Ezequiel Querales Viloria: El espinoso camino hasta el final…

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El contagioso influjo de libertad, de emancipación,  de desarrollo, de adiós a la barbarie, nos llega este 24 de julio, nada menos, que desde la portada del prestigioso diario estadounidense, The New York Time, con la figura imbatible de María Corina Machado, en raudo vuelo de redentora nacional.

Pareciera que el destino de Venezuela se hubiera confabulado secularmente, con la gallardía, arrojo y el delirio libertario del Padre Libertador, en su fecha natalicia, para devolverle nuevamente, el testigo de la Libertad, esta vez, a la “Iron Lady” venezolana, a fin de rescatar una vez más, al país de las tinieblas, y sacarlo de esa vida carcomida por el sinsentido.

Imposible, no contagiarse con ese sentir envolvente de magnífico esplendor de libertad, que se esparce por doquier, sobre el amplio horizonte venezolano. ¡Quién no lo sienta así, sencillamente, no quiere a su país, ni a su mamá. (expresión coloquial, muy venezolana, convertida en sentimiento patriótico).

25 largos años de azarosa luchas y sobresaltos, contra el despotismo, la represión y el saqueo chavista,  sin duda, convirtieron a María Corina Machado, en la auténtica líder de la política venezolana, o como algunos analistas e historiadores lo señalan, en la dirigente política más influyente de Latinoamérica.

La ahora reconocida  Dama de Hierro venezolana, siempre estuvo convencida de que el camino a la libertad, estaría plagado de “espinas, sapos y culebras”; y sobre todo, de ponzoñosos “alacranes”.

De allí su firme decisión de marcar su gallarda y temeraria ruta de lucha por todo el país, con la inequívoca premonición, de “Hasta el Final”,  frase que lo condensa todo y nada, como el Dios que siempre lleva prendado de su corazón. Y que la anima a seguir adelante, a nunca flaquear.

El país y el mundo entero saben, que la barbarie en el poder, fraguó cualquier tipo de  triquiñuelas  para cerrarle el paso e impedir  su nominación como candidata presidencial. Nunca se amilanó, sino que cedió, con sabiduría, el testigo, y levantó la mano del candidato  unitario, Edmundo González Urrutia.

Pero quizás lo más prodigioso de su apoteosis como visionaria conductora de masas, aparte de haber retado al régimen en abismal desventaja, a una cruenta lucha de “David contra Goliat”, en la arena electoral por la causa de Edmundo, es haber unido a la “resbaladiza”, dirigencia política opositora, manteniéndola unida, como un todo. Al igual que a todo el país, en un solo frente contra la dictadura.

Como dijimos al principio, todo se ha confabulado en una heroica combinación de esfuerzos, por una sólida y poderosa razón: desalojar  al oprobioso régimen del poder, reinstaurar la institucionalidad y  el Estado de Derechos y poner a funcionar la economía del país.

La importancia de llamarse y ser, María Corina Machado, ha sido determinante en esta dura cruzada política, admiten los analistas. Su avasallante liderazgo rebasó todos los paradigmas. Su sola presencia alienta a las multitudes, y se aloja entre la gente, como un vínculo casi que espiritual. Más que político. Su arrojo seguirá incólume, abriéndose paso entre espinas y empedrados, Hasta el Final.

Como lo pontifica el candidato unitario Edmundo González Urrutia, María Corina, siempre supo guiarnos con el sentido del desafío, frente al abuso de poder. Ella ahora conmueve y promueve, un nuevo y promisorio amanecer para todos los venezolanos.

ezzevil34@gmail.com

 

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