Alex Vallenilla: Octubre negro o rojo

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Pasadas las elecciones presidenciales en Venezuela y en medio de una controversia por los resultados, fuera del país, continúa el movimiento. Ahora viene Citgo. Washington cumplió con los sectores de oposición, específicamente de la Plataforma Unitaria, que controlan esa empresa, en extender el plazo de liquidación, para después del evento electoral. Es posible que, en los cálculos de la oposición, ese movimiento le beneficiaba y según estos factores, fue así, ya que se atribuyen la victoria presidencial.

Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó como ganador a Nicolás Maduro, lo que originó reclamos, críticas internacionales y dudas en diversos ámbitos, en medio de una campaña de solicitud de publicación de las actas electorales que aclaren la situación.

Lo cierto es que el tiempo avanza y se acercan las elecciones de Estados Unidos. Como se explicó en entregas anteriores, el adelanto de elecciones en Venezuela, era parte de un proceso de negociaciones entre Miraflores y la Casa Blanca. Quedó confirmado en el documento de Qatar. Para Washington era necesario dejar en Venezuela la situación resuelta, con el propósito de lograr la estabilidad que tanto requieren para que el flujo petrolero no se detenga.

Entre Estados Unidos y China, hay distensión desde noviembre de 2023, tras el arreglo que hizo Henry Kissinger antes de morir. El caso de Venezuela es particular. Para ambos países hay coincidencias y es lo que se ha explicado varias veces: estabilidad. China necesita mantener su presencia en Venezuela y seguir cobrando su acreencia con petróleo. Pero, además, los chinos, en medio de su confrontación con los norteamericanos en Asia, no pueden apostar porque Washington quede sin suministro petrolero, porque significa provocar a Estados Unidos a una confrontación de grandes consecuencias, además que hay un acuerdo. Así que, en lo sucesivo, se sabrá tarde o temprano qué salida le darán a la actual situación política venezolana, de modo que sea “más potable”. De allí, los esfuerzos y preocupación de Brasil, Colombia y México, países gobernados por la izquierda. Estos aspiran que la imagen de la izquierda latinoamericana sea democrática y no dictatorial, pero este es otro tema.

Lo cierto es que en los partidos políticos que conforman la Plataforma Unitaria, cunde el temor. Se avecina la liquidación de Citgo, que a través de empresas contratistas registradas en Delaware y la Fundación Simón Bolívar a través de diversas ONG, se financia el activismo político.

El juez Leonard Stark, que ya pospuso la decisión para después de las elecciones venezolanas, ahora presiona por una solución rápida. Este señala que debe haber un ganador de la subasta de Citgo, para el 22 de agosto, y una aprobación final para el 15 de octubre. Esta acción debe estar bajo el consentimiento del Departamento del Tesoro. Para Washington es urgente resolver esa situación también antes de las elecciones presidenciales en ese país y ahora más que la oposición no logró producir el cambio de gobierno que ofrecieron, independientemente de lo que haya ocurrido hasta ahora.

Hay que recordar que Citgo se convirtió en un campo de batalla. El “gobierno interino” de Juan Guaidó, permitió la figura del Alter Ego, que abrió las puertas a la subasta para pagar a los acreedores. En el fondo, las preocupaciones de Washington son los nexos de Venezuela con Rusia y el interés que tuvo Rosneft de quedarse con 50 % de las acciones de Citgo, tras un préstamo fallido al gobierno venezolano.

Una vez liquidada Citgo, la Plataforma Unitaria y los partidos políticos que controlan la empresa, quedarán sin financiamiento y en una posición de debilidad a partir de octubre, según se desarrolla la dinámica actual. Washington y Pekin, al final, decidirán sobre Venezuela, una vez que Citgo pase a manos de los acreedores. Ese complejo refinador, de todos modos, seguirá operando con el petróleo venezolano, dadas sus características, pero a través de Chevron o más bien la actividad privada.

@alexvallenilla

 

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