Luis Bravo: Yo sí voto, por el país, contra el continuismo

Compartir

 

Rebanar, obstaculizar, penalizar la participación inconveniente, traspasando los límites de la decencia política y los imperativos constitucionales, ha sido el acento mayor de la campaña electoral de la élite de poder. La misma que desesperadamente busca permanecer en el poder sin más límites que sus intereses estrictamente privados. La misma del pánico ante el rumor que se oye por todas partes: “yo si voto”.

Es lo más básico que puede decirse cuando se examina el tipo de campaña electoral que desarrolla el alto oficialismo por todos los medios, lícitos e ilícitos. Campaña electoral nada admirable, plena de temeridad y violencia, sin vergüenza alguna por el juicio histórico que deberían considerar. Hasta un punto en que a muy pocos en el oficialismo parece satisfacer los intentos ya cotidianos de aniquilar la campaña del adversario más democrático y fuerte, incluida la onerosa compra de lealtades entre las oposiciones más frágiles. Pocos se ríen ya de las gracias y extravagancias de un candidato que combina el comportamiento de bufón con el agresivo insulto. Una campaña electoral violenta que parece haber sido diseñada por quien ya puso lo mal habido a buen resguardo, aceptando la inminencia de la derrota como fatalidad que no lo afectará.

En el mundo de la educación insulta el comportamiento del alto funcionariado, despreocupado por los malos resultados del año académico 2022-23 y la dejadez frente a la apertura del nuevo año académico. Muestra del maltrato recibido por el conjunto de la institucionalidad educativa, desde que se convirtió a la acción pedagógica del estado en instrumento alucinado de la perdición del país.

Revista Nº 1013 Memoria Educativa Venezolana, paso a paso

 

Traducción »