Los parques naturales son zonas destinadas para la conservación de diferentes especies de plantas, animales y microorganismos, los cuales pueden ser recorridos y visitados por el público, siempre y cuando no alteren de manera agresiva el lugar. En la ciudad de San Cristóbal existen estos tipos de espacios, no obstante la falta de recursos hace cada vez más difícil el trabajo de mantenerlos.
El parque La Romerita, ubicado en la Avenida Carabobo, se encuentra clausurado desde hace varios años y hasta el momento sus puertas permanecen cerradas a la espera del inicio de los trabajos de recuperación de sus áreas. Sus espacios que alguna vez contaban con largas caminerías para que las personas pasaran un rato agradable alrededor de la naturaleza, hoy en día se encuentran invadidos por la maleza y completamente abandonados. Si bien las autoridades señalaron que el parque será recuperado, aún no han dado una fecha precisa.
Es importante señalar que La Romerita, fundado en 1980, es un parque muy particular, puesto que es un bosque en medio de la ciudad, en el cual habitan plantas, aves y otros animales propios de la región que hoy en día se encuentran olvidados.
Por otra parte el Parque La Parada, si bien ya iniciaron los trabajos de rehabilitación de sus espacios, aún no está completamente terminado, ya que varios sectores aún se encuentran en mal estado. Sus caminerías se encuentran invadidas por la maleza, mientras que las zonas recreativas para los niños están totalmente abandonadas. Además el lugar, a pesar de estar con sus puertas abiertas, son muy pocos quienes se atreven a cruzar sus caminos, debido a la soledad y las condiciones en que se encuentra.
Jardines Botánicos
En tanto el Jardín Botánico de la Universidad de Los Andes Núcleo Táchira (ULA) cumple tres años de estar cerrado y aún no se han podido recuperar sus espacios dedicados a la educación, sobre todo para la concientización del medio ambiente. Sus siete estaciones educativas que existían para crear conciencia ambiental, se encuentran deterioradas y a pesar de que la universidad ha realizado esfuerzos para activar el jardín y sus funciones, no lo ha conseguido por falta de presupuesto y apoyo.
Sin embargo el vicerrector Omar Pérez Díaz indicó que para el próximo encuentro Empresarial en el estado está programada una visita a las instalaciones y se está planificando dar inicio a su recuperación. Se realizará una jornada especial para iniciar el reacondicionamiento del lugar y habilitar sus espacios, no solo para el uso de los estudiantes, sino también para que las comunidades aledañas hagan uso de sus caminerías y espacios. Además indicó que estos espacios son importantes para la investigación científica y la enseñanza.
Ante esto el único que se mantiene operativo es el Jardín Botánico de la Universidad Experimental del Táchira (UNET). El jardín que se encuentra inmediaciones de la casa de estudios en Pueblo Nuevo cuenta con diferentes espacios en donde poseen mariposario, museo de entomología, tienen diferentes especies de animales como tortugas, conejos, conejillos de indias, serpientes como pitones y falsas corales, además cuentan con un orquideario y un lombricultivo, en este lugar no solo se cumplen actividades de investigación por parte de los profesores, sino también ofrecen visitas guiadas, talleres y charlas a diferentes instituciones.
No obstante, la situación en el jardín no es la mejor, ya que no cuentan con suficiente personal, ya que actualmente son ocho profesores que laboran en el lugar y no solo cumplen roles académicos, sino también de limpieza y mantenimiento del espacio. Pasamos de ser 30 personas a ser solo seis y entre todos nos dividimos las diferentes tareas para continuar con el funcionamiento del lugar, explicó el profesor Luis Ruiz.
De igual manera el profesor Andrés Orellana señaló la importancia de estos tipos de espacios, que funcionan como corredor ecológico para un gran número de especies de microorganismos, plantas, aves, insectos y mamíferos. Estos espacios son muy ricos, funcionan como corredores ecológicos para muchas especies de animales, insectos y microorganismos. Estos ecosistemas no solo son muy ricos, sino también son muy frágiles a la vez y su conservación y cuidado son importantes, sobre todo para evitar interrupción de los ciclos de los organismos que los transitan constantemente.
