Un llamado a la inteligencia política
Cuando escuché a Jaime Bayly, hace un par de semanas, proponer la contratación de un ejército de mercenarios para resolver el conflicto en Venezuela, me pareció tan descabellada la idea que ni siquiera terminé de escucharlo. La sorpresa es que la idea le parece genial a venezolanos como Norbey Marin quien en su podcast replicó la argumentación del escritor peruano y también a Iván Simonovis, asumió el liderazgo de la propuesta e imagino que hay otros.
Al parecer, no se percatan quienes plantean esa idea que están haciendo, exactamente, lo que requiere el régimen militar que encabeza Maduro para consolidarse. Después de una derrota contundente en el campo de la política, utilizando el voto como forma de lucha, donde el régimen perdió toda la legitimidad, se colocó al margen de la ley, al irrespetar la soberanía popular y tomó la decisión de reprimir de forma brutal con prácticas de terrorismo de estado como antaño lo hicieron los militares en los países sureños, lo mejor, como un maná caído del cielo, que le podría suceder a Maduro, sería una invasión, en especial antes del 10 de enero de 2025.
Tan solo la idea y mucho más la ejecución de tal acción, no solo amalgamaría al madurismo fracturado, sino que se transforma en una condición de posibilidad para reagrupar al pueblo que siguió a Chávez, en función de la defensa de la soberanía nacional y, por supuesto, tal difusión de ideas, las de mercenarios, contribuye a fortalecer la narrativa de la izquierda contra la derecha del régimen militar. Aun cuando, quien este mínimamente informado de la economía política implementada por el régimen, podrá concluir que su práctica ha sido un neoliberalismo salvaje en grados superlativos; Bolsonaro, en materia económica, es un bebé de pecho frente a Maduro.
Régimen, como ningún otro en el continente, que entregó el territorio, la Amazonía, más de 111. 000 kilómetros cuadrados (un país más grande que Austria, Portugal, Cuba…) a cuatro empresas extranjeras de los siguientes países: Canadá, Estados Unidos, Rusia y China para la explotación de oro, diamantes, coltan, entre otros. En colusión con la gran empresa minera del estado dirigida por los militares. Práctica que se replica en el sector agroalimentario. Régimen que expolió a la industria petrolera, miles de millones de dólares, aún con todas las sanciones. Y, simultáneamente, para decirlo en lenguaje clásico del marxismo, transformó a la mayoría del pueblo venezolano en lumpen, al transformar el salario en una acumulación de bonos, entre otros factores. Para expresarlo con contundencia, transformó a la mayoría de los pobres en comunidades esclavas, incapaz de tener conciencia de sí y, por lo tanto, imposibilitados para generar una transformación social. Justamente, en la actualidad, se aprovecha de ellos, para transformarlos ahora, en los “sapos”, delatores de su propia comunidad o familia.
A Maduro le urge una invasión similar a la de Bahía de Cochinos en Cuba. Porque es la excusa perfecta para que México, Brasil y Colombia, puedan apoyarlo sin restricción y obligaría a Chile a solidarizarse de forma casi automática. Sería la mejor campaña internacional, de allí en adelante, no solo para mantenerse sino para acrecentar su poder.
Es vital que una dirigente como María Corina Machado quien ha desarrollado, hasta el momento, una acertada política dirigiendo un movimiento poli-clasista y pluri-ideológico electoral, vuelva al debate de las ideas, a las iniciativas pacíficas, dentro de la constitución y rechace de forma contundente, esa idea, la de mercenarios, para que no desparezca del escenario político la posibilidad de una transición.
Me aventuro a suponer lo siguiente: aun desconociendo lo que acontece en la plataforma de la Unidad, infiero que le han ido trancando el juego a MCM, con el argumento que su táctica no dio resultado; una idiotez más, de políticos recoge bates, que carecen de aquello decía Nietzsche, Voluntad de Poder; de sentido de trascendencia histórica; esclavos, porque no tienen conciencia de sí, carentes de autonomía, incapaces de encarnar valores trascendentes, como la libertad, la igualdad, la fraternidad, la honestidad y la justica.
Es el momento de ver más allá del micro espacio de los partidos políticos de la unidad y de Vente Venezuela. Se necesita mirada de estadista, para levantarse por encima de la mediocridad, porque si bien es cierto hay que tener coraje para enfrentar las balas y los arrestos; más coraje hay que tener para decir la verdad. Deslindarse de unos, alinearse con otros, mostrar una vez más, que la mosca era Águila y no sigue siendo mosca, es vital en función del interés superior, la República. Mi opinión no es porque sea fanático de María Corina, para nada, es por un sentido práctico, mientras más destrocemos a quienes tienen liderazgos en Venezuela, más lejos está la libertad. Pero a su vez, quien lidera debe demostrarlo una y otra vez, porque este es el momento más difícil; porque el hacer un mal cálculo, puede consolidar por muchos años al régimen, pero ahora con prácticas más totalitaria que antes.
Coloco un ejemplo. Leocenis García, dirigente político encarcelado el 13 de septiembre, por el discurso viralizado en las redes social en defensa de la constitución; es un jugador que cualquier venezolano de oposición que siga la política, hubiese desconfiado, con buenas razones, de su posición. Su práctica en el pasado fue muy similar a los denominados alacranes. Sin embargo, en este momento crucial de la vida política democrática, tomó postura. Se debe tener la valentía y el coraje para reconocer que ese mismo discurso, el de Leocenis García, en boca de María Corina Machado, hubiese sido explosivo.
Enrique Márquez, un político experimentado, como lo viene demostrando, está realizando un trabajo importante y está convocando a una marcha con un objetivo preciso, que el TSJ, en su Sala Constitucional, revise y revoque la sentencia de la Sala Electoral, por inconstitucional. Esa marcha tiene un sentido político fundamental, porque es seguir acorralando al régimen en la esquina que él desea salir. Una presión de masa allí sería fundamental. ¡Qué importa que dirigentes de otros partidos de la Unidad no acompañen esa estrategia!
Seguramente al Partido Comunista quien apoya a Enrique Márquez, no le agradaría que MCM encabece junto al prudente político Márquez, esa marcha. Pero es que los camaradas, para hablarles en su mismo lenguaje, se han quedados en el discurso preelectoral. Desde el 28 de julio la única polarización posible es entre el régimen y el pueblo. Para marcar las diferencias tácticas e incluso con respecto a la interpretación sociopolítica de Venezuela, en este momento, no se requiere ni es prudente, atacar a quien es tu aliado táctico en función de una estrategia común, la transición a una Venezuela distinta. Sería bastante recomendable que el Partido Comunista, relea el “¿Qué hacer?” de Lenin.
Es el momento de miradas políticas constructoras de horizontes y no de aventuras mediocres que nos hacen indignos como pueblo, como la de contratar mercenarios que se venden al mejor postor.