Siendo un hecho que ya ganamos la Elección Presidencial, lo importante ahora es que, en conjunto y sin dilación, empecemos la reconstrucción y la reinstitucionalización de Venezuela. Jaime Ballestas.
En la convicción de que este domingo 28 de julio Edmundo González Urrutia, candidato de la Unidad Democrática, será electo Presidente de la República, y con el propósito de dejar atrás la rocambolesca y falsificadora narrativa político-electoral “revolucionaria”, en este artículo no se hablará más allá de lo necesario de lo que concite la evocación de la oscuridad, la maldad y el dolor (que para eso habrá otros momentos y suficiente papel), sino de las cosas buenas y luminosas que, en alas de la esperanza y la certidumbre, nos depara el porvenir. Pero antes, un breve prolegómeno.
Desde que a comienzos de los 70’ leyera “Recuerdos del futuro”, del suizo Erich von Daniken, más que la estrambótica hipótesis central del famoso libro (que, por cierto, casi me indujo a dejarlo sin terminar) me quedó flotando como inquietud en algún lugar del neocórtex la frase absurda, pero de alguna manera metafórico-poética, que es ese título, algo que solo es posible en la literatura ficcional y figurativa. Y fue en buena literatura, como afortunada alegoría en un magnífico poema, que después me encontré de nuevo con el contrasentido que es esa idea, aunque en un contexto narrativo distinto. Fue en el profundo y conmovedor verso “Me moriré en París con aguacero / un día del cual tengo ya el recuerdo”, el primero del poema “Piedra negra sobre piedra blanca”, del célebre poeta peruano César Vallejo.
Como poeta y loco que soy, aprecio mucho esa extraña cuanto intrigante idea, y cada vez que puedo recrearla y darle uso en sus diversas connotaciones, pues, lo hago. Sé, por supuesto que evocar el futuro, vale decir, anticipar descriptivamente lo que aún no ha sucedido, es lógicamente tan imposible como temerario y alocado; pero también sé que la imaginación (sobre todo cuando habita una mente abierta y educada) es poderosa, y que se permite, sin límite alguno, licencias a sí misma. Darle rienda suelta a la mía y desdoblarla en referencias y factibilidades, pero con base en los principios probabilísticos y en las señales y los datos de la realidad objetiva, es lo que me propongo con las palabras que siguen.
De modo que de la Venezuela que está por advenir, y en correspondencia con lo antes dicho, ya puedo claramente “recordar” cualquier cantidad de momentos, hechos, eventos y semblanzas, todos gratos y gratificantes, solo que, para los efectos de esta breve nota (aunque sea tantísimo lo que en este instante la “memoria” me aproxima y me recrea), me permitiré mencionar apenas algunos de los “recuerdos” más relevantes:
—“Recuerdo” nítidamente y con indescriptible emoción la noche del 28 de julio de 2024, cuando, después de hecho público por el CNE el anuncio de que el candidato de la Unidad Democrática Edmundo González Urrutia resultó electo Presidente de la República con el 67% de los votos válidos, la mayoría de los venezolanos salimos eufóricos a la calle a celebrar la gran victoria de la Democracia contra la dictadura (si bien, en lo personal, de esa pea y esa resaca no quiero “acordarme” mucho).
—“Evoco” el histórico momento en el cual a Edmundo González Urrutia (en ausencia de los presidentes salientes de la República y del Congreso, ya fuera del país) le es impuesta la banda presidencial por la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, con lo cual se da por terminada la usurpación del poder y el secuestro de Venezuela y de los venezolanos por parte de una dictadura oprobiosa y criminal, lo que también significa el final de la desnaturalización del Estado venezolano, de la violación sistemática de la Constitución Nacional y las leyes, la terminación del envilecimiento de las instituciones del Estado (sobremanera del mismo TSJ, de la Fiscalía y de la Contraloría, hasta ese momento desvergonzada y excluyentemente serviles al PSUV y a la “revolución), y el restablecimiento pleno del Estado de Derecho.
