Mientras escribimos estas líneas de nuestro artículo semanal, nos enteramos de la acción acosadora e ilegal de las fuerzas de seguridad del Estado venezolano en la sede de la Embajada de Brasil.
Como se sabe, esta sede diplomática fue la que asumió la protección de los dirigentes políticos del comando de campaña del Diplomático Edmundo González Urrutia, y solicitantes de asilo que antes estuvieron refugiados en la Embajada argentina, con motivo de la ruptura de relaciones diplomáticas promovida por el gobierno venezolano, luego de su derrota electoral del 28J.
Suponemos que esta es la reacción del gobierno venezolano a raíz de las declaraciones del Presidente Lula, que insiste en desconocer la proclamación del ¨triunfo¨ de Maduro, sin que exhiba una sola prueba. Es decir, un Presidente democrático, y su país, aliado de muchos años, ahora es objeto de ataques arteros, y vulgares que violan el derecho internacional mediante acosos graves al territorio que les corresponde como sede diplomática.
Si a esto se le suma la actitud de gobiernos democráticos del mundo; ex presidentes de Iberoamérica; Presidentes en ejercicio; la sociedad democrática internacional en su conjunto, así como toda la dirigencia política de oposición interna en Venezuela, se está conformando un cuadro muy difícil para Maduro y su manera de hacer política.
Ya lo hemos dicho antes. Si ellos desconocen las Actas que exhibe el comando de Edmundo González Urrutia (documentos públicos), y estos a su vez desconocen lo dicho por el gobierno, es muy sencillo; el plan República tiene en su poder por Ley, el sobre No. 1 que contiene toda la verdad de lo ocurrido. Exhiban su contenido y listo. No prolonguen el martirio!
Es cierto que hay posiciones extremas en ambos bandos, pero no se puede cargar la mayor responsabilidad a la oposición. No es justo; es el gobierno el principal responsable, no solo de la destrucción socioeconómica del país a lo largo de estos 25 años, sino que ahora también son culpables del desastre institucional, habida cuenta del fraude electoral producido el 28 de Julio.
El CNE incumplió su obligación legal y adjudicó y proclamó a un ¨ganador¨ sin haber tenido el total de las Actas violando la Ley. Luego el Presidente fue al TSJ en su sala electoral, desconociendo la competencia del organismo electoral, para obtener un dictamen jurídicamente desquiciado, cuya resolución también ha sido violada por el CNE al no publicar el resultado de todo el proceso como manda la Ley.
Estamos frente al más descarado atropello a la legalidad, y a la violación de la soberanía del pueblo venezolano, contenida en el artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Están enloquecidos (aconsejados por no sé quién?), cometiendo todo tipo de desmanes, como el secuestro de menores de edad; el encarcelamiento en abierta violación del debido proceso de un sinfín de ciudadanos; la persecución y acoso de dirigentes políticos, y como si fuera poco, ahora con la incursión policial en sedes diplomáticas extranjeras. Pero por Dios, en qué cabeza cabe tanta torpeza?
Aislarse del contexto internacional no es sano en nuestra opinión, y más temprano que tarde, tendrán que ofrecer explicaciones de todo tipo. Ya no es el mismo escenario de la abstención, con el cual, la oposición se suicidaba antes. Ahora, con su participación masiva, incluso frente al abuso, y ventajismo de la exclusión ilegal de los venezolanos en el exterior, fue posible obtener una victoria irrefutable.
Intentar destruir la realidad con arrebatos ¨institucionales¨ no ayuda, y por el contrario, comporta un ejercicio de estupidez política. Todo el mundo sabe lo que pasó, y ocultarlo refugiándose en la mentira, y la fuerza policial, no lo elimina.
Abrir canales de negociación y acuerdos es lo que se necesita para avanzar. No hace falta seguir profundizando el yerro. Alguien en el oficialismo debe llamar la atención acerca de la importancia de avanzar en alguna forma de destrabar este juego trancado. Siempre es posible negociar acuerdos políticos.
La paz siempre será mejor que el odio, y la guerra.
@romanibarra