Carlos Ñañez: El poder de los sin poder

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La vida sólo tiene significado, si podemos vivirla de acuerdo a nuestros valores y principios. Vaclav Havel.

La otrora Checoeslovaquia, hoy república Checa y Eslovaquia, la secuestrada república de Checoeslovaquia, padeció el yugo feroz de la cortina de hierro. Al desmoronarse el comunismo con la Perestroika y la caída del ominoso muro de Berlín, el pueblo gritaba de felicidad por el advenimiento de la libertad y con este la restitución de la libre expresión.

Empero, tras años de mentiras y posverdades, se requería de un líder capaz de decir la verdad, un paladín de la lengua para la libertad y la libertad para la lengua. Ese hombre que diría la verdad, no era menos que un poeta, un escritor de versos, quien se encontraba obviamente en prisión, pues el horror no tiene ni ética ni estética. Es así como espontáneamente de las vísceras telúricas de un colectivo oprimido, surgió el nombre de Vaclav Havel.

La propuesta de este valiente poeta no fue otra que defenestrar las formas de comunicación, los “codes léxicos”, del antiguo régimen por “considerarlos aviesos, falsos, vulgares y plenos en coprolalia. Es decir abandonar un discurso que califica para despersonalizar y cometer actos de atropello a la dignidad humana. Así una vez que la sociedad se desintoxica el léxico del lenguaje charlatán del régimen, puede encontrar la libertad”.

Justo en esa encrucijada nos encontramos los venezolanos. Es ya imposible ocultar la crisis engendrada en la “cuna de semen de Heliogábalo”, una crisis económica sin precedentes, que genera contrastes alarmantes entre los “caciques del poder” y los sin nada. La inflación ha cedido a coste del crecimiento económico y de la desalarización del ingreso. No existe el crédito, ni el ahorro, los servicios públicos son un horror, no hay educación ni salud y la idea de bienestar es una utopía.

En medio de este frenesí, vemos a un candidato responsable de todas estas tragedias, acusar a la oposición de la diáspora, acusar a la oposición de la crisis económica, usar la manida excusa del bloqueo, sin detenerse a pensar que en 2017, no estando sancionados, ya el PIB se había contraído 43% y entrábamos en hiperinflación.

No solamente la crisis es económica, es institucional. La ausencia de separación de poderes, la permeabilidad del chavismo en todas las esferas de la vida diaria, la posibilidad de la cárcel, la tortura o la muerte, muchos son los crímenes, de quien nos amenaza con un baño de sangre o una revolución cuartelaria, como las del traumático siglo XXI.

Desde luego nos gobiernan los peores, una cacocracia incendiaria, los encapuchados de los ochenta, los facinerosos, que dejaron la capucha por la corbata Louis Vuitton. Esos ahora nos amenazan, pero carecen de pueblo, fingen que viven como los sin poder, tomando taxis desde aplicaciones, son “dictadores payasos y artistas”.

Faltan seis días para decidir, seis días para que Dios se ponga de nuestro lado, seis días para revertir el odio por reconciliación, la ira por razón, la confrontación por la paz. Pero la paz no de los sepulcros y las cárceles, la paz que incardina tranquilidad, sosiego y placer, el imperio de Irene, quien ha estado secuestrada en las ergástulas del régimen. “Cristo no está impotente en la cruz, aunque en situaciones particulares sintamos que el mal gana la partida, siempre Dios puede más”.

Referencias:

Artaud.A. (2014). Heliogabalo o el anarquista coronado. Buenos Aires: Arginauta.

Coffey, A. (2003). Encontrar sentido a los datos cualitativos Estratagias complementarias. Antioquia: Universidad de Antioquia.

Costa Martínez, j. (1961). Tutela de los pueblos en la historia. Madrid: Biblioteca Costa.

Havel, V. (1990). El poder de los sin poder. Madrid: Encuentro.

Manea, N. (2006). Payasos Dictadores y Artistas. Madrid: Planeta.

Wojtyla, K. (1987). Rei Socialis. Roma: Las Paulinas.

X @carlosnanezr – IG @nanezc

 

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