Agustín Blanco Muñoz: ¿Cuál paz en este ex país en guerra permanente? (*)

Compartir

 

Una lectura obligada para los liceístas de ‘humanidades’ de los 50’ era la novela de León Tolstói: ‘Guerra y Paz’. Esta obra nos acerca a las guerras napoleónicas y su acción invasora a la Rusia del Zar Alejandro a inicios del siglo XIX. Es un trabajo detallado que toca un trágico período (1805-1812) apelando al binomio realidad-ficción, a lo histórico y lo literario.

Y de manera silente, nos preguntábamos por la paz que no veíamos en aquel escenario de la gran mortandad, de la guerra que se presentaba continuada por todos los rincones dispuestos para la confrontación que está planificada con miras a ver surgir una nueva y poderosa fuerza triunfante que asuma todos los poderes, el dominio y control de todos los frentes.

 ¿Se alcanza de este modo la paz?

Y en este punto se inscribe nuestra pregunta: ¿Se alcanza de este modo la paz? ¿Todo aplastamiento a un enemigo, toda masacre y la consecuente ausencia de confrontación armada determina un tiempo de paz? ¿Es cierto entonces aquel decir romano según el cual ‘si quieres la paz, debes prepararte para la guerra’?

Advertimos, en el caso que nos ocupa, que Rusia y sus aliados estaban preparados para enfrentar a su enemigo: el ejército napoleónico. Ahora, ¿con la derrota de Napoleón, que P. I. Tchaikovski celebra en su obertura 1812, queda Rusia y sus aliados en paz? ¿Es que hay paz interna en una sociedad de clases e intereses contrapuestos?

¿Y qué le queda entonces al Bonaparte derrotado, al hombre que se suponía continuador de los lineamientos de la revolución iniciada en 1789 y que ya no cuenta con aquellos auspicios al coronarse emperador en 1804 y recibir la condena de seguidores como Beethoven quien le había dedicado su Sinfonía N°3, ‘Heroica’ al considerarlo ‘un gran hombre’ y gesto que retira al verlo como un coronado más?

¿Bonaparte es una figura más en el registro histórico de la ambición?

Esto quiere decir que el emperador Bonaparte es otra figura más de la larga lista que registra la historia de la ambición que a tantos ha alimentado. Otro caudillo y héroe de la misma historia de la propiedad, el sometimiento y la explotación. ¿Y cómo pensar y admitir que la ‘empresa napoleónica’ pudo estar en algún momento al lado de la causa de las mayorías en términos de la justicia, libertad, igualdad y solidaridad que condujeran en alguna medida a la convivencia y la paz?

¿Pero qué significa el vivir en paz?

¿Pero qué significa la paz, el vivir en paz? Sólo logra la paz quien tiene resuelta sus necesidades materiales encabezadas por la alimentación y el alojamiento, el vestirse, recrearse y tener la posibilidad de cumplir con el acto reproductivo que lleva a la expansión consanguínea y humano-espiritual. Quien está en paz incluso no posee el sentimiento del odio o desprecio hacia ningún semejante. No se plantea el inmiscuirse en la política entendida como una manera de determinar posiciones contrapuestas con capacidad para llegar a diferentes índices de violencia, que adscriba unos determinados intereses contra otros que se consideran perjudiciales, caóticos o inconvenientes.

Quien está en paz no concibe la lucha de uno contra el otro

Quien está en paz, entonces, no concibe la lucha de uno contra el otro a partir del uso de la fuerza para que el de mayor contingente derrote al más débil y lo lleve al plano de sometimiento y la obediencia. Es decir, no conoce ni ha sentido el acto de la guerra que obliga al otro a hacer lo que manda la parte triunfante.

Y esto lo podemos considerar en un período que estuvo lleno de muchas expectativas que pasaron de la alegría a una inmensa y creciente tragedia en nuestra historia actual. Y quede establecido que para los impregnados del festivo ambiente por la derrota de la dictadura de Pérez Jiménez en enero del 58, no era viable pensar en los duros tiempos que nos aguardaban.

 A partir de los años 60 se vive en esta Venezuela un mayor estado de guerra

En efecto, a partir de los años 60’ se vive en esta Venezuela un estado mayor de guerra que deja atrás buena parte del mundo violento que ha caracterizado nuestra historia llamada republicana e independiente, soberana y libre desde 1810-11. Pero a lo largo del camino no se había vivido en un ambiente de tanta hostilidad, odio, confrontación, intolerancia e imposición hasta de un pensamiento único.

