Con la publicación del segundo boletín de resultados de la elección del 28 de julio, dando como ganador a Nicolás Maduro Moros con el 51,95% de los votos, el régimen confirma su decisión de no dar marcha atrás al mega fraude electoral perpetrado el 28J, y sostiene con las bayonetas el golpe de Estado cometido en contra de la Soberanía Popular (ver: De fraude a golpe de Estado).
Así las cosas, la evolución de este proceso histórico que vive Venezuela se decanta entre una oposición que parece lucir sin la experiencia suficiente para enfrentar a una tiranía narco militarizada que quedó al descubierto completamente con el mega fraude cometido, y volver a las prácticas realizadas en un pasado reciente, en los años 2014 y 2017, convocando a la población a las calles de manera pacífica, pero indefensa ante la violencia de un régimen que asesina y desaparece opositores.
¿Y por qué digo esto? Por la convocatoria familiar de hoy sábado 3 de agosto que hace María Corina Machado (MCM) a los venezolanos en todo el país para “encontramos todos en familia, con nuestros hijos, nietos, abuelos en todas las ciudades de Venezuela”, en el medio de una desatada persecución y violencia del régimen en todas las calles del territorio nacional (ver: María Corina Machado se pone a resguardo por seguridad y convoca a una marcha nacional para el sábadol).
Y no que estemos planteando a los venezolanos “enfriar las calles” o renunciar a la protesta pacífica a la que tenemos derecho, sino a moderarla y adecuarla al momento político, aplicándola justo cuando lo único que se requiera para que se vayan sea el pueblo en las calles. De otra manera, se seguirá desangrando a una población que lo único que ha hecho es darlo todo, hasta su vida, para poder vivir en libertad.
Es por esta misma y precisa razón por la que MCM se ha puesto “a resguardo” como bien titula El País América, anunciando en una carta dirigida al periódico The Wall Street Journal, que está pasando a la clandestinidad:
“Estoy escribiendo esto desde la clandestinidad, temiendo por mi vida, mi libertad y la de mis compatriotas bajo la dictadura dirigida por Nicolás Maduro. El Sr. Maduro no ganó la elección presidencial de Venezuela el domingo. Perdió de manera aplastante contra Edmundo González, 67% a 30%. Sé que esto es cierto porque puedo probarlo. Tengo recibos obtenidos directamente de más del 80% de las estaciones de votación de la nación” (ver: Declaración de MCM en carta al WSJ en EEUU).
Pero no solo MCM debe ponerse “a resguardo”. Todos debemos hacerlo, y con mucha más razón el mismo el Presidente Electo Edmundo González Urrutia (EGU), que luego del golpe de Estado ejecutado, en su condición de diplomático de carrera puede y debe a la brevedad posible, comenzar a coordinar desde el exterior todos los esfuerzos necesarios para lograr los respaldos internacionales urgentes y necesarios para la lucha que los venezolanos deberemos librar para conseguir una solución breve y adecuada a nuestra circunstancia. Eso hizo Rómulo Betancourt como principal dirigente político y cabeza de la oposición, después de declararse abiertamente un golpe de Estado a la Soberanía Popular.
En efecto, el único partido con experiencia en clandestinidad en la historia contemporánea de Venezuela, ha sido Acción Democrática, estando cerca de 10 años en esa situación, del 7 de diciembre de 1948 hasta el 23 de enero de 1958:
“El 7 de diciembre de 1948 mediante decreto de la junta militar de gobierno, se disuelve al partido Acción Democrática en todo el país. A partir de este momento pasa a la clandestinidad, desempeñando un papel protagónico en lo que se ha dado en denominar como la resistencia, hasta el 23 de enero de 1958, momento en el cual es derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez” (ver: Henry Vaivads, Acción Democrática y su evolución histórica).
En consecuencia, atendiendo a la experiencia que ya hemos tenido en el pasado en una ocasión política similar, donde una tiranía se ha revelado en toda su dimensión, debemos revisar lo que hizo ese partido en la clandestinidad. El lineamiento que dio en plena resistencia el Secretario General de ese partido, Alberto Carnevali, ante el fraude perpetrado por la dictadura de Pérez Jiménez, en el proceso para elegir la Asamblea Constituyente que debía instalarse en 1953, no estaba precisamente dirigido en la dirección de marchar o concentrar a la gente en la calle, sino la de pasar a la clandestinidad y organizar un gran movimiento de Resistencia Civil.
