Enrique González: Las rentas y el costo de oportunidad docial16

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Las rentas definidas como beneficios extra-competitivos o extraordinarios podrían tener distintas fuentes u orígenes.

Por ejemplo, la literatura económica, específicamente la microeconomía reconoce que podrían generarse ganancias superiores a las que se obtendrían en situaciones de competencia perfecta cuando se ostenta y ejerce cierta magnitud de poder de mercado. En el caso extremo de un monopolio, una única empresa actuando en un mercado, su nivel de poder de mercado e incentivos a ejercerlo explicaría la obtención de ganancias extra-competitivas denominadas rentas monopólicas.

Las rentas también podrían provenir de “campos de juego desnivelados”, es decir, condiciones desiguales en los mercados que podrían implicar ventajas para un reducido número de actores o competidores.

En este sentido, existen rentas basadas en mérito -denominadas On-the-merits– y otras que no. Las primeras podrían ser producto de esfuerzos, decisiones estratégicas e inversiones en innovación o diferenciación de los productos y servicios, permitiendo a las empresas: (1) crear nuevos productos, servicios y mercados; (2) posicionarse ventajosamente en el mercado producto de la aceptación por parte de los consumidores; y (3) reducir costos comparativamente con la competencia; permitiéndole gozar de rentas. En términos dinámicos dichas rentas representan los incentivos en favor de la competencia por la innovación, por nuevos mercados y por satisfacer de mejor manera a los consumidores.

Ahora bien, las rentas no basadas en mérito suelen ser aquellas que se desprenden de prebendas públicas -captura del estado/gobierno, por ejemplo, imposición de aranceles en contra de las importaciones, otorgamiento de divisas a precios preferenciales, créditos blandos, comisiones por colocación o venta, creación de barreras legales a la competencia, otorgamiento directo y discrecional de mercados o compras gubernamentales, etc.- o “herencias” de posicionamientos de mercado ventajosas -por ejemplo una empresa pública monopólica recientemente privatizada que ejerce su poder de mercado-. Estos casos siempre comprometen el potencial del Bienestar Social porque constituyen un juego suma cero, es decir no implican mejoras paretianas ni creación de riqueza sino por el contrario comprometen recursos públicos con elevados costos de oportunidad por sus usos alternativos, destruyen riqueza, erigiéndose como meras transferencias de rentas o excedentes.

En un extremo, como lo reconocen Vernon, Harrington Jr, y Viscusi (2018, pag 98), el propio beneficiario de las prebendas, a partir de las cuales se generaría la renta, tendría incentivos a comprometer e incluso despilfarrar recursos para lograr la captura del gobierno hasta en un monto equivalente a la renta potencial.

En una situación de modelos económicos alternativos con distintos potenciales generador de bienestar social y mejoras hicksianas; puede haber ganadores y perdedores por, por ejemplo, pasar de una situación de suma cero a una de mejoras paretianas sujeta a la competencia y al esfuerzo. Estos casos terriblemente negativos no solo implican costo de oportunidad de generación de nueva riqueza sino de destrucción de riqueza existente.

Es de esperar que los perdedores frente a un cambio y a la derogación de un modelo rentista suma cero estén a favor del estatus quo y en contra de un cambio.

En la medida que las mayorías atomizadas sean los principales beneficiarios potenciales de una mejora hicksiana o paretiana con compensación potencial, se requiere un Estado Benevolente que vele por la maximización del Bienestar Social.

Sin embargo, en la medida que el gobierno forme parte de los beneficiarios del estatus quo, obviamente no promoverá, como parte de sus responsabilidades, cambios en el modelo socioeconómico.

Incluso en el caso que dependa de una votación, la sociedad se enfrenta a un problema de Acción Colectiva donde tendría que presentarse una situación de profecía autocumplida y economía del voto que permita arrojar un resultado en favor del cambio.

Algunos académicos como el profesor José Manuel Puente del IESA ha convocado a gremios a debatir sobre modelos y política económica, lo que permitiría discriminar entre intereses y creencias de lo socialmente deseable. Buena iniciativa.

@enriquergp

 

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