Es la imposición de una maquinaria electrónico-computarizada de una represión de muy largo alcance destinada al control y sometimiento de todo aquel que no suscriba el proyecto llamado revolucionario-socialista-comunista-bolivariano.

Y el propósito no se limita a vigilar y controlar los pasos o acción opositora, se trata de activar todas las ‘aplicaciones’, vistas como disparos, que rijan hasta lo humano-espiritual. Por esto las mayorías siente hoy la lejanía de aquellos escenarios portadores de algunos motivos para celebraciones hoy convertidos en un ‘mundillo tun-tun’ que sabe y extiende la práctica del odio, miedo, persecución y terror.

¿Paz en medio de una creciente violencia?

Por esto se impone registrar que el preso, torturado, desaparecido o asesinado se convierte aquí en algo permanente. A partir de 1964, después de muchos muertos, presos y torturados, comienza el PCV y parte del MIR a hablar de una ‘paz democrática’ que el gobierno dice asumir y que le sirve de cobertura para continuar e intensificar su acción criminal. Y de nuevo preguntamos ¿Cuál paz, qué es, dónde está?

En aquella Rusia de Tolstói o la Venezuela de Leoni, Caldera y muchos otros momentos del pasado y el presente siglo, vemos la guerra como acción destinada a aniquilar y someter al enemigo. Progresivamente se intensifica la política de la carga de violencia.

Nada extraño que este ex país permanezca en lo esencial en 1810-11

Es la violencia que se esparce por todos los senderos. Y es lo que hoy tenemos por todos los rincones y que se acelerará en vías a una mayor radicalización que significa la acción de aplastamiento al enemigo, traidor, violento, fascista. Es el espíritu de la guerra a muerte de 1813-14. Nada extraño en este ex país que en lo institucional, lo político, buena parte de lo social y en la producción de ideas, permanezca en lo esencial en 1810-11.

El Estado y sus conductores son esencialmente los mismos desde 1810-11

Venimos de las batallas de patriotas contra realistas que hoy se vuelven de ‘revolucionarios contra fascistas’, ‘valientes contra cobardes’, ‘leales a la patria contra traidores a la misma’, ‘buenos contra malos’, ‘pacifistas contra criminales’, ‘constitucionalistas contra anárquicos’.

Y el Estado y sus conductores son los mismos ególatras, autoritarios, caudillos, tiranos, dictadores, héroes, libertadores o supuestos demócratas. La institución estatal es una especie de gran templo regido por un sumo sacerdote que escoge su forma de mando. El líder, caudillo, Libertador Simón Bolívar llegó a asumir la dictadura y ha tenido elocuentes y firmes seguidores.

¿Y cómo apuntar al qué hacer para alcanzar una historia que tenga como actor al colectivo Social-Pueblo?

¿Y cómo apuntar al qué hacer para alcanzar una historia que tenga como actor al colectivo social-pueblo hoy utilizado como gran fuerza al servició de un jerarca con mafia incorporada que está al frente del mando-poder de los dueños-propietarios y señores?

Hace poco más de 20 años caracterizamos el gobierno que hoy prosigue como un proyecto internacional y militar-policial-narco-delincuencial-corrupto y civil. Hoy Nicolás Maduro admite que para su ‘gobierno militar y policial’ hay una decisión a nivel de ‘ley’ tomada en tiempos de Chávez: Los enemigos traidores y fascistas no volverán por las buenas [vía electoral] ni por las malas [violencia].

Inmensa y dimensional esta tragedia

Y ante esta realidad hay que tener en cuenta las palabras de El Quijote a Sancho: en toda guerra está presente la defensa de ‘lo mío y lo tuyo’, mi propiedad y la tuya. El odio, encono y fanatismo en defensa de mi propiedad y frente a tus ambiciones de poder. Y mientras esta sea la realidad, la guerra seguirá sin ningún asomo de paz, vista como polo opuesto a toda acción destructora.

¡Inmensa y dimensional esta tragedia!

(*) Las ideas centrales contenidas en este material, las venimos trabajando desde: El orden en la historia nacional, 1972. Revolución e investigación social, 1972. Modelos de violencia en Venezuela, 1974. Investigación, alfarería y carpintería, 1988. De Gómez a Lusinchi la misma libertad, 1988. A 200 años de la Revolución Francesa ¿Cuál libertad? ¿Cuál igualdad? ¿Cuál fraternidad? (Coautor) 1990. El libro de los No Descubiertos, (Coautor) 1992.

@ABlancoMunoz

 

Traducción »