En un comunicado que conocimos en su oportunidad por cortesía del Dr. Alfredo Coronil Hartmann, hijo de Rómulo Betancourt, titulado “A la Rebelión Civil llama Acción Democrática” fechado el 24 de Diciembre de 1952, se establecen los lineamientos de esa resistencia ciudadana en clandestinidad, desde la perspectiva de ese partido. Claramente, debe tenerse en cuenta que una coordinación opositora de la actualidad tendría que acomodar estos lineamientos a la presente época y circunstancia, pero el concepto frente a lo que se tiene al frente es imperecedero:
“Dentro de breves días, las masas populares recibirán indicaciones precisas sobre la forma contundente de iniciar esta nueva y más activa y beligerante etapa de la resistencia civil. Y para garantizar que esta sea la acción permanente que coordine a todos los sectores populares, de todos los demócratas del país, estamos acelerando la ejecución de las siguientes medidas”…”…estamos estableciendo un ágil mecanismo de organización para movilizar a todos los hombres y mujeres sin partido que se están acercando a nuestras filas para pedir una activa participación en la lucha por la liquidación de esta humillante etapa de nuestra historia nacional. Ante ellos, nuestro partido deberá actuar con gran amplitud de criterio, respetándoles las propias convicciones ideológicas, pero unificándolos en la lucha común por la recuperación de la soberanía, con la consigna de que “ningún ciudadano demócrata, aunque no milite en partido alguno, debe permanecer inactivo en la presente ofensiva contra la tiranía”.
“Luego propiciaremos con todas las demás fuerzas políticas organizadas un plan de rebelión civil contra la dictadura. Buscaremos en esa coordinación “acción coincidente” de tipo práctico, conservando cada partido su independencia ideológica y su autonomía organizativa interna. Esta coordinación debe responder a la consigna de que “todas las fuerzas políticas están obligadas a hacer respetar la soberanía nacional con los medios de que dispongan”.
“Finalmente, debemos inciar con audacia una implacable ofensiva de rebelión civil en todos los campos de la vida nacional. Todos los partidos, todos los hombres y mujeres, todos los venezolanos dignos debemos desatar una coordinada y certera acción multitudinaria hasta lograr oponer a la tiranía en la mortal disyuntiva de reconocer la soberanía nacional o aniquilar sangrientamente a todo el pueblo venezolano”.
“Actuaremos realistamente. Con clara conciencia de que nuestro poder no es otro que el gran poder de un pueblo enardecido porque se le ha vejado y se le ha humillado brutalmente. Actuaremos sin la menor vacilación. Sabedores de que el pueblo no tiene armas de guerra porque siempre confió ingenuamente en que las armas de los cuarteles eran para defenderlo y ahora están siendo utilizadas en su contra. Pero convencidos de que la gran tragedia política que entristece a la nación por permite plantearse el dilema simplista de combatir con armas o no combatir. Porque el patriótico reclamo nacional está concebido en otra forma inexorable: si no combatimos ahora hasta triunfar, el pueblo será esclavizado ignominiosamente por tiempo indefinido. El pueblo tiene que defender ahora mismo su libertad a cualquier precio y con los medios que tenga en sus manos. El pueblo tiene que combatir con sus propios recursos, los interminable recursos de la acción de masas, que en nuestro país existen en condiciones invalorables para la conquista del triunfo. Somos la mayoría de la nación. Somos todo un pueblo. La dictadura está desasistida de todo respaldo social y de todo apoyo moral. Una indoblegable decisión de lucha alienta prodigiosamente nuestros corazones. Una fe desbordante enciende nuestra sangre. Contamos en resumen, con preciosos factores humanos y morales suficientes paran dotar nuestra capacidad de combate de un poderío mil veces más fuerte que las más aceradas corazas del despotismo” (ver Alberto Carnevali, “A la Rebelión Civil llama Acción Democrática”, 24 de diciembre de 1952) (resaltado nuestro).
Esta es la voz de la experiencia, desde una Venezuela que enfrentó el mismo flagelo de un régimen que violentó la Soberanía Popular, estableciendo inmediatamente un plan. A partir de ahora NADA puede ser espontáneo porque eso cuesta vidas. Una Resistencia Civil organizada y planificada estaría en posición de minimizar esa fatalidad. En esta etapa, luego de un golpe de Estado, nadie en la oposición se puede dar el lujo de trabajar solo porque esto ya dejo de tratarse de una elección robada, unas actas y unos votos, sino de la supervivencia futura de una nación, de nuestra nación. Debe ser una lucha muy bien organizada, de la misma manera como lo fue la elección, pero de una forma muy distinta, dirigida para todos, en resguardo de nuestras familias, de nuestros hijos y para las futuras generaciones.