Ramón Cardozo: Los desafíos del 28J para la oposición democrática venezolana

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Este 28 de julio, en Venezuela se llevarán a cabo las elecciones para elegir al próximo presidente de la república. A pesar del ventajismo gubernamental, la oposición democrática venezolana cuenta con el apoyo mayoritario del pueblo venezolano que desea un cambio. Sin embargo, todavía queda el desafío de traducir todo ese apoyo en votos, una tarea formidable en medio del contexto autoritario que ha prevalecido en Venezuela durante las últimas dos décadas.

Un sistema electoral controlado por el chavismo

El sistema electoral venezolano para elegir al presidente se basa en el voto directo, universal y secreto de los ciudadanos mayores de 18 años. La elección se realiza cada seis años y el candidato ganador es elegido en una sola vuelta por mayoría simple, lo que significa que el candidato con más votos gana la presidencia, independientemente de que haya o no obtenido más del 50% de los votos.

La organización y dirección del proceso electoral recae en el Poder Electoral (PE). Aunque la Constitución Nacional estipula que el PE es un poder autónomo, en la práctica, durante el presente siglo, el organismo que lo encarna, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha estado sometido directamente a las instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional. En los actuales momentos el CNE está integrado por cinco rectores principales, y tanto su presidente, Elvis Amoroso, como otros dos rectores principales son militantes del PSUV. El pasado mes de junio, el rector principal Juan Carlos Delpino, denunció que Amoroso dirigía el CNE de forma unilateral: “Elvis Amoroso toma decisiones sin convocar a sesión desde marzo”, dijo.

La seguridad del proceso electoral recae en el Plan República, un operativo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Este operativo debe garantizar la seguridad física de los votantes, del personal electoral y de los centros de votación. Además, se encarga de asegurar la distribución y custodia del material electoral desde los almacenes del CNE hasta los centros de votación y viceversa, y de mantener el orden público durante todo el procedimiento.

El jefe del Plan República responde al ministro de Defensa venezolano, general en jefe Vladimir Padrino López. La Constitución establece que las Fuerzas Armadas no deben tener “militancia política alguna”. Sin embargo, el general Padrino, en múltiples ocasiones ha criticado a sectores de la oposición y ha afirmado que las Fuerzas Armadas son chavistas. En 2020, hizo una declaración que se interpretó como una amenaza política a la oposición, advirtiendo: “No pasarán, no serán poder político jamás en la vida mientras exista una Fuerza Armada Nacional Bolivariana”.

En relación con las eventuales impugnaciones o reclamos por irregularidades durante el proceso electoral, le corresponde decidirlas en primera instancia al CNE. Si los reclamos no son resueltos satisfactoriamente por el CNE, o si se trata de impugnaciones de mayor envergadura, pueden elevarse en última instancia a la Sala Electoral del TSJ. Aunque la Constitución Nacional establece que el Poder Judicial es un poder autónomo, en la práctica -como han evidenciado numerosos informes de organismos internacionales de derechos humanos- el TSJ, del cual forma parte la Sala Electoral, se encuentra bajo las órdenes del Ejecutivo Nacional.

Se aumentaron los centros electorales de una mesa que son más susceptibles a presiones

Los ciudadanos solo pueden votar en los centros electorales (CE) donde están inscritos como electores. Los CE están distribuidos a lo largo y ancho del país y suelen ubicarse en edificios públicos, principalmente escuelas, y en centros culturales o deportivos.

Cada centro electoral está dividido en mesas de votación. El número de mesas depende de la cantidad de votantes asignados a ese centro por el CNE. Generalmente, cada mesa atiende a un máximo de 600 electores.

Cada mesa de votación está integrada por cinco miembros seleccionados aleatoriamente por el CNE: un presidente, un secretario y tres miembros principales. Sus responsabilidades incluyen instalar la mesa, verificar la identidad de los votantes, activar la máquina de votación, supervisar el escrutinio y completar las actas oficiales. Cada mesa electoral cuenta además con un testigo acreditado por cada organización política que haya postulado candidato.

De acuerdo con la oenegé Súmate, en esta elección habrá 16.025 centros electorales habilitados (15.923 en Venezuela) y un total de 30.026 mesas electorales (28.180 en Venezuela). El CNE ha creado al menos 1.700 nuevos centros de votación, la mayoría de ellos de una sola mesa. Según observaciones de procesos electorales anteriores, los centros de votación con una sola mesa han sido señalados como potencialmente más susceptibles a presiones o influencias indebidas sobre los miembros de mesa y los electores.

