Desde siempre, se ha dicho que no somos nada sin las historias. Entonces, los invito a espabilar, a direccionar la mirada hacia la luz, ver, oír, creer, que hay algo raro en las alturas del poder, que no calza con el normal raciocinio, y que da cabida, a cualquier cantidad de especulaciones. Se habla incluso, de una peligrosa espiral paranoide, que explicaría, la desproporción de la fuerza bruta, contra pacíficos luchadores y dirigentes sociales opositores.
Todos, absolutamente todos, estamos convencidos de que Aquí, en Venezuela, va a pasar “algo”, tras el ponzoñoso fraude electoral, que se pretende institucionalizar. Aunque no se atine saber, o a dilucidar, con certeza, lo que ocurrirá. Pero, sin embargo, hay que estar muy alertas.
Por lo pronto, debemos estar contestes, de que somos un país de tempestades, que pasan, arremeten, y se esfuman.
Pasó con El Caracazo y su amarga secuela. Ocurrió igualmente, aunque en un contexto revestido de “heroísmo cívico militar”, con el 4 de febrero, que dejó una gran enseñanza, no aprendida de creatividad y reflexión política.
No está demás observar, que han multiplicado por 1000, o tal vez más, las tétricas razones de abandono y calamidad nacional, que esgrimieron los ilusos revoltosos del 4F, para deshonrar su sagrado juramento, y arremeter contra la Constitución y el Orden Establecido, de entonces.
Ocurre que ahora, el peso de 25 años del “vil despotismo”, privaciones, persecuciones, burlas, infames chantajes, torturas, abusos de poder, y asesinatos, pesa demasiado sobre el cuerpo desgarrado del venezolano. Y se están juntando fuerzas, para impulsar las razones del cambio.
En medio de la marcada desmejora de las clases populares, ha ido creciendo, un gritado rechazo contra los eternos verdugos, expresado, en todas las protestas callejeras.
El 28 de julio 2024 no solo evidenció, una clara ausencia de apoyo popular, a pesar del ostentoso y desesperado ventajismo, y abuso de poder realizado, sino que los expuso, al infeliz escarnio público, al querer revertir la abismal diferencia de votos con las burdas artimañas de inflar las cifras s favor de su candidato, sin mostrar al país, y la comunidad internacional, el respaldo correspondientes de las actas y escrutinios comiciales legales.
No han podido, como era la intención, hacer desaparecer, el inmenso caudal popular, nacido al calor de la esperanza de cabio, que primó a partir de la primaria del 22-Oct, y se vino extendiendo, hasta pasadas las controversiales elecciones del 28 de julio, que dieron el triunfo a Edmundo González y nominaron a María Corina Machado, como líder indiscutible de la oposición venezolana.
Al parecer, la sola presencia de la heroína del momento MCM, en las calles de Venezuela, aterra y mantiene en total desazón, al otrora “invencible” poder opresor, que no escatima en hacer desaparecer del mapa nacional, todo vestigio que evidencie del rotundo triunfo opositor, y de paso, en arremeter contra todos los factores políticos opositores que insistan en desconocer la victoria del candidato oficialista.
Hasta el presente, los verdugos judiciales no han encontrado argumentos jurídicos válidos como lo determinan las leyes venezolanas, para justificar su celebrado triunfo. Y no han tenido otra manera de justificarlo, que apelar a argumentos baladíes, y a la conveniente complicidad de todos los poderes del Estado.
Sigue siendo inocultable, que el hastío contra el clan gobernante, es tal, que cunde por doquier, incluido, el propio chavismo, la criminalizada fuerza armada, a los empleados públicos, y los cuerpos de seguridad del Estado.
Eso explicaría, la paranoia del régimen, de estar viendo conspiraciones y magnicidios, “hasta en la sopa”, un justificado motivo, para las feroces arremetidas, contra los defensores de Derechos Humanos que aún se mantienen de pie de lucha, en Venezuela.
Aunque perdimos toda capacidad de asombro, ya no es de extrañar, todo el desenfreno y hostilidades transcurridas en la campaña electoral 2024, incluyendo la falsa parodia jurídico electoral, del Tribunal Supremos de Justicia, (TSJ), para burlar olímpicamente, la soberanía popular, expresada gallardamente, el pasado 28 de julio.
Sombrío panorama, que seguramente, alimentará las razones, para especular, de que Aquí Va Pasar Algo.
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