¿Garantías? Ninguna. La Constitución dice cosas incumplidas. Aplican una cartilla a más de dos mil, lean bien, más de dos mil prisioneros políticos. ¿Por qué? Porque la derrota electoral, además de no querer reconocerla, extraviados como andan de la realidad, ha generado no sólo la represión por las protestas sino una también desmesurada persecución. De terrorismo son acusados. De pronto, en Venezuela, según el régimen de Nicolás Maduro, ha surgido el mayor número de terroristas de América Latina. ¿La escuela de El Chacal regada por todo el territorio nacional?
La Constitución garantiza la vida. También es un derecho humano. Pero entre militares sin escrúpulos, policías mal pagados que andan como vengativos y colectivos armados de droga y municiones, se han cargado más de veinte de nuestros conciudadanos por salir a manifestar su descontento por el anuncio tibio de un triunfo inaceptado -burlesco- por más de media humanidad y un país entero.
Atrás quedan del mismo modo los derechos a la manifestación, a la opinión, al libre tránsito, a la inviolabilidad del hogar y de la propiedad privada, a la identidad, a la privacidad de las comunicaciones personales, al trabajo, al debido proceso, a la asociación, todo profundizado ante los ojos espantados del mundo. Si no ganan, arrebatan. Y de qué manera. ¿Olvidan acaso que hay procesos abiertos en la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad?, ahora incrementados desde que perdieron la elección, porque hasta en Chile se sabe que perdieron. Y cómo se sabe en Chile.
La alternabilidad en el poder, la democracia, no es cosa que entiendan. Los gestores del pensamiento único no conciben que existan otros partidos, se los fueron apropiando; así negaron derechos políticos a varios ciudadanos que querían presentarse a la elección. Niegan el derecho político a todos los venezolanos al intentar arrebatar la soberanía ratificada en la elección. No creen en la vida eterna pero creen en la eternidad en la posesión del poder, al estilo cubano. La “enseñanza” que les inoculó Fidel. Lo cierto es que se llegaron y se mantuvieron allí con elecciones, con votos, unas veces arrolladores -innegable- otras, ya vemos, muy cuestionables. Con votos llegaron, porque les entregaron el poder, Lula en Brasil, López Obrador en México y Petro en Colombia, pero aquí para estos no parece tener validez la opinión expresada en votos, porque se requiere una negociación, como si ellos, izquierdistas todos, hubieran requerido negociación alguna para la asunción de sus respectivos gobiernos.
Hay más de cien niños, adolescentes, apresados, amenazados, con llevarlos a cárceles abominables. Quien ofreció sangre y guerra civil con su derrota, ha cumplido su primera macabra oferta. Pero también está ofreciendo cárceles nuevas y la ampliación de otras. Tocuyito, Tocorón, Yare, remodeladas, para albergar disidentes. No hay derecho a la disidencia en Venezuela. No construyó escuelas, liceos, universidades; cárceles sí. Un mandato policial, persecutor, criminal. Impune hasta ahora.
Vamos hacia el gobierno garantista, de reconciliación nacional, de paz constitucional y de DDHH. Ya Venezuela así lo decidió. Ah pues.