—Me conmueven las imágenes del luminoso día en que, después del primer decreto del presidente González, TODOS los secuestrados políticos de la dictadura castro-chavista, incluyendo a los compañeros refugiados en la Embajada de Argentina, son devueltos a la Libertad que nunca debieron perder. Ver libres a Rocío San Miguel, a Javier Tarazona, al capitán Caguaripano, a los inocentes funcionarios policiales injustamente presos desde hace 24 años (por solo nombrar a unos pocos de los muchos que fueron víctimas del terror castro-chavista), al primo Ángel Aristimuño, Perikle, y a todos los demás compañeros excarcelados, es algo que no tiene precio.
—Rememoro el momento en el cual, vía decreto presidencial, son derogadas todas las inhabilitaciones políticas caprichosas e ilegales impuestas por la Contraloría General y otros organismos “revolucionarios”, acto de justicia con el cual se les restituyen los derechos civiles y políticos que nunca debieron estar comprometidos a todos los dirigentes políticos y funcionarios selectivamente perjudicados, entre tales, por supuesto, nuestra gran líder libertaria María Corina Machado.
—Inolvidable por grandioso el acto histórico de designación de María Corina Machado como Vicepresidenta de la República y responsable de poner en marcha el Plan de Gobierno “Venezuela Tierra de Gracia”, diseñado por ella misma y sus equipos, con el cual arrancó en seguida la gigantesca empresa de reconstrucción integral del país, la cual, ante las ruinas materiales y morales dejadas por la incompetencia y la depredación “revolucionaria”, tiene como propósito cardinal ponerle fin a la tragedia humanitaria que se abatió inmisericordemente sobre la gran mayoría de los hogares venezolanos. De importancia neurálgica en ese formidable plan es lo concerniente a los servicios públicos y al sistema de salud (entregados en estado de calamidad por el gobierno saliente), a los que devolverles perentoriamente el sentido social y la eficiencia operativa es poco menos que punto de honor.
—Era urgente darle fin al abominable y pernicioso adoctrinamiento de la educación en todos sus niveles, y atacar de frente el insoslayable grave problema de la bajísima calidad de la enseñanza pública en tiempos “revolucionarios”, y ya se está trabajando seriamente en eso. Se está procediendo, igualmente y con la urgencia que el caso amerita, a subsanar lo relativo tanto al criminal cerco financiero a las universidades y a otros centros de estudios, como al desconocimiento de los gremios legítimos y las normas salariales legalmente vigentes, de manera de rescatar de la indigencia inducida a maestros y profesores, no pocos de los cuales, después de haber sido obligados por la necesidad a ser parte de la diáspora, ya están regresando al país para incorporarse a sus instituciones, algo que el nuevo gobierno democrático está facilitando.
—Estoy gratamente impresionado de cómo (sobre los escombros de la destrucción sistemática del aparato productivo del país, de la depresión de la economía, del desempleo formal generalizado y de la desmoralización de la inversión privada), con entusiasmo, pujanza y eficiencia, al ritmo que marcan María Corina Machado y su plan “Venezuela Tierra de Gracia”, comienzan a vislumbrarse las señales y las manifestaciones del Progreso en todos los sentidos. Constatar cómo diversidad de países y corporaciones de todo el planeta quieren invertir en Venezuela y “poner el hombro” para que la recuperación sea rápida no puede menos que insuflarnos aliento y convencernos a todos de que nuestra nación será grande otra vez.
—Es algo grande haber visto el comienzo del proceso de reinstitucionalización de Venezuela y con ello, entre otros logros significativos y trascendentes, el final de las arbitrariedades “institucionales”, verbigracia la judicialización de la política y los fraudes electorales sistemáticos que fueron práctica consuetudinaria de la dictadura para propiciar falsas victorias del chavismo, favorecer la hegemonía e imponer la continuidad de un régimen sectario, totalitario, corrupto y represor de signo castro-comunista, cuyo “programa” principal siempre fue la permanencia omnímoda y perpetua en el control del poder, ya se sabe para qué.