El proceso de votación

Los CE abren a las 6:00 a. m. y cierran generalmente a las 6:00 p. m,. a menos que el CNE extienda el lapso. El voto se realiza mediante máquinas de votación electrónica que emiten un comprobante en papel, permitiendo una auditoría posterior. En los CE ubicados en el exterior se vota manualmente.

El elector se identifica ante los miembros de mesa. El secretario desbloquea la máquina de votación, que muestra en pantalla las opciones de candidatos. En privado, el votante hace su elección tocando la pantalla. La máquina imprime un comprobante con la selección realizada. El elector verifica el comprobante y luego lo deposita en una urna sellada.

A las 6:00 p. m., a menos que aún haya electores en la fila, se cierra la mesa y comienza el proceso de escrutinio. La máquina de votación imprime un acta de escrutinio con el número de votos por partido. Seguidamente, el técnico del CNE conecta la máquina a un módem para hacer la transmisión de resultados al centro de totalización nacional del CNE.

A continuación, se inicia el proceso de verificación ciudadana. Este proceso abarca aproximadamente el 54% de todas las mesas en el país. Los resultados de las máquinas electorales que se auditarán se determinan mediante sorteo en cada uno de los centros electorales. Las discrepancias entre los votos contenidos en la urna y los que haya contabilizado la máquina se hacen constar en el acta de escrutinio.

Una vez que el centro de totalización del CNE haya recibido un porcentaje significativo de las actas de escrutinio, procede a emitir boletines públicos con resultados parciales. Finalmente, tras completar el conteo y verificación del total de votos, emite un boletín definitivo donde anuncia el candidato ganador. Posteriormente, el CNE proclamará oficialmente al ganador como presidente electo de la República en un acto formal.

Irregularidades recurrentes que comete el régimen durante el día de la votación

En el artículo “Democratic Backsliding Through Electoral Irregularities” (2020), el profesor Javier Corrales, del Amherst College, evidencia cómo el chavismo ha incrementado con el tiempo el número, la frecuencia y la gravedad de las irregularidades electorales cometidas. Corrales advierte en su estudio que estas irregularidades han aumentado cada vez que el partido gobernante se ha visto más amenazado electoralmente. Las irregularidades se cometen durante todo el proceso electoral. En cuanto a las más frecuentes durante el día de la elección, Corrales señala la expulsión de testigos, el voto asistido y el acoso a los electores.

Por ejemplo, en las elecciones presidenciales del 2013, se expulsaron a los testigos de la oposición de 286 centros de votación, lo cual afectó a 722.983 votos. Este tipo de acciones facilita la comisión de fraudes electorales e impide a la oposición contar con las actas de escrutinio necesarias para defender sus votos.

En esa misma elección, 564 centros de votación contaron con votación asistida irregular, lo cual afectó a 1.479.774 votos. El voto asistido está dirigido a electores que por alguna razón válida necesitan la ayuda de otra persona para votar. Sin embargo, sobre todo en los CE rurales y los de una mesa, este tipo de figura se utiliza como excusa para poder coaccionar el sufragio de los votantes.

También esa oportunidad en 397 centros de votación se reportaron acoso a electores afectando a 1.240.000 votos. Es frecuente que, en determinadas localidades controladas por el chavismo, bajo la indiferencia de las autoridades, grupos violentos acosen e intimiden a electores opositores para que asistan a votar o para que no se hagan presentes en el momento del escrutinio.

Observación internacional limitada

Según Yván Gil, ministro de Relaciones Exteriores, están confirmados 635 veedores electorales que vienen a observar las distintas fases del proceso electoral. Entre los observadores confirmados, Gil mencionó al Centro Carter, al Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica y a la Unión Africana.

Sin embargo, hay que hacer varias precisiones sobre la observación internacional. Violando el Acuerdo de Barbados, el CNE, de manera arbitraria y unilateral, revocó la invitación a la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Unión Europea. Esta decisión privó al país de contar en estas elecciones presidenciales con una de las fiscalizaciones internacionales más robustas, completas y con mayor experiencia que existen actualmente.

En cuanto a la misión electoral del Centro Carter, esta será limitada. Según su propia declaración: “Dado su tamaño y alcance limitado, la misión del Centro Carter no realizará una evaluación integral de los procesos de votación, conteo y tabulación”.

Por su parte, la ONU tampoco enviará a Venezuela una misión de observación electoral propiamente dicha, sino un panel de cuatro expertos electorales. Tal como lo señala la propia ONU, este tipo de asistencia electoral no emite declaraciones públicas evaluando la conducción general de un proceso electoral y sus resultados. Este panel de expertos se limitará a elaborar un informe interno para el Secretario General de la ONU.

 

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