Luis Manuel Aguana: Fraude insostenible

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A diferencia de los que muchos de mis lectores puedan pensar, mi asombro no fue el fraude en descampado que el régimen y su CNE hicieron en la madrugada de hoy al declarar a Nicolás Maduro Moros ganador de las elecciones del 28J. ¡NO! Fue la torpeza de no aceptar la voluntad soberana del pueblo de Venezuela, que en evidente rechazo al régimen se volcó a los centros electorales para votar en contra de la ruina en la que nos han sumido en 25 años.

¡Imagínense solamente cómo estaría ahora el régimen de Maduro, de haber aceptado los verdaderos resultados! Habría sido catalogado como una “democracia modelo”, con un sistema electoral impecable y respetuoso de los Derechos de sus ciudadanos. ¿Qué tal?

Luego de eso, hubiera sido muchísimo más cuesta arriba convencer al mundo de la ilegitimidad de un régimen que nos ha azotado por 25 años, de haber admitido que perdieron las elecciones. Casi que puedo agradecerles que lo hayan hecho porque lo que vendrá en el futuro los purgará definitivamente de Venezuela.

Con 4 de los 5 Poderes Públicos en los bolsillos, la Comunidad Internacional les habría reconocido y abierto todas las puertas, levantado las sanciones y entregado el dinero  retenido, quitando los letreros de “Se Busca” con recompensas millonarias a los criminales que ocupan el poder. ¿¡Qué nivel de imbecilidad tan grande pueden tener a quienes se les ocurrió semejante estupidez!?

A finales de 2015 manejaron mucho más inteligentemente la situación. Aceptaron perder la Asamblea Nacional en diciembre de ese año e inmediatamente la castraron con su TSJ, la dejaron correr algunos meses con un Referendo Revocatorio en el 2016 que finalmente bloquearon,  y en mayo del año siguiente, en 2017, convocaron a una Constituyente para terminar de pisarla. Ahora perdieron la oportunidad de oro de materializar el dicho “perdiendo también se gana”. Y eso que la Asamblea Nacional es por mucho el Poder del Estado más importante de Venezuela.

Pero luego de 25 años de éxitos macabros, lograron perder todo eso en una sola noche. Así como el alcohólico anónimo que por desesperación se emborracha luego de 25 años de abstención. Pero como dicen, las cabras siempre tiran para el monte. No podían esperar que la rana los pudiera pasar por el río y la picaron en el medio de la corriente porque “esa es su naturaleza”. Y eso es así porque son naturalmente criminales.

Si bien es cierto que sabíamos que podrían hacer un fraude, como lo habíamos reseñado tantas veces, el tamaño del tsunami de votos en contra fue tal que no supieron qué hacer con eso. Trataron de impedir desesperadamente la presencia de los testigos como en otras oportunidades, pero se encontraron con un pueblo arrecho que se impuso en todos los centros. Trancaron la recepción de las actas a los servidores del CNE, pero cada acta ganadora ya había sido acopiada en su mayoría por la oposición. No era ni necesario contar cada voto. La respuesta de la población fue de tal magnitud que se asustaron al punto de enviar a sus asesinos en moto a dispararle a los electores en los centros. La propia locura colectiva. Incluso en Acarigua, en el Barrio La Romana, la Guardia Nacional se robaba las cajas con los comprobantes de voto, como quien se roba una gallina, tomándola y pegando la carrera (ver post de @TAMARA_SUJU). Esa es la mejor ilustración de lo que pasó ayer, unos ladrones roba-gallinas se robaron la elección.

Pero ocurrió algo que no se había visto nunca antes en Venezuela: los resultados empezaron a salir de los propios centros, y se viralizaron por las redes sociales, dando diferencias de 3, 4 y 5 veces la votación de Edmundo González Urrutia (EGU) por encima del régimen en todas las regiones del país. ¿Quién entonces podría dudar del resultado real de esa elección, por más chavista-madurista que fuera? Nadie…

Entonces ese fraude del CNE y Maduro es insostenible. Antes, técnicos como yo y otros que hemos investigado y trabajado acerca de las modalidades tecnológicas del fraude, y que éramos considerados como cucarachas de laboratorio, nadie nos escuchaba que el régimen se ha robado TODAS las elecciones desde el año 2004.

