Rodrigo Cabezas Morales: El caso de un fraude histórico, la desafiante libertad hecha nación

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La “revolución” bolivariana encarnó en sus inicios la esperanza de millones de venezolanos que a finales del siglo pasado apostaron por una mejor economía, más democracia y justicia social. El balance, veinticinco años después, confirma un fracaso descomunal: con sentido de la dimensión histórica, podemos afirmar que a Venezuela le destruyeron su economía, y con ella precarizaron al mundo del trabajo, vulneraron autocráticamente los valores democráticos, al punto de violar impunemente los DDHH, y separaron a las familias, quiebre espiritual inédito de nuestra vida en sociedad.

La “revolución” resultó una frustración en su oferta de justicia para los oprimidos, no creó riqueza y desarrollo para el bienestar de las mayorías, a cambio vapuleo los sueños éticos y de más libertad.

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En consecuencia, sin apego a ningún determinismo histórico o dogmático, es irrefutable la idea política conclusiva de que este ciclo de la vida venezolana se cierra, estamos presenciando el ocaso de un fraude histórico.

Intento explicar aquí, desde un enfoque histórico estructural, los elementos más relevantes del declive o agotamiento de la hegemonía “revolucionaria”.

1. La ocurrencia del hecho más significativo que marcó un cambio drástico en la sociedad venezolana se remite al colapso de la estructura económica. La recesión más profunda y prolongada de nuestra historia, superando episodios históricos contemporáneos de declive sin guerras como Zimbabue y la Unión Soviética, junto a la hiperinflación destructora de todos los flujos monetarios, salarios, inversión y gasto público, constataba la primacía de la economía sobre la política en última instancia.

Inhumanas consecuencias sociales gravitan en torno al mayor grado de desigualdad nunca registrado en el capitalismo venezolano, explicadas por la ausencia de creación de riqueza sostenida y en la supremacía de la acumulación de capital en las actividades financieras y del comercio importador, con la más corrupta gestión en la industria petrolera y en la política cambiaria que “parió” una élite de multimillonarios; su contraparte son la pobreza, desnutrición, hambre, migración y la destrucción del sistema de seguridad social de los trabajadores.

En veinte cinco años se fue incapaz de construir un nuevo modelo económico, el rentismo petrolero ha sobrevivido a su colapso histórico del consumo e inversión en un nivel jamás pensado de desigualdad extrema. El desprecio por la ciencia, el profesionalismo y la planificación de una élite política educada en la ignorancia es impronta que lo explica.

Los fenómenos económicos son esencialmente históricos e inseparables de la trama política de la sociedad, en el caso Venezuela, lo vivido en la economía nutrió la esperanza de un cambio político.

2. En Venezuela se quebrantaron las reglas constitucionales del orden democrático, los poderes públicos son manejados con puño de hierro por el poder ejecutivo, no existe separación de poderes.

Se destruyeron valores democráticos que permitían la convivencia, el pluralismo, el reconocimiento al adversario; procedieron a la judialización de los partidos políticos para arrebatárselos a sus legítimos dirigentes, inhabilitaron, persiguieron y encarcelaron a parlamentarios y líderes opositores por razones políticas. La autocracia gobierna con un poder despótico y sin control alguno. Se les olvido que “la política descansa sobre un hecho: La pluralidad humana.” (H. Arendt).

La consecuencia ha sido una perdida absoluta de la legitimidad democrática y credibilidad de las instituciones del estado, así como de los gobernantes autocráticos que lo capturaron. Rescatar la democracia como sistema político es un anhelo que moviliza a la mayoría de la nación.

3. El fracaso político y social de “la revolución” dio paso a un movimiento mayoritario a favor de la democratización, elecciones libres y justas, y la transición hacia un sistema político inclusivo.

Asistimos al quiebre de la vieja polarización partidista ideológica. Se ha producido la unidad superior de la nación que confronta electoralmente a la casta gobernante del psuv. El descontento y sufrimiento de la sociedad cuestiona la legitimidad del poder constituido, la aspiración de libertad y cambio se hizo nación.

