Arturo Molina: La educación un acertijo

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La educación en Venezuela ha alcanzado un punto crítico durante el año escolar 2023-2024, según lo reflejado por la encuesta nacional de condiciones de vida (ENCOVI), y que fue presentada en el mes de marzo en la sede de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), reflejando una problemática multifacética que afecta tanto a estudiantes, docentes, la infraestructura y los servicios públicos. La falta de personal cualificado es una de las causas más evidentes, con un éxodo masivo de profesionales en busca de mejores condiciones laborales y de vida, dejando un vacío difícil de llenar. Esto ha llevado a una sobrecarga de trabajo para los pocos docentes restantes y a una disminución en la calidad de la educación, y que se puede acrecentar por el bajo presupuesto asignado para el año 2024, del 10,25%, incluyendo allí el 2,6% al sector universitario.

Diversos economistas han hablado de crecimiento económico y deflación, -está ultima para indicar que hay una disminución en los precios de servicios y bienes de forma sostenida-, generando falsas expectativas, porque  no se puede hablar de bienestar o progreso cuando se ignora la realidad que padecen los niños y adolescentes que viven desescolarizados, con repercusiones negativas en el futuro próximo, teniendo como punto de encuentro los que deben abandonar las aulas de clase, incrementando la ya abultada deserción escolar, todos buscando alternativas que le permitan poder generar recursos y contribuir al sustento de la familia. Desatender la inversión para mejorar la educación, tratando de pasar agachados, y no analizar su repercusión e impacto en el espectro social, es pretender tapar la arruga enquistada del atraso, llamándolo progreso, haciendo a esos niños y jóvenes, mucho más vulnerables de lo que ya son. Si la educación no es la prioridad, entonces, ¿cuál es el camino a seguir?

El deterioro de la infraestructura educativa es demoledor a los ojos de los padres y representantes quienes hacen esfuerzos para ayudar a mantenerlas. Las dotaciones de materiales didácticos y tecnológicos adecuados para la formación integral de los estudiantes, se hace de forma intermitente e incompletos, al igual que los servicios básicos son deprimentes. Ambiente que desestimula el acercamiento a la formación académica. Ese cuadro compromete el futuro del país, y da paso a plantearse algunas reflexiones sobre lo que se está pretendiendo construir. Dudas surgen a granel, entendiendo que, si hay voluntad política, las soluciones a los problemas presentes brotan con el concurso de todos.

El desarrollo de una sociedad pasa por fortalecer el tejido social con base al conocimiento, y desde allí el adiestramiento adecuado para el uso de las herramientas que darán sustento a tal propósito.  Habilidades y destrezas que se fortalecen en los procesos enseñanza-aprendizaje. Es una lucha titánica que será posible con la inversión responsable y comprometida. Solo así se podrá ostentar una educación de calidad, y al alcance de todos, y con ello dejar de hacer de la misma un acertijo.

@jarturomolina1 – jarturomolina@gmail.com – www.trincheratachirense.blogspot.com

 

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