Neuro Villalobos: Tareas descomunales

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El centro de la moral pasa porque el ser humano debe considerar a los otros individuos como fines en sí mismos y no como instrumentos. Inmanuel Kant.

El comando opositor con su lideresa inobjetable, María Corina Machado al frente, tiene varias tareas descomunales que cumplir. En primer lugar, hacer valer el triunfo indiscutible de Edmundo González Urrutia como nuevo Presidente de la República de Venezuela electo en los pasados comicios del 28 de Julio, y lograr que tome posesión de su cargo.

Para ello será necesario desalojar, a la fuerza si es necesario, a los usurpadores de siempre que con el   mayor descaro pretenden robarse las elecciones convocadas, cuya diferencia es abismal. Más de 4 millones de votos entre el candidato de la decencia opositora organizada y el candidato a la reelección del régimen más nefasto y embrutecedor de la historia de nuestro país. Quisiéramos que prive la sensatez entre los derrotados pero no parece posible a juzgar por las declaraciones altisonantes que vociferan connotados dirigentes del régimen.

En segundo lugar, comenzar cuanto antes a la reconstrucción del país sobre nuevas bases y orientación. Es evidente la destrucción institucional que ha sufrido el país, menos mal que existe un plan y mucha gente formada, con nuevas ideas y experiencia en el  manejo de la cosa pública que pueden asumir con responsabilidad dicha tarea. La misma no será fácil ni rápida, pero tampoco imposible ni tan tardía. Tenemos recursos, claridad de objetivos para la acción, gente proba y honesta y voluntad política para acometer las prioridades que se determinen en el ejercicio de un próximo buen gobierno.

En tercer lugar, el resurgir de un nuevo liderazgo político y el proceso de transformación y desarrollo científico y tecnológico mundial, hace imprescindible un programa de formación permanente en todos los órdenes de la vida nacional, regional, y de relaciones internacionales con todos los países del orbe, que nos mantenga a la par de sus avances y la necesaria actualización del conocimiento.

En cuarto lugar, aunque no necesariamente en ese orden, el rescate de los valores que nos permitan superar la gigantesca corrupción, sacudirnos los temores, y asumir como propio el renacer o lo que el Dr. Oscar Arias denominó la primavera de la ética.

Debemos tener presente que el hombre no es solo una realidad biológica, es también una realidad cultural donde siempre está presente el aprendizaje, y su base fundamental que es el lenguaje. No hay humanidad sin aprendizaje cultural, dice Savater, y la humanidad es el rasgo común que nos hace iguales, es decir, el reconocernos como seres humanos y tratarnos como tales.

Tenemos que ser atrevidos y valientes para borrar de nuestra mente la consigna que enarboló el régimen de “Patria, socialismo o muerte” que pone en la disyuntiva a los aspirantes a la servidumbre del Estado a escoger entre ser un repulsivo vende patria entregado en los enjutos brazos del totalitarismo cubano, que eso sí es hacer patria según la visión estrábica de la dirigencia oficial, o aceptar la implantación de ese “plebeyo placer del anacronismo” que es el socialismo que promueve la “izquierda borbónica” como la calificó Teodoro Petkoff, hoy aferrada al poder; o aceptar resignadamente la muerte como parte de esa filosofía del fracaso.

En lugar de esa aterradora y desfasada consigna debemos asumir la de “Patria, capitalismo y valores”, entendida la patria como la describe José Ingenieros: “sincronismo de espíritus y corazones, temple uniforme para el esfuerzo, homogénea disposición para el sacrificio, simultaneidad en la aspiración de la grandeza, en el pudor de la humillación y en el deseo de la gloria”.

El capitalismo, reconocido como esa formidable maquinaria de generar riqueza, como lo expresó alguna vez Emeterio Gómez. Sistema que ha tenido una gran capacidad de adaptarse a las exigencias de los tiempos y que es capaz de asumir un rostro más humano en las relaciones técnicas y sociales que se generan en el proceso de la producción de bienes y servicios.

Los valores como los define Covey: “Atributo que le damos a los principios, -esencia de lo que nos caracteriza, lo que verdaderamente somos- y a las cosas. Los valores en la conducta humana se configuran con las actitudes y actúan como marcos preferenciales de orientación al sujeto en el mundo donde vive.” Recordemos también en lo que insistió Tolstoi “El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace”.

nevillarin@gmail.com

 

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