Simón García: Novedades, peculiaridades y riesgos

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Nunca antes tuvimos una situación tan favorable a la aspiración de cambio.

La profundidad del deseo de no continuar viviendo mal se expresó el 28 de julio como necesidad de ganar.

Hubo varias novedades con motivo de ese día especial.

La primera novedad es que a contradicción política principal pasó de la pugna entre oposición y gobierno a un diferenciado contraste de intereses entre la sociedad y el gobierno.

Segunda novedad, la aparición de un triunfalismo que no era manifestación subjetiva y exagerada del deseo de ganar.

La tercera consistió en el predominio de un nuevo contexto político emocional El alimento de la exigencia de cambio fue la falta de alimento para vivir. Pero, tras el descontento, la desesperación o la rabia, comenzaron a despuntar la esperanza y la alegría.

La cuarta novedad; polémica, pero indispensable para cobrar y ganar: la conformación de una unión en los sectores populares que la polarización política y emocional bloqueó durante décadas.

En la contundencia de la brecha influyó el voto chavista no madurista e incluso madurista. Este cuarto componente novedoso explica la contundencia de la victoria de Edmundo.

Entre las peculiaridades, alcanzamos a observar tres.

Una que afecta a la gente: nunca se había desatado represión tan intensiva: más de 2000 presos en tres días. Se trató de una operación de ilegales y selectivos secuestros que incluyó a testigos de mesa que ya estaban en sus casas.

Una segunda que afecta el poder: se produjo un quiebre inesperado en el campo dominante, no en su cúpula sino en la niña de los ojos del concepto partido/Estado: en los militantes del PSUV que en estos momentos saben que perdieron y lo aceptan.

Y una tercera peculiaridad que deriva de la segunda, es que estamos en presencia de una victoria compartida porque es del país, según los hechos y la clara actitud posterior al 28 de julio de venezolanos que no apoyaron a Edmundo González, como Márquez y Barreto. ¿Cuesta tanto aceptar esos hechos?

Por razones de pedagogía política no sobra volver a destacar el impecable y admirable papel desempeñado por María Corina Machado: su radicalidad, su persistencia, la labor para brindarle afecto a la gente más que ahogarla en promesas. El liderazgo de Edmundo González jugó otro rol y ojalá que continúe su oferta de diálogo, negociación, pluralidad y solución política del conflicto de poder que genera Maduro, en su aislamiento y desesperación. No son discrepancias entre líderes sino roles complementarios en función del actual gran objetivo de todos.

En relación a los riesgos hay que seguir la máxima: es mejor prepararnos sin que los suframos que sufrirlos sin habernos preparado. No hay que despachar como hecho cumplido el evidente triunfo electoral porque hay que acompañar, hasta el final, a quienes siguen exigiendo que el CNE muestre las actas e incluso recontar las cajas de resguardo papelito por papelito como propone Márquez Nos interesa y conviene esclarecer el resultado y que se encuentre el modo de que sea aceptado por todos.

Conservar la fe en las propias fuerzas es algo más complejo que un acto de fe, es el producto de una acertada política.

La gente está indignada. Está dispuesta a batallar por su derecho a la prosperidad y a la democracia, pero quiere hacerlo bien. Sin prepotencias ni desplantes extremistas.

Junto al cambio político aguarda el civilizatorio y productivo. Un solo dato: el tiempo necesario para duplicar el crecimiento del PIB en los EEUU se acorta; en Venezuela se reduce el tiempo para destruirlo.

Es mirando los retos externos, de la época y del planeta, como debemos encarar desafíos nuestros que son internos, pero no domésticos.

 

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