Manuel Isidro Molina:  Testimonios de aquellos que creyeron en Chávez y en sus complices

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(Escrito hace 4 años) Duglas Bravo, vivaz, polémico, valioso y con voluntad revolucionaria.

Si alguna contrariedad debió llevarse Duglas a la tumba, es la contradicción evidente entre los postulados revolucionarios que sembró con tanto ahínco y valentía, y las pillerías de varios connotados alumnos políticos suyos y sus descendientes, convertidos bajo la presidencia de Hugo Chávez en verdaderos pudri millonarios, codiciosos e inescrupulosos.

El «viejo Manuel Isidro», mi padre Molina Gavidia, me dijo absorto una vez en su cabaña de Mérida, en el cerro de los Carmelitas Descalzos, que «las generaciones se van por oleadas». Le agrego yo, se van y cierran épocas, simple ley de vida, al menos en nuestro planeta Tierra, ¿único en el universo?

Duglas Bravo no es la excepción, aunque fue un luchador excepcional, con sus virtudes y defectos. Él no aspiraba más, ni menos. De dogmático comunista venezolano, como todos los militantes del Partido Comunista de Venezuela (PCV) durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX; en el fragor de la dura lucha de aquellas épocas, fue perfilando su rebeldía en la lucha antidictatorial contra el régimen dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, y en la lucha guerrillera de los años sesenta y setenta, desde la cual rompió con el PCV, cuyo Comité Central acordó en 1966 la «Política de Paz Democrática» que implicó el abandono de la «lucha armada» contra el gobierno del presidente Raúl Leoni, que fuera iniciada en 1961 contra el gobierno represivo del presidente Rómulo Betancourt, ambos del partido
Acción Democrática.

Duglas -su nombre no es «Douglas» sino Duglas-, junto a otros líderes guerrilleros comunistas se opuso a tal decisión partidista, y se rebeló contra el Comité Central, junto con otros líderes guerrilleros alzados en campos y ciudades. Camaradas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) -las otras organizaciones rebeldes- se unieron a la reacción motivada, entre otros, por Duglas Bravo y su «Frente José Leonardo Chirinos» desde la Sierra de Falcón, en el noroccidente venezolano, muy cerca de las costas del Mar Caribe.

Así nació el «duglismo» al calor de la dura polémica dentro del PCV, durante todo el proceso de ruptura, que finalmente tuvo otras aristas y tendencias: luego de la invasión de Checoslovaquia (1968) por las tropas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS), el PCV fue un hervidero, cuya intensidad motivó la división de diciembre de 1970, que generó el nacimiento del Movimiento al Socialismo (MAS) y La Causa R.

En 1966, Bravo fundó el PRV (Partido de la Revolución Venezolana), cuyos principios basó en el socialismo libertario, el indigenismo y el bolivarianismo antiimperialista, asignando importante valor a la alianza de los sectores populares con elementos de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN).

Duglas Bravo

Contertulio incansable

Hombre culto, Duglas Bravo era un polemista por excelencia. En conferencias, reuniones y entrevistas periodísticas por prensa, radio y televisión, se distinguía por su agudeza, consistencia y perseverancia en sus planteamientos críticos contra lo establecido hasta 1998 y lo ensayado desde 1999. Fue un abstencionista impenitente, y aspiró una revolución social y política «desde Chiapas (México) hasta la Patagonia», como me dijo alguna vez.

Sus afectos con muchos de los dirigentes del PRV que cabalgaron sobre las peripecias del teniente coronel (Ej) Hugo Chávez Frías hacia 1992, con el alzamiento militar del 4 de febrero, y luego lo apoyaron en el proyecto MVR (Movimiento V República), le permitieron nadar en dos aguas, luego de su ruptura con Chávez en 1990-91, antes de la rebelión del 4-F: mantuvo una crítica altisonante contra el presidente Hugo Chávez, y a la vez estrechaba relaciones políticas y de solidaridad con algunos ministros y otros altos funcionarios del Estado, que habían militado en el PRV-RUPTURA, cuya lista ocuparía varios párrafos, que no es el caso escribir hoy, y además exigiría una especie de diagnóstico político-administrativo y moral, que arruinaría la tarde a cualquiera.

La siembra de ideales no pudo contra el dinero fácil

Si alguna contrariedad debió llevarse Duglas a la tumba, es la contradicción evidente entre los postulados revolucionarios que sembró con tanto ahínco y valentía, y las pillerías de varios connotados alumnos políticos suyos y sus descendientes, convertidos bajo la presidencia de Hugo Chávez en verdaderos pudri millonarios, codiciosos e inescrupulosos.

Así degradaron, algunos de sus «amigos» y «camaradas» que decidieron torcer el rumbo de la «revolución» al de las mieles podridas de la «robolución». Cuando escucho la expresión «camarada del PRV», pido registro de manos, bolsillos, cuentas bancarias y estela de testaferros.

Duglas estuvo por encima de esas torceduras, recibió dádivas solidarias pero mantuvo su frente en alto y sus postulados de dignidad y lucha por la felicidad de los pueblos. Así lo recordaré, vivaz y polémico, valioso y con voluntad revolucionaria a toda prueba.

Mi afecto y solidaridad a sus familiares y compañeros honestos de lucha.

 

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