Además el profesor Ruiz indicó que el principal objetivo del lugar es continuar con la preservación de especies naturales. Nuestro objetivo es la conservación de las especies, plantas autóctonas como el Pino Laso, que es el árbol emblemático del Táchira, y otras tropicales que se han adaptado a este espacio.
Sustentable
Una de las características del jardín de la UNET, que ha permitido que este pueda mantenerse en el tiempo, es su manera de ser autosustentables con las charlas y talleres que se imparten en el lugar; se realizan no solo con el objetivo de brindar conocimiento, sino también para generar recursos para mantener el espacio en buenas condiciones. Además el abono generado por la lombricultura es puesto a la venta, de igual manera con el fin de generar una entrada de recursos.
Es una manera de generar ingresos para mantener el espacio en las mejores condiciones, además se aprovecha el material que producen estos organismos en la lombricultura, señaló Ruiz.
Si bien el jardín busca la manera de sostenerse hay otros proyectos que se han perdido, ya que durante muchos años el lugar era un punto de referencia para quienes buscaban adquirir plantas ornamentales para adornar sus casas o negocios; sin embargo debido a la situación económica del país sumando la inseguridad, este proyecto terminó por desaparecer. Por ahora solo queda el orquideario con diferentes ejemplares de particular flor.
Aquí se trabajó durante muchos años con las plantas ornamentales, pero lamentablemente hoy en día es muy difícil mantener ese tipo de proyectos, ya que no hay la seguridad en el área para realizar la actividad. Hoy en día estamos limitados, pero seguimos trabajando para mantener operativo el lugar, explicó.
Asimismo señaló que debido a la falta de personal, el recorrido guiado por los diferentes espacios del lugar se ha visto reducido a unas pocas áreas, ya que no es posible mantenerlo por completo en condiciones aptas para ser transitado. Tenemos 26 hectáreas de espacio por recorrer, sin embargo muchas caminerías se han perdido producto de la invasión de las malezas, y como no tenemos personal suficiente, pues muchos lugares están invadidos por la maleza y ya no se pueden transitar, agregó el profesor.
Aulas naturales
Es importante destacar que estos espacios son idóneos para la enseñanza y la investigación científica. El profesor Omar Pérez Díaz explicó que antes de la pandemia en el jardín botánico de la Universidad de Los Andes se realizaron diferentes trabajos con jóvenes de algunas escuelas, quienes durante varios meses vieron clases en los espacios naturales de la universidad.
Con ese proyecto quedó demostrado que las clases en estos espacios naturales crea una mayor conciencia ecológica en los jóvenes, lastimosamente este proyecto no se pudo continuar, ya que tras la cuarentena las siete estaciones de conocimiento que se encontraban dentro del jardín, se deterioraron significativamente, explicó Pérez Díaz.
En el jardín de la UNET se encuentra el museo entomológico, que cuenta con un gran muestrario de diferentes tipos de insectos, como escarabajos, mariposas, entre otros. De igual manera poseen una biblioteca de plantas en donde se encuentran identificadas un gran número de especies, no solo autóctonas, sino también plantas que se han integrado a la zona. Asimismo las instalaciones poseen diferentes especies de tortugas, tanto terrestres como de origen acuático, además de pequeños proyectos de apicultura con panales de abejas dedicadas a la producción de miel.
Todo esto con el objetivo de fomentar el conocimiento e incentivar la investigación; actualmente el proyecto de mariposario se dedica a la observación e investigación de las diferentes especies que habitan en el estado, dentro de esto se encuentran varios ejemplares de mariposas que son observadas y monitoreadas desde su estado larvario hasta su adultez.
María Cárdenas Camacho – La Prensa del Táchira