Todo tiene su final, nada dura para siempre/ tenemos que recordar, que no existe eternidad decía en su famosa canción, Héctor Lavoe.
A una semana de la víspera para la celebración de las presidenciales, llega el final de la primera etapa de la angustia de esto que ha sido una campaña electoral plagada de irregularidades; abusos, y atropellos por parte del gobierno, y sus secuaces. Siempre bajo la amenaza de un zarpazo final, como la fiera salvaje que acecha a su víctima para destruirla en el momento menos esperado.
Esto era de esperarse en un gobierno que actúa a sus anchas como dueño absoluto del entramado institucional que les fue regalado por el absurdo de la abstención, y que además no tiene escrúpulos. Cuánto debe pesar hoy en la mente de quienes insistieron tantas veces en esa locura?
El gobierno no se ha detenido en la ejecución de ninguna perversidad, incluso las más ridículas y crueles, como la ¨detención de un caballo¨; el secuestro de ciudadanos que solo hacen su trabajo, como choferes de camión; sonidistas; guardaespaldas; vendedoras de empanadas; activistas de organizaciones políticas, entre otros desafueros, sin que haya habido la más mínima intervención del CNE.
Qué vergüenza la de un organismo gobernado por oficialistas al servicio de un ¨mandamás¨, sin escrúpulos, ni un ápice de decencia. Muy triste, si no se han dado cuenta, pasar por la vida en plan de eunucos.
Una semana más de información y contrainformación en la emisión de encuestas, algunas serias, y profesionales, y otras francamente bochornosas por falsas, y mediocres; de nervios y crispación, rogando que se imponga la sensatez de quienes dentro del oficialismo auspician llevar el final de la jornada en paz, sin sobresaltos; en el entendido de que se puede ganar o perder, sin que ello signifique una catástrofe.
Por primera vez en 25 años, la oposición tiene en todas las encuestas profesionales, una clara ventaja indicando que es la primera opción para ganar las elecciones.
No obstante, como hemos señalado tantas veces, la emoción de las concentraciones, y marchas ayuda, pero no es suficiente. Esperamos que el trabajo de preparación jurídico-político de los testigos y miembros de mesa haya sido exhaustivo, y además haya alcanzado la cobertura total de las mesas a nivel nacional. Del mismo modo, la logística para el transporte; hidratación; alimentación; sustitución, y acompañamiento de quienes van a trabajar en esos centros electorales y sus mesas.
A los responsables de cada comando de campaña de gobierno y oposición, tranquilidad y aplomo para impedir que se desborden los ánimos y puedan garantizar el buen orden y desenvolvimiento del proceso sin alteraciones de ningún tipo.
Los demás candidatos que fueron arropados por la polarización, y no advirtieron que están fuera de su hora, aunque tengan legitimidad en su aspiración, se les solicitó dar un paso al costado y contribuir para dilucidar el camino al triunfo para vencer 25 años de continuidad, y mal gobierno de Chávez y Maduro, pero hicieron caso omiso, y perdieron la oportunidad de actuar con el desprendimiento que esta hora difícil exige.
Estamos en un momento crucial, y vale la pena que los equipos dirigentes de gobierno y oposición se sienten a negociar acuerdos de gobernabilidad que a todos conviene. El país no se acaba con un triunfo o una derrota, pero los ciudadanos merecemos reglas claras, y cumplimiento cabal de un plan de desarrollo armónico que garantice igualdad de oportunidades para todos, en un ambiente de paz social sin sobresaltos.
Un país que pueda relacionarse con el mundo entero en condiciones de mutuo respeto; que crezca económicamente en medio de acuerdos tripartitos para que gobierno-trabajadores-empresarios-emprendedores, contribuyan a relanzar una sociedad próspera, y todos bajo el auspicio de la Ley.
Preparémonos para los grandes cambios constitucionales que habrá de producir con amplios consensos para transitar hacia el camino del desarrollo sin odios, ni venganzas inútiles. Construyamos la paz. Amén.