—Es muy satisfactorio comprobar que ya está en marcha el proceso de darle fin a la ideologización y el envilecimiento de la Fuerza Armada Nacional y de sus componentes, dentro de los cuales buena parte del generalato, muchos otros exponentes de la oficialidad y no pocos efectivos, en franca violación del artículo 328 de la Constitución, estuvieron vergonzosamente al servicio del PSUV y del régimen “revolucionario” castro-chavista (y no de la Nación, como corresponde). Ya todo eso se acabó, y ahora los militares están regresando a sus cuarteles, a donde pertenecen. Donde siempre debieron permanecer.
—Cómo no “recordar” los conmovedores momentos en que por el Aeropuerto Internacional de Maiquetía y por otros terminales aéreos, terrestres y marítimos retornaron al territorio patrio, a sus lares, al seno de sus familias y a sus hogares todos los perseguidos y exiliados políticos de la dictadura neocomunista, gran parte de los refugiados por razones humanitarias, y, en fin, desde todos los confines del mundo, un elevado número de los casi 8 millones de venezolanos obligados al desarraigo por el régimen. En lo personal, aún estoy gratamente impactado por la inefable experiencia de ver y abrazar después de mucho tiempo de separación a algunos de mis amados hijos y nietos. Mención aparte merece el recibimiento que, junto a parientes y amigos, le hicimos en el Aeropuerto de Maturín a nuestro entrañable compañero, amigo y hermano, el diputado Juan Pablo García, a su esposa y a sus hijos.
—“Recuerdo” imborrable, y algo para los anales histórico-culturales y comunicacionales de Venezuela, es que, en el marco del nuevo decreto presidencial que restituye de manera clara y tajante el Derecho a la Libertad de Expresión, se haya hecho realidad el regreso al espectro comunicacional y a los hogares del pueblo venezolano, de la operadora Radio Caracas Televisión (RCTV) y del periódico El Nacional, al igual que muchos otros medios de todo el país. La enorme satisfacción de tener en nuestras manos y ante nuestros ojos esas magníficas cuanto legendarias ventanas informativo-recreativas, en sí mismas testimonios del renacimiento de la Democracia, no tiene parangón. Y, a propósito, les paso un dato: no es descartable que en algún momento del futuro el portal digital La Patilla, el cual fue perseguido y proscrito por la dictadura, tenga canal de TV y periódico o revista en Venezuela,
—No podemos dejar de “recordar” (y perdonen que “ensucie” estas páginas) la salida en tropel, y humillante para ellos, de los abusivos agentes cubanos castro-comunistas, esbirros desalmados la mayoría, que durante un cuarto de siglo, instalados chocantemente a sus anchas en nuestro territorio, empoderados ilícitamente, primero por Chávez y después por Maduro, fueron el símbolo de la pérdida de soberanía y la sumisión vergonzante del Estado venezolano y de sus instituciones ante la dictadura cubiche. Fue mucho, además, lo que, en dinero público, petróleo y otras materias primas, nos esquilmaron, al igual que otros países “chulos” del régimen “revolucionario”. Pero eso, afortunadamente, se acabó; ya no habrá nada más para ellos. De la misma categórica e inequívoca manera se le está dando fin a la asociación oprobiosa de Venezuela con regímenes forajidos e internacionalmente cuestionados, y a la permisividad criminal con la narcoguerrilla colombiana. Por lo demás, ya se está revisando todo lo concerniente a las relaciones del Estado venezolano, con Rusia, Bielorrusia, China, Turquía, Irán, Siria, Corea del Norte y otros gobiernos que fueron “socios” oportunistas del régimen chavista.
“Recuerdo” muchas, muchísimas cosas más…, pero nada como “recordar” lo bonita que se ha puesto Venezuela vestida de Libertad, Democracia y Progreso.