua potable, fallas eléctricas constantes, limitaciones para el acceso al gas doméstico y telecomunicaciones con atraso respecto al mundo, además de las constantes interrupciones.
Además, la economía está seriamente limitada. El actual gobierno no goza de mucha confianza para inversiones extranjeras. El país se encuentra en impago de deuda externa desde 2017. Venezuela sufre sanciones petroleras y financieras por parte del gobierno de Estados Unidos, lo que aleja a inversores. Además, los socios más cercanos, China, Rusia e Irán, son parte de un eje mundial que mantiene un conflicto con Occidente.
Todo lo anterior establece unos niveles de riesgo, sobre todo para quienes aspiran volver y emprender pequeños, medianos o grandes negocios. Los desafíos para una vida tranquila, en cuanto a los servicios públicos, todavía son relativamente altos. Además de ello, la situación de la salud y educación, ambos, funcionan mejor en el sector privado, con grandes problemas en el sector público. Pero pagar por educación y salud, es normal en otros países.
Sin embargo, a mayor riesgo, más beneficios o pérdidas, además de que las crisis no son eternas. Por ejemplo, en Venezuela, los precios del sector inmobiliario, todavía están muy bajos, comparados con otros países. El déficit de empresas y producción nacional es enorme. Esto pareciera ser una oportunidad, y quien asume una apuesta de ese tipo, se expone a un riesgo determinado. Entonces, en esa decisión, priva la tolerancia al riesgo de cada quien.
Si una persona es capaz de exponerse a altos niveles de riesgo y gestionarlo para más tarde traducirlo en enormes beneficios, entonces Venezuela podría ser una opción, para ese venezolano que se pregunta si vale la pena volver o no. Pero también debe tener presente, que una apuesta de alto riesgo, puede ser contraproducente, si no tomó en cuenta todas las variables necesarias para su determinación.
En cambio, si esa misma persona, prefiere más seguridad y menos riesgo y la tiene donde vive actualmente, debido a que no se expone a las situaciones mencionadas atrás, aunque sus beneficios en el futuro sigan siendo los mismos o menores, volver a Venezuela no sería una opción para esta.
Confusión: Tras el cambio masivo de nombres de escuelas y liceos públicos, hay confusión en muchísimos electores, sobre el centro electoral donde tienen que votar el próximo 28 de julio.
Militarización: Se espera una fuerte militarización de instalaciones públicas de todo tipo y centros de votación para las próximas elecciones presidenciales. El gobierno estima que en algunos centros electorales se presenten escaramuzas.
Medidas: Aunque se trata de rumores por ahora, podría aplicarse medidas de parte del CNE, que centro electoral, con situaciones de violencia, no sea incluido en el conteo final de votos del 28 de julio, ya que se consideraría un centro electoral violado. Existe un precedente de esto, cuando se hizo la elección de la Constituyente de 2017, de los centros electorales que fueron atacados por factores de oposición y hubo máquinas destruidas, los electores fueron migrados a otros para elecciones futuras.
Petróleo: Venezuela se acerca a la cifra de producción petrolera del millón de barriles diarios. Incluso, se está recuperando en la producción de solventes para mezclar el crudo extrapesado. Esto último es relevante, ya que la dependencia de Pdvsa de los solventes extranjeros, le limitan en la producción de gasolina y en las exportaciones de crudo Merey. Hasta ahora, y según un informe de S&P Global, desde que Chevron se reactivó, se exportó 30 millones de barriles a Estados Unidos. Aspiran aumentar la producción a 1,24 millones de barriles diarios para finales de 2024.
Guyana: Los tuits en X, del general Domingo Hernández, mostrando los ejercicios en la isla de Anacoco, con los tanques Scorpions 90, llaman la atención de Brasil. El gigante sudamericano sigue acumulando vehículos en la frontera con Venezuela, en Roraima. Las fuerzas militares brasileñas acaban de recibir un centenar de misiles antitanques LR2 Spike, de Israel. Los brasileños estiman que antes o después de las elecciones del 28 de julio, podría haber nuevos eventos en la disputa entre Guyana y Venezuela. Aunque para expertos militares, una invasión militar de Venezuela a Guyana sería prácticamente imposible, la densa selva del Esequibo sería un enorme obstáculo para cualquier tipo de fuerza militar terrestre.
@alexvallenilla