La oposición democrática de Venezuela descolocó a la autocracia al preservar la unidad en la diversidad del núcleo político partidista más fuerte, y se mantuvo en la vía electoral a pesar de todas las tropelías ensayadas por el gobierno de Nicolas Maduro. Ambos hechos permitieron darle en la candidatura de Edmundo González, la opción de cambio, unitaria y electoral, al pueblo venezolano.

Regístrese que en la coyuntura histórica que vivimos, el auge popular por el cambio le acompaña la confianza y adhesión emotiva al liderazgo de María Corina Machado, representando un quiebre con el pasado, un desafío al status quo que aún no alcanzan a entender, alejados como están del poder de la perseverancia, la voluntad y la verdad.

4. La búsqueda de un proyecto de socialismo democrático del siglo XXI que permitiera la convergencia en un mismo acto histórico de la libertad humana y la igualdad de oportunidades y derechos, naufragó no solo por su incapacidad de dar repuesta a los problemas del bienestar y el desarrollo, también al ser convertido con recurrencia histórica en calco del estalinismo patibulario, en un sistema político cercenador de libertades, negador del pluralismo humano y de la libre confrontación de las ideas, en ideología opresiva.

El grado de degradación mayor del ideario socialista democrático se alcanza cuando la dirección del psuv y del aparato estatal asumen y anuncian con orgullo la naturaleza política de su hegemonía como “la alianza cívico, militar, policial”. Lo policíaco los retrotraía al siglo XV. “No era todavía la aurora, ni tampoco el canto del pájaro que lo anuncia: pero desde entonces, el socialismo ha caído en su larga noche medieval” (Jean-Paul Sartre) *1

5. Se ha producido el aislamiento internacional del gobierno y sancionada la economía por las políticas antidemocráticas, autoritarias y fundamentalmente por la violación reiterada e impune de los DDHH.

El realineamiento global de Venezuela con las dictaduras y autocracias de Corea del Norte, China, Rusia, Turquía e Irán, por contra natura no logra resolver la incomunicación global en lo político y financiero. Esto último, agravado por la decisión del gobierno de Nicolas Maduro de suspender unilateralmente los pagos del servicio, interés y capital, de la deuda externa de la república y de PDVSA en noviembre de 2017.

La retórica antiimperialista del gobierno no es creíble para las mayorías, ya desgastada ha quedado develada como un intento de justificar su actuación antidemocrática y como una coartada de los victimarios frente a la violación de DDHH.

6. Desde 2015 más de siete millones de venezolanos, abandonaron el país según Naciones Unidas, ello representa algo más del 23% de la población. Es esta la crisis de refugiados más grandes de la historia contemporánea de nuestro continente.

Desde la guerra de independencia de 1810-1823, donde se estima murieron 200 mil personas, la mayoría hombres, un 25% de la población de entonces, no se había tenido tal separación de la familia venezolana a nivel de tragedia humana por el sufrimiento general de padres, hijos, abuelos y familiares, en un contexto de migración forzosa, obligada y dolorosa.

La burla o el desconocimiento manipulador de la diáspora venezolana no alcanza a advertir que éste hecho es quizás la mayor ruptura espiritual de la nación venezolana con los gobernantes, punta de lanza de la pasión por el cambio y la libertad.

Finalmente, tengo la convicción de que se cierra un ciclo histórico antidemocrático, militarista, destructor y anti ético de nuestra historia patria. Lo haremos en paz, democrática y electoralmente.

El nuevo amanecer tiene su base sólida en el esfuerzo y la conciencia de las grandes mayorías decididas a cambiar el curso de su devenir, confiando el destino de todos en manos de todos. Es la fuerza de la libertad que, con su carga utópica, irreverente, desafiante y esperanzadora, se hizo nación para dar inicio a un nuevo comienzo.

En Venezuela, la libertad se hizo condición indispensable de su existencia, la decisión de recuperarla es inevitable.

*1 El socialismo que vino del frio.

Economista, profesor de La Universidad del Zulia, Exparlamentario, Exministro de finanzas (2007)

 

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