Ahora ese fraude se constata en la calle de manera silvestre y a los ojos de todo el mundo. Era necesario que el robo fuera creíble. Que ambas opciones fueran lo suficientemente cercanas para poner al régimen a ganar por un pequeño margen, lo suficientemente seguro para permanecer en el poder. Pero en esta oportunidad eso fue imposible. El Rey se quedó desnudo frente a todos, no solo ante unos pocos que podíamos técnicamente verlo y gritábamos que lo estaba. ¿Cómo podría gobernar ahora Maduro ante el desprecio abierto de la población, propia y contraria, que lo sabe ahora  comprobadamente un usurpador? Porque hasta su propia gente lo rechazará al saberlo de cierto perdedor y ladrón de elecciones. Y eso no se puede sostener en el largo plazo.

Ahora bien, después de este atraco en descampado, ¿Qué es lo que viene? Calma y perseverancia. Y esta es la parte más difícil para nosotros porque eso no está en nuestro ADN. Como he mencionado en otras oportunidades, los venezolanos somos los inventores de los operativos. Nos gusta que las cosas pasen inmediatamente. Y esto que paso ayer fue un gran operativo que debía dar como resultado la expulsión del régimen.  “Lo mío que me lo den ya”, y en esta oportunidad el régimen bloqueó esa salida. No tenemos una cultura de trabajo sistemático y perseverante para abordar y resolver los problemas. Y esto está respaldado por estudios académicos y gerenciales:

“Somos buenos enfrentando situaciones de emergencia y en acciones de tipo comando para manejar situaciones críticas” (Granell y otros, p103, 1997) (1). Pero fallamos estrepitosamente cuando se trata de llevar un plan de largo plazo: “En términos generales, podemos considerar que la cultura venezolana es esencialmente cortoplacista, con un predominio del pensamiento sincrónico, una concepción muy flexible del tiempo y orientada a la obtención de resultados inmediatos más que al inferimiento de recompensas futuras” (Granell y otros, p107, 1997) (1).

Pero si queremos materializar en el futuro la recompensa inmediata que nos negaron ayer de ver salir a Maduro de Miraflores, deberemos esperar y perseverar, siguiendo el lineamiento de un liderazgo claro como el de María Corina Machado (MCM). El régimen ha cometido, más allá de un fraude, un golpe de Estado. ¿Por qué digo esto? El expresidente del Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio, Miguel Ángel Martín, razona esta situación días antes del 28J: “¿Por qué el régimen de Maduro está cometiendo Autogolpe?”, y su respuesta no deja lugar a dudas:

“El régimen de Maduro está socavando sistemáticamente la voluntad popular y las normas constitucionales establecidas para perpetuar su control sobre el poder. Estas acciones incluyen represión contra la oposición, manipulación de los procesos electorales y restricción de las libertades civiles. Esta erosión de la estabilidad institucional y la legalidad democrática refleja un claro intento de mantenerse en el poder a pesar de la oposición generalizada y del deterioro económico y social del país. Esta situación en Venezuela destaca cómo los golpes de Estado pueden manifestarse no solo a través de acciones militares directas, sino también mediante estrategias políticas y manipulaciones institucionales que amenazan los principios fundamentales de la democracia” (ver Diario Las Américas, 23-06-2024: Miguel Angel Martín: No es un fraude electoral, es un golpe de Estado).

Esto configura una situación incluso más grave de la que ocurrió con Juan Guaidó Márquez, siendo Presidente Encargado por aplicación de la Constitución, pero SIN LOS VOTOS, en el año 2019. A diferencia de ese entonces, a partir hoy, el Presidente Constitucional Electo CON LOS VOTOS de todos los venezolanos, se llama Edmundo González Urrutia. Mejor no pudo ser la respuesta de MCM y EGU ante este fraude burdo y desproporcionado del régimen y su CNE proclamando como un hecho certificado la Presidencia de EGU a todos los venezolanos y al mundo.

La Comunidad Internacional comenzó por exigir pruebas de ese despropósito, como los EEUU, principal país dueño de las sanciones: “Es fundamental que cada voto se cuente de manera justa y transparente, que los funcionarios electorales compartan la información de inmediato con la oposición y los observadores independientes sin demora, y que las autoridades electorales publiquen las actas” (ver cuenta de X de la Embajada de los EEUU, Venezuela, @usembassyve, Comunicado del Secretario de Estado Antony Blinken). Creo que de eso va a depender su reconocimiento.

Y por más reconocimiento que le otorguen sus aliados políticos internacionales, Maduro se confirma hoy como USURPADOR oficialmente y, léase bien, será válida cualquier acción que se realice tendiente a restaurar el orden constitucional en Venezuela, para colocar en la Presidencia de la República a su legítimo titular. Eso debería ser un claro mensaje para las Fuerzas Armadas. Más les hubiera valido reconocer a EGU. En esa apuesta fraudulenta al estilo de Rosalinda pueden perderlo todo, incluso mucho más que el poder…

 

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