¿Estilo Imperecedero de hacer Política?
La política como palabra y acción de los hombres en la tierra, a veces o muchas veces se ejerce como la concibió Nicolás Maquiavelo, en italiano Niccolo Machiavelli. Este personaje nacido en la entonces República de Florencia en 1469, ideó la teoría de que este oficio se ejerce con astucia, doblez, cinismo y deslealtad, por esa razón del vocablo de maquiavelismo, que es una forma de actuar, que al parecer todavía perdura, para atender los asuntos de Gobierno, de los cuales empezó a conocer hacia el año de 1502, cuando conoce a al dictador, César Borgia y ve en él la encarnación de una ética que consideraba al gobernante como un superhombre. Sostenía Machiavelli que, un gobierno era mejor ganarlo por el engaño que por la fuerza, por eso buena parte de su concepción teórica era que, las acciones de los hombres, no respondían necesariamente a la moral, sino a las leyes del poder, que deja plenamente al descubierto una concepción muy práctica de la política, que entre otras cosas, advertía que el príncipe debe tener el ánimo dispuesto a cambiar según convenga a las variaciones de la fortuna, con lo cual le quería señalar que, los cambios en el poder, debían darse por acomodo a las circunstancias, más que por creencia en valores o principios.
Maquiavelo fue un político a tiempo completo, vivió entregado a ella, viajero permanente, trató con personajes de distintas Naciones y creencias, de esas experiencias emergió su documento sobre las relaciones diplomáticas, que constituyó una obra de política viva en la diplomacia. Todas esas experiencias las adquirió como secretario de la cancillería de Florencia, donde estuvo por 14 años, hasta caer en desgracia con la familia de los Médicis, quienes lo torturaron al sospecharse que conspiraba contra ellos, para ese momento gobernantes de esa república. Retirado de la actividad pública escribe el Príncipe. Uno de los méritos reconocidos históricamente a Nicolás Maquiavelo, fue el de interpretar cabalmente la realidad política de la época que le tocó vivir, (Renacimiento), que se caracterizó por retomar los rasgos que caracterizaron a la antigüedad clásica, que buscaba la perfección del hombre a través de la cultura, que comprendía los mundos artísticos, filosófico, arquitectónico y económico que, en su conjunto iban a conformar los fundamentos del Estado moderno, en cuya esencia se encontraban presentes los componentes del Estado liberal, que actuará amparado en instrumentos normativos.
Dentro de este modelo de Estado, señalo, “las fuerzas políticas, encuentran problemas a causa del egoísmo de los hombres, que debe ser contenido a través de un orden estatal, para enderezar sus conductas hacia el bien común”, aunque sea en contra de quienes no obran en esa dirección. Esta posición de Maquiavelo, fue reconocida por el filósofo inglés Francis Bacon, al atreverse a decir abiertamente y sin disimulos, “lo que los hombres acostumbran a hacer y no lo que deben hacer”. Así mismo, advirtió que uno de los rasgos omnipresentes en el Estado, era la violencia. Las buenas armas y las buenas leyes, permitían la articulación social, para vivir en libertad. Enderezar conductas hacia el bien común, era cumplir con las obligaciones que imponía el Estado, que dispondrá además de fuerza, para hacerlas ejecutar, ya que según Maquiavelo las mismas estaban por encima de los intereses particulares, por muy sublimes que se consideraran, incluso esos intereses estatales estaban desligados de los aspectos divinos, aunque reconoce que las polis de los hombres, pueden ser estudiadas o analizadas por la religión, por razones de conocimiento. Pero, en definitiva, era partidario de explicar la política a partir de los hechos, separándola también de la moral.
A Maquiavelo le inquietaba ver como, los ciudadanos de la República de Florencia, le entregaban todo el poder a los Médicis, sin darse cuenta del peligro que corría la libertad al concentrarse los poderes, en uno solo; situación que, con el paso del tiempo, no ha desaparecido, y así vemos como facciones políticas antidemocráticas, se han adueñado totalmente del poder. La anterior inquietud, la transformó en una directriz política, cuando en su obra inmortal “El Príncipe” escribió a los detentadores del poder que, “una vez obtenido el poder, hay que conservarlo y acrecentarlo, sea como sea”, porque se pierde, aunque incluso se haya obtenido por un sistema hereditario. Maquiavelo sobre el ascenso al poder de los Príncipes, describe que, el problema para éstos no surge cuando lo obtienen, de manera hereditaria, sino cuando llegan al mismo, a través de un golpe de estado, pues en esos casos, no se hace querer del pueblo, como si lo logran quienes llegaban al poder por herencia; esta circunstancia lo obliga a que en todo momento esté preparado para atacar a sus contrarios, y sólo tenga como amigos a aquellos que lo han ayudado a dar el zarpazo para dominar, con quienes maquina toda clase de intrigas o engaños, para intentar contener los reclamos de quienes le censuran esa forma de adquirirlo.
Con esta última idea, Maquiavelo quería que se pensara que, era lícito un gobierno regido por un hombre que se impuso a sus súbditos por la fuerza; pues este político florentino, creía que la República al igual que las Monarquías, precisaban de un dictador, un dictador legal, o como se le diría en estos tiempos un dictador constitucional, que será ese superhombre que vio y admiró en César Borgia, cuya autoridad no se podía compartir, para poder cumplir con su sagrada misión, de restablecer la paz, la prosperidad o el bienestar, teniendo el poder inclusive el poder para dictar leyes, y luego de cumplida su tarea, retirarse sin ambiciones.
Partidario del modelo republicano, dirigió sin embargo, su atención a explicar cómo se manejaba y conservaba el poder en los principados, proponiendo como dominarlos con eficacia, bajo la dirección de hombres perversos, egoístas y violentos, lo cual parece ser, se ha observado en el tiempo, con la instalación de autoritarismos que, en buena medida, compraron esa maquiavélica recomendación y la siguieron sin importar elementos de la constitucionalidad reconocidas por el propio Maquiavelo en el caso de las repúblicas. Por eso llegó a decir, que la fuerza sostiene a simples ciudadanos, que han llegado a las alturas del poder. Prescribió Maquiavelo que cuando el Príncipe está con sus ejércitos y tiene que gobernar a multitud de soldados y más si son deliberantes, debe mostrarse cruel, no preocuparse por esa reputación, ni por las consecuencias que ello le acarrearía, porque sin esa reputación, no tendrá un ejército unido, ni dispuesto para ninguna acción. También, el príncipe debe hacerse temer, de tal manera que, si no se gana el afecto de sus partidarios, evite el odio en su contra, lo cual logrará “si se abstiene de robar la hacienda pública de sus ciudadanos y súbditos y no derramar la sangre de ellos, si no por causas justificadas. Para finalizar Maquiavelo, también se refirió al principado civil, que es cuando un ciudadano, no mediante crímenes o la violencia, sino por el favor de los ciudadanos, se convierte en príncipe de la patria civil, posición a la cual se llega mediante una acertada astucia ejerciendo el poder con menos dificultad, que el que lo asume por los grandes (élites), a los cuales les cuesta mandar. Recordó de igual modo que, un Príncipe no puede estar nunca seguro del pueblo, si lo tiene como enemigo, por ser demasiado numéricamente; si el pueblo no ama a su príncipe, seguramente lo abandonará asentó.
X: @hernandez_julio – Instagram: @juliocesarhernandez_oficial – Facebook: juliocesarhernandez – Threads: @juliocesarhernandez_oficial