Hogan Vega y Dorli Silva: Científico versus investigador

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La historia de la humanidad se ha caracterizado por la existencia de personas con un grado alto de curiosidad acerca de lo nuevo, novedoso, práctico e innovador; todo ello, gracias a la necesidad de conocer, descubrir e interpretar lo desconocido. Asimismo, se verifica por qué se tiene vida y se cubre el cuerpo, para protegerlo de animales, insectos, calor, frío; por qué se tiene sed y se necesitan los alimentos; por cuál razón ocurren el día y la noche; cómo cambia el cielo durante la noche, unas veces con estrellas, en otras ocasiones, no; quién las pone en lo alto, y quién las cambia. Son preguntas que los grandes curiosos, sabios, científicos e investigadores, en cada contexto de la evolución de la Tierra, han logrado responder. Para cubrir las necesidades básicas, en el siglo XXI se cuenta con las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC); ahora se adiciona la Inteligencia Artificial (IA); ocurre por la intervención de personas que impulsaron el desarrollo científico, que cubre las necesidades humanas.

En la actualidad, ser científico o investigador va mucho más allá; se superó el empirismo y el conocimiento ancestral; ahora se requiere de conocimiento, curiosidad, y ganas de trabajar duro con vocación, en la búsqueda de la innovación. En consecuencia, la formación de investigadores requiere de mucho esfuerzo, constancia, perseverancia, dedicación y propósitos claros de vida, con la pasión por la ciencia; con un trabajo riguroso en cada contexto que lo necesite, en la interacción social, en la universidad, en el laboratorio, o detrás de un escritorio entre libros y antecedentes.

Asimismo, los atributos de un buen científico, dentro de la ciencia, consisten en trabajar con objetivos claros; en su defecto, con objetivos comunes al trabajar con otras culturas y contextos, en la búsqueda de la verdad, al formar parte de la comunidad científica, con un sentido alto de seriedad y la disponibilidad al cien por ciento. Es decir, en la búsqueda de sus objetivos, debe estar claro en que la ciencia es cambiante y, por tal motivo, es indispensable la búsqueda de conocimiento nuevo, lectura, estudio y aprendizaje de lo novedoso, para alcanzar resultados con la profundidad de cada tema, dentro de su campo de estudio.

Además, la ciencia enseña a organizarse con lo conocido; por ejemplo, los paradigmas, los métodos, los enfoques, el respeto a la rigurosidad científica sin descuidar la planificación, en la búsqueda de la excelencia y la eficiencia. De ahí que, desarrollar la curiosidad de lo que observa, para contrastarlo contra lo conocido y lo real, es parte de la duda que se debe generar, como principio para ser consciente de lo que investiga, la crítica constante, en señal de tener la mente abierta, despierta y, sobretodo, incrédula ante lo obvio.

Al mismo tiempo, los científicos tienen las competencias para crear paradigmas, métodos, enfoques y campos de estudio, nuevos, cuando asumen riesgos y crean líneas de investigación. Ello conduce a la escritura y presentación de investigaciones y sus resultados; a veces, muchos investigadores lo consideran como una tarea difícil y tediosa, pero necesaria, en el mundo de la investigación. Se ofrece ese conocimiento como antecedente, como apoyo para otras investigaciones; la unión con otros grupos de investigación en esa línea de trabajo, trabajo en equipo y lo más importante, la colaboración con otros colegas, en beneficio de la ciencia, al demostrar integridad como científicos.

Por ello se hace necesario aclarar una duda; se escucha a los científicos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) cuando indican que descubrieron una vacuna contra la malaria; por otro lado, se oye a los investigadores de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) precisar que desarrollaron un prototipo de máquina para las prácticas de la asignatura mecánica de fluidos; ahora bien, se tiene una dualidad entre científicos e investigadores ¿Son profesionales diferentes, o son los mismos? El Diccionario de la Lengua Española (DLE), de la Real Academia Española (RAE), al definir a un científico, en su primera acepción indica: Perteneciente o relativo a la ciencia; sus antónimos son anticientífico y acientífico. La segunda acepción señala: Que se dedica a una o más ciencias; sus sinónimos son eruditoinvestigadorsabiodoctomaestro. La tercera acepción establece: Que tiene que ver con las exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias; sus sinónimos son: experimentalempírico; sus antónimos: anticientíficoacientífico. Por tanto, el científico es un hombre de ciencia que estudia la teoría, el método y las técnicas para ampliar el conocimiento, en un área específica.

En el ya indicado diccionario, la definición de investigador, en su primera acepción, establece: Que investiga; sus sinónimos, indagador, averiguador, inspector, inquisidor, detective, científico, descubridor, experto, sabio, técnico. En todo caso, es una persona que busca conocimiento y esclarece hechos y relaciones, entre las variables que investiga. Por analogía, el mismo diccionario presenta similitud entre las definiciones ya indicadas; un sinónimo de científico es investigador y un sinónimo de investigador es científico. En conclusión, tanto el científico como el investigador son profesionales que se dedican a formular hipótesis, probarlas y llegar a conclusiones basadas en evidencia. Adicionalmente, pueden trabajar en disciplinas diferentes, tales como docencia, medicina, inteligencia artificial, robótica, ingeniería, enfermería, entre otras. Ellos pueden recopilar datos y consultar fuentes, para descubrir relaciones e interacciones entre variables, así como muchas otras actividades científicas.

Ahora bien, ¿dónde se estudia para ser científico o investigador? Esta pregunta no tiene respuesta en las universidades, que son las formadoras de profesionales universitarios, responsables con su titulación universitaria, de darles una formación integral con las competencias en la metodología científica imprescindible, para el avance de una sociedad comprometida con la ciencia y el futuro de un país. Del mismo modo, todo profesional universitario es un investigador potencial; desde los vinculados con la rama sanitaria (medicina, enfermería, farmacia, etc.) hasta las llamadas ciencias naturales, como la biología o la biotecnología, así como carreras más técnicas ya sean ingeniería, física, química o matemáticas, entre otras.

El profesional que trabaja al servicio de las universidades públicas o privadas, de los organismos públicos y de los organismos de investigación de otras instituciones, es una persona con las competencias de un investigador, si su paso por una universidad fue compatible con el valor de su trabajo y la honestidad de su profesión. Por ello se hace necesario que los profesionales universitarios continúen con una formación constante, fundamental en la carrera investigadora; es recomendable que quienes quieran desempeñar su vida profesional como investigadores científicos accedan a postgrados (especialización, maestría, doctorado, postdoctorado o cualquier otro). Con esos estudios tomarán conciencia sobre lo que representa la investigación, pilar fundamental para el progreso de la sociedad. Desde estas evidencias, se puede argumentar que sin ciencia no hay futuro, por lo que favorecer la generación de conocimiento, gracias al fomento de las carreras investigadoras, es fundamental para el avance de la sociedad del siglo XXI, que aspire a consolidar un estado de bienestar para todos sus ciudadanos.

Albert Einstein dijo: